San Felipe.- Vestida con un traje de color amarillo, que identifica al partido al cual pertenece su único hijo, Iamar Domínguez exigió el cese a la persecución de la que acusa al gobernador Julio León y cuerpos de seguridad del estado Yaracuy contra Miguel Ugas, quien es señalado de financiar al terrorismo durante las manifestaciones de calle ocurridas el pasado 23 de enero en los municipios San Felipe e Independencia.
Con el rostro lleno de esperanza y con una firmeza al hablar, Iamar contó a El Pitazo los momentos de angustia que ha vivido desde el 23-E, fecha en que vio por última vez a su hijo.
«Miguel (Ugas) tuvo que irse de la casa, porque el gobernador Julio León anunció en una de sus tantas ruedas de prensa que se había dictado privativa de libertad al dirigente de Primero Justicia por pagar a supuestos grupos vandálicos para que alteraran el orden público y causaran destrozos en San Felipe», dijo la angustiada madre.
Domínguez comentó que el 23 de enero -día de la protesta-, salió con su hijo a apoyar la convocatoria a marchar anunciada por los partidos de la oposición.
«Recuerdo que mi hijo portaba un rosario en su mano derecha y antes de salir se encomendó a las imágenes de la Divina Pastora y de San Felipe Apóstol que tenemos en la casa; él rezó no sólo para su protección y la mía, sino por todos los venezolanos que iban a salir a protestar por una mejor Venezuela», agregó Domínguez.
LEE TAMBIÉN:
HÉCTOR RODRÍGUEZ ASEGURA QUE NO HAY POLÍTICOS NI MILITARES PRESOS POR SU OPINIÓN
Pero la vida le cambió a la familia Ugas Domínguez en un abrir y cerrar de ojos, al ver el ensañamiento con el que actuaban los cuerpos de seguridad para dar con el paradero del dirigente político Miguel.
«Recuerdo -acotó Iamar Domínguez- que un grupo de funcionarios de la Policía del estado Yaracuy llegó a la casa del padre de Miguel Ugas, ubicada en el sector Cantarrana del municipio San Felipe, buscando precisamente a mi hijo para aplicar la detención».
Dijo que durante la estadía de los efectivos de seguridad ciudadana en la casa de su exesposo, éstos destrozaron la vivienda y, presuntamente, maltrataron verbalmente a las personas que se encontraban allí presentes para el momento del allanamiento.
Con la voz entrecortada, Iamar Domínguez afirmaba: «Mi hijo no es un delincuente; él es un muchacho de bien que lo que busca es una mejor Venezuela para todos». Explicó que lleva 22 días que no ve a su hijo en persona. «Sé que está bien, porque terceras personas me lo han informado, pero como madre siento el deseo de verlo y abrazarlo».
Miguel Eduardo Ugas Domínguez, de 22 años de edad, inició su carrera política desde los 14 años al militar dentro de las filas del partido Acción Democrática (AD). Las ansias de este joven yaracuyano de vivir en un país donde se respete la libertad de expresión, lo impulsa a emprender luchas sociales en las barriadas sanfelipeñas, zonas desposeídas por los entes gubernamentales.
A los 17 años de edad, Miguel Ugas decidió unirse a las filas de la tolda política Primero Justicia; partido donde milita en la actualidad. A su corta edad, Miguel Ugas cursa el tercer año en Derecho en la Universidad Fermín Toro en el estado Lara. Familiares y allegados al joven dirigente político lo catalogan como una persona pacífica y religiosa.