Miranda.- Maribel prendió un fósforo y lo acercó a la mecha de la vela. El fuego se fue avivando y para ella significó una señal que mantiene inquebrantable su fe: su hijo saldrá en libertad.
Otras mujeres hicieron lo mismo y se encendieron 15 velas. Así comenzó una de las tantas vigilias que han realizado las madres, esposas y hermanas de los detenidos durante las protestas poselectorales.
Estos ciudadanos están presos en la cárcel Yare III, ubicada en los Valles del Tuy, estado Miranda. Todos tienen cosas en común: los acusan de terroristas; están más delgados, y presentan cuadros de ansiedad y depresión.
Otra similitud es que la mayoría fueron detenidos en estados alejados del penal de Yare, por ello, sus familiares se ponen de acuerdo para organizar los viajes, los días de visitas; las pernoctas y la alimentación.
La oración también los ha unido. Nos ahoga un mismo dolor, coinciden madres, esposas, tías y hermanas, quienes todas las semanas se congregan en la entrada de San Francisco de Yare, en la noche, o en los espacios donde se alojan en los Valles del Tuy, con velas y globos. En cada palabra decretan la libertad de los arrestados.
“Nuestros familiares no merecen estar tras las rejas, porque son inocentes. Es una maldad lo que les hace este Gobierno. ¿Cómo pueden llamarlos fascistas y terroristas, cuando muchos de ellos ni siquiera saben lo que significan esas palabras?”, cuestionó la madre de un joven de 22 años.
La mujer señaló que su hijo, así como la mayoría de los presos, fue pasado a juicio, luego de que los jueces que llevan los casos ratificaron la medida privativa de libertad, al aceptar los cargos imputados por el Ministerio Público (MP).
¿Dónde está la justicia?, se preguntó, mientras destaca que para los detenidos ha sido muy duro estar tras las rejas, a propósito de las condiciones de reclusión y porque no son mala conducta.
“Hay que imaginarse lo que significa llevar 95 días encerrados, sin saber qué pasará con sus vidas y, lo más triste, sin haber cometido ningún delito. La vida les cambió en segundos, sin imaginárselo”, acotó la declarante, mientras sostenía un globo blanco con el nombre del hijo y pedía a Dios por su libertad.