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martes, 3 diciembre, 2024

Perfil | Juan Requesens: el preso político que enfrentó una odisea judicial

El diputado y exdirigente estudiantil pasó 2 años y 21 días detenido en el Helicoide, donde, según sus familiares y abogados, fue sometido a torturas y aislamiento. Por otra parte, soportó un largo juicio que fue dilatado y suspendido arbitrariamente en varias ocasiones. No obstante, al igual que el Ulises de la epopeya griega, por fin regresó a su hogar este 28 de agosto con una medida de casa por cárcel

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Luego de 2 años y 21 días detenido en los calabozos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), en El Helicoide, el diputado Juan Carlos Requesens Martínez volvió a su hogar el 28 de agosto. Aunque se trata de una medida de casa por cárcel, el parlamentario salió sonriente y acompañado por su padre, esposa y familiares, luego de una larga travesía judicial en la que, según sus abogados, fue torturado, aislado y acusado de haber conspirado para asesinar a Nicolás Maduro.

«¿Estamos contentos? Sí. Ustedes también lo estarían. Pero tenemos muy claro que Juan no es libre aún y no vamos a dejar de luchar hasta que él y toda Venezuela lo sean», escribió al respecto la exdirigente estudiantil y hermana del parlamentario, Rafaela Requesens, sobre quien en los últimos dos años fue uno de los presos políticos más emblemáticos de Venezuela.

La carrera política de Requesens arrancó como la de muchos dirigentes de su generación, en los pasillos de la Universidad Central de Venezuela, donde en diciembre de 2011 fue elegido como presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU-UCV) mediante la plancha estudiantil Viva la U. Desde allí encabezó diferentes acciones de protesta contra el gobierno del entonces presidente Hugo Chávez, principalmente por la defensa de la autonomía universitaria y un presupuesto justo, así como por la situación del país.

Fue en 2014, cuando estallaron las protestas estudiantiles y ciudadanas luego de los hechos violentos del 12 de febrero, cuando Requesens obtuvo protagonismo como parte del Movimiento Estudiantil que permaneció en las calles, a pesar de la represión de los cuerpos de seguridad del Estado, que ese año dejaron un saldo de 43 muertos, 486 heridos y 1.854 detenidos, según la Fiscalía General. De ese movimiento que participó en las protestas emergieron otros líderes, como Gaby Arellano, Lorent Saleh, Lawrence Castro o Ana Karina García.

Un año después, en 2015, se celebraron en el país las elecciones parlamentarias en las cuales la oposición decidió participar aliada bajo la coalición de la Mesa de la Unidad Democrática. Allí, los liderazgos jóvenes del 2014 tuvieron la oportunidad de postularse junto a la generación del movimiento estudiantil de 2007, encabezada por Freddy Guevara, José Manuel Olivares, Miguel Pizarro y Juan Guaidó, entre otros. Como militante del partido Primero Justicia, Requesens resultó electo a los 26 años como diputado por el circuito 4 del estado Táchira.

Como parlamentario, Requesens integró la Comisión Permanente de Desarrollo Social Integral, así como la Subcomisión de Educación, Juventud y Deporte. No obstante, su trabajo en el hemiciclo no lo apartó de la calle, y durante la jornada de protestas antigubernamentales de 2017 siguió al frente de las marchas. En una de estas resultó herido durante una manifestación frente a la sede de la Defensoría del Pueblo el 3 de abril, donde el grupo de parlamentarios que integraba fue atacado por colectivos afectos al oficialismo. Requesens recibió un botellazo en la frente, lo cual requirió varios puntos de sutura.

En 2017, Requesens resultó herido durante una manifestación frente a la Defensoría del Pueblo en rechazo a la usurpación de funciones de la AN ejecutada por el TSJ. Foto: Cortesía Federico Parra/AFP

El 4 de agosto de 2018, Nicolás Maduro sufrió un ataque con drones explosivos durante un acto conmemorativo del aniversario de la Guardia Nacional en la avenida Bolívar de Caracas. El gobernante resultó ileso y denunció que se había tratado de un plan para asesinarlo orquestado por los gobiernos de EE. UU. y Colombia, en conjunto con lo que llamó «la derecha terrorista venezolana».

Tres días después del atentado, el 7 de agosto, Maduro denunció públicamente en cadena de radio y televisión a los diputados Julio Borges y Juan Requesens de ser partícipes del plan denominado Operación Fénix, luego de ser presuntamente delatados por uno de los autores materiales detenidos en el sitio. Esa misma noche, comisiones del Sebin irrumpieron en el apartamento de Requesens, ubicado en la urbanización Terrazas del Club Hípico, y se lo llevaron detenido a pesar de tener inmunidad parlamentaria. Las horas pasaron y sus familiares lo declararon como desaparecido al no tener noticias de su paradero.

Luego del arresto irregular, el Tribunal Supremo de Justicia declaró el 8 de agosto la procedencia de enjuiciamiento contra Requesens y ordenó su custodia, mientras que casi en paralelo, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) aprobaba por unanimidad el allanamiento de su inmunidad parlamentaria.

Ante las denuncias de desaparición de sus familiares y colegas, el Sebin filtró tres días después de su arresto un video en el que mostraron al parlamentario en ropa interior y manchado aparentemente de heces, en un intento de presentar una fe de vida, aunque también se consideró como una humillación pública y prueba de los maltratos físicos y psicológicos a los que estaba siendo sometido.

Ese mismo día del video filtrado por el Sebin, el ministro de Comunicación de Maduro, Jorge Rodríguez, mostró también un video en el que Requesens confesaba haber facilitado la entrada al país de los organizadores del ataque, aunque de acuerdo con su abogado defensor, Joel García, el comportamiento confuso y el lenguaje corporal del detenido indicaban que pudo haber sido drogado por los funcionarios de inteligencia al momento de interrogarlo.

Los videos de Juan Requesens filtrados por el Sebin días después de su detención evidenciaron los maltratos físicos y psicológicos a los que fue sometido, según sus abogados. Foto: Cortesía Infobae

Desde entonces, el Helicoide se convirtió en el lugar de confinamiento del parlamantario, quien el 17 de marzo de este año pasó su cumpleaños número 31 en una celda. También fue una odisea para su equipo de abogados, debido a que a lo largo de dos años sus audiencias fueron diferidas en decenas de oportunidades, a veces porque los funcionarios del Sebin se negaban a trasladarlo a tribunales, y en otras, por decisión de la propia jueza Carol Padilla, quien se encargó de dilatar su juicio por más de 15 sesiones.

A Requesens se le imputaron siete cargos por los delitos de instigación pública continuada, homicidio calificado en grado de frustración contra Maduro, homicidio calificado en grado de frustración contra los militares de la Guardia Nacional, uso de artefactos explosivos, asociación para delinquir, financiamiento al terrorismo y traición a la patria. No obstante, el diputado ha sostenido siempre su inocencia. “Yo me declaro inocente. Dos cosas sostienen a este régimen. Primero: los organismos de seguridad, dominio de la fuerza, y segundo: el brazo judicial que son ustedes”, declaró en una oportunidad.

Durante su tiempo de reclusión, diferentes organizaciones por los derechos de los presos políticos, así como la Asamblea Nacional y el gobierno interino de Juan Guaidó lucharon por la libertad del parlamentario. El 11 de octubre de 2018, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) emitió una medida cautelar de protección e instó a que se garantizara la salud del diputado, mientras que en noviembre de 2019, el grupo de trabajo de la Oficina del Alto Comisionado por los Derechos Humanos de las Naciones Unidas exigió la liberación inmediata de Requesens, al considerar que su arresto fue arbitrario.

Este trabajo fue publicado originalmente el 29 de agosto de 2020.

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