Leida Arocena es una de cientos de madres a quienes les cambió la vida, tras la detención de su hijo por las protestas postelectorales. Actualmente, viaja semanalmente desde La Guaira hasta la cárcel de Tocuyito, en el estado Carabobo, para que le den razón del joven de 20 años, acusado por terrorismo e incitación al odio.
La mujer es empleada pública y recuerda que, hasta antes de las elecciones, su mayor preocupación era rendir el bono de Guerra Económica que percibe. Su hijo, Miguel Navarro, trabajaba de ayudante del entrenador en un equipo de baloncesto de La Guaira.
El 29 de julio, Miguel y tres de sus amigos grabaron un video en el que llamaban a la ciudadanía a salir a defender los votos de María Corina Machado y Edmundo González. Según detalló su madre, lo hicieron para bromear con otros amigos, pero el video se hizo viral.
La policía los identificó y detuvo a sus amigos, faltaba él por capturar. Arocena precisó que decidió entregarse porque pensó que al explicarles a los funcionarios lo sucedido, los dejarían libres. Ninguno imaginó el difícil camino que les esperaba.
Dos meses de detención
A Miguel le permiten bañarse cada 10 días, cuando aprovecha para lavar el único uniforme que tiene. La cantidad de agua que les dan a tomar a él y a sus compañeros es reducida.
Cuando se enfrentó a los interrogatorios de la policía, los funcionarios quisieron obligarlo a declarar que dirigentes opositores le pagaron para grabar el vídeo. Él no aceptó porque era falso. En su audiencia preliminar expuso que nadie lo mandó, sino que fue algo espontáneo y no buscaban generar el caos en las calles.
En el primer encuentro que sostuvieron madre e hijo en Tocuyito, Leida pudo verlo, mucho más flaco y demacrado, a través de un vidrio durante 10 minutos. En la segunda visita, le permitieron abrazarlo y conversar con él por 20 minutos.
Al ver a sus compañeros y a los otros jóvenes presos, la madre detalló que han perdido entre 10 y 15 kilos. «Los están matando de hambre porque no permiten ni siquiera que les llevemos la comida. Para mí, un terrorista es el que tiene bombas y armas, ellos no tenían nada de eso», opinó.
Leida participó el viernes 18 de octubre en una concentración que familiares realizaron frente a la sede del Ministerio del Servicio Penitenciario en El Rosal, en la que entregaron una carta al ministro Julio García para solicitar que se les permita el ingreso de alimentos y artículos de aseo personal, mayor exposición al sol y visitas en las que haya contacto directo con sus seres queridos.