La Guaira.- El 29 de junio es una fecha especial para los guaireños. La capital del estado Vargas, la parroquia La Guaira, fundada en 1589 bajo la advocación de San Pedro Apóstol, celebra su aniversario.
En una fecha llena de rituales de fe y manifestaciones de religiosidad popular, que reúne a los varguenses y creyentes. Como buen guaireño, el presidente de la Asamblea Nacional y Presidente encargado de la República de Venezuela, Juan Guaidó, lo sabe. Fue por ello que anunció su presencia en la celebración solemne, encabezada por el Obispo de La Guaira, Monseñor Raúl Biord Castillo, que se llevó a cabo en la Catedral guaireña.
Pero la visita de Guaidó generó sentimientos encontrados. Por una parte seguidores y simpatizantes lo esperaron a las afueras de la Catedral. Pero en la calle contraria, militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en el estado Vargas también lo aguardaba, pero con una ira inusual.
Cuando el presidente inició su ingreso a la Catedral de La Guaira hubo aplausos, pero también gritos que le llamaban “asesino” y “lacayo del imperio”. Mujeres ataviadas de rojo quisieron golpearlo, pero solo llegaron a atestar la fuerza de sus manos a las espaldas del personal de seguridad. Por otro lado, hombres querían estrechar su mano y mujeres saludarlo y bendecirlo. Guaidó nunca perdió la serenidad. A quienes estaban molestos y le impedían el paso, les hacía señas de calma y silencio. “Que San Pedro me los bendiga”, le dijo Guaidó al grupo de voceras de las Unidades de Batalla Bolívar – Chávez (UBCh), instancias de base del partido de Nicolás Maduro, que no querían dejar que Guaidó y Fabiana Rosales, quien le acompañaba, entrase junto a los diputados de Vargas, César Alonso y Milagros Eulate, quienes le esperaban en el pasillo central.
A pesar de la escaramuza, Guaidó entró y participó de la homilía. Los funcionarios policiales ubicados en las afueras de la iglesia no se inmiscuyeron, sino que voltearon la cara hacia otro lado. “Mi presidente es Maduro”, gritaba una mujer vestida de rojo. “Dile que venga pues, si es tu presidente que venga como este a una misa en La Guaira, sin tanto escolta. No lo hace porque sabe que vamos a reclamarle. Por lo menos este da la cara. El otro no se atreve”, le contestó otra desde el atrio de la iglesia.
La discusión proseguía. “Estos si son arrechos, Guaidó es guaireño y le quieren prohibir que celebre a San Pedro, el santo patrono de La Guaira”, comentaba tras de las asistentes, ataviada de verde, el color de San Pedro.
Los gritos en las afueras de la Catedral de La Guaira eran tales, que interrumpía la celebración eucarística que se daba adentro.
Un diácono salió a poner orden. Y dentro, desde el pulpito, Biord Castillo fue claro y enérgico: “En la casa de Dios cabemos todos. Esta es una celebración en honor a San Pedro y a los guaireños. La política no tiene cabida, así que les debo exigir respeto”.
Las palabras del Obispo calmaron las aguas y la homilía fue una tregua. En la nave derecha estaban Guaidó, Rosales, los diputados y sus simpatizantes. En la nave izquierda el alcalde de Vargas, José Alejandro Terán, los concejales del Psuv en Vargas y dirigencia del chavismo. Ambos escucharon la misa, como si el otro no existiera.
Pero afuera de la Catedral de La Guaira, la realidad era otra. El Procurador del estado, Pedro Rodríguez, trasladó a la llamada “fuerza de choque” del Psuv, encabezada por la jefa civil de Catia La Mar Náyades Pérez. Algunos daban vueltas buscando el vehículo en el cual partirían Guaidó y Rosales, para atacarlo. Los creyentes y simpatizantes que tocarían los tambores de San Pedro les pedían que esperaran fuera del atrio y los dejasen cumplir con la tradición.
Monseñor Biord Castillo dio la última bendición y el “pueden ir en paz”. Los tambores iniciaron su repique y la imagen comenzó a ser bailada por las mujeres de la Cofradía de San Pedro de La Guaira. Los seguidores de Maduro estaban frente al atrio de la Catedral expectantes: Dentro de la iglesia, muchos se acercaron a Guaidó y a Rosales, quienes se dirigieron a las oficinas de la sede parroquial a declarar a los medios.
“Este domingo 30 de junio informaré al país sobre los mecanismos de mediación y nuevas estrategias de lucha. Esta etapa viene dada por la solicitud y planteamientos de la comunidad internacional. Esto no quiere decir que abandonamos la calle. Tenemos que estar organizados”, dijo Guaidó, quien no quiso referirse a la movilización que se concentraba frente a la iglesia.
Un integrante del equipo presidencial comentó que “este es el día a día frente a la Asamblea Nacional. Son poquitos, pero hay que evitar la confrontación”.
Y mientras unos salían por la puerta que da a San Juan de Dios, Guaidó como guaireño que conoce la zona, lo hizo por la puerta que da a la esquina Las Trincheras y La Culebra. Allí igual saludó a los feligreses que supieron donde aguardar, mientras los tambores tocaban y las mujeres con licra y franela roja se preguntaban: ¿para dónde habría agarrado Guaidó?, quien no pudo disfrutar de los tambores de San Pedro, aunque sí pudo cumplir con la tradición de rezar al patrono de La Guaira.