La definición de la fecha de la elección presidencial, prevista el 28 de julio, marcó el punto de partida para una inminente nueva situación política que signará el destino de Venezuela. Con un oficialismo debilitado en el respaldo popular, pero con la ventaja de tener el control institucional, la candidata presidencial unitaria, María Corina Machado, y la oposición en torno a la Plataforma Unitaria Democrática no tienen margen de error.
El liderazgo de Machado, como ganadora de la elección Primaria del 22 de octubre, y la unidad de la oposición tradicional vinculada con la Plataforma Unitaria Democrática son cruciales en la definición de una estrategia que les permita superar, ahora contrarreloj, los obstáculos gubernamentales en unas elecciones que no serán libres ni justas, según opinan tres analistas políticos consultados por El Pitazo.
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“Las elecciones no van a ser libres ni justas. Lo ideal es que no sean tan desequilibradas, que esa cancha que hoy está inclinada no se convierta en una pared. Todavía hay juego en los restos de la democracia venezolana”, comenta vía telefónica la consultora política Carmen Beatriz Fernández.
Pero, el juego en un contexto autoritario como el venezolano demanda no solo firmeza y serenidad, como sostiene la propia Machado, sino también inteligencia y creatividad para derrotar al oficialismo en el campo electoral.
“Algo que es esencial para que haya éxito es la unidad. Si la unidad no se mantiene, la posibilidad de salir adelante en una coyuntura como esta es muy difícil. La unidad sigue siendo central, en la narrativa y la acción”, resaltó el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (Cepyg-UCAB), Benigno Alarcón.
En medio de una precampaña electoral atípica, marcada por las acciones gubernamentales y la inhabilitación que impuso la Contraloría, sin sustento legal -ratificada por el Tribunal Supremo de Justicia no sin irregularidades-, Machado, cuyo activo más importante es su liderazgo, recorre el país con una amplia ventaja en encuestas y reafirma que su lucha es hasta el final.
“El liderazgo de María Corina Machado es indiscutible. Por ella pasa la definición o la no definición del proceso electoral, bien sea que ella tome una decisión favorable a una candidatura alternativa o no; en ambos casos influye”, agrega el politólogo Luis Salamanca.
Presiones interna y externa
El gobierno de Nicolás Maduro ajustó a su conveniencia el resultado del proceso de negociación con la oposición en torno a la Plataforma Unitaria Democrática, para definir así las condiciones electorales en las que permitiría unos comicios presidenciales a su manera.
A lo suscrito en Barbados, el oficialismo contrapuso el llamado acuerdo amplio de Caracas, que al final, promovido por Jorge Rodríguez como un complemento de lo acordado en la isla caribeña, les sirvió para decidir la fecha de la elección presidencial que el directorio del CNE escogió, según su presidente Elvis Amoroso, de manera unánime.
Alarcón resalta que, frente a una situación desventajosa, toda visibilización de las demandas de la sociedad ante una circunstancia injusta -como la que caracteriza el contexto electoral venezolano-, genera presión interna.
Sin embargo, el politólogo advierte sobre cómo se debe interpretar esa visibilización de condiciones que, mecanismo de presión interna, también puede tener incidencia en factores vinculados con el poder y aumentar de esa manera el cuestionamiento al rumbo de los acontecimientos políticos y de las acciones gubernamentales.
“Es un tema que hay que manejar con cuidado porque lo que no debe pasar es que, en la medida en que demuestras desacuerdo con las condiciones que te ponen, eso se convierta en un llamado a no votar porque no te dan mejores condiciones, sino que debe significar que la gente va a votar aunque no esté de acuerdo con las condiciones, que la gente hace evidente que no es tonta, que sabe que participa en condiciones injustas y desventajosas”, añadió Alarcón.
Machado y la Plataforma Unitaria Democrática exigieron y llamaron a que la administración de Maduro cumpliera con los acuerdos de Barbados y no simulara algo distinto a lo que consideran viola los compromisos firmados para eludir garantizar unas elecciones competitivas, libres, justas y transparentes.
“La presión interna es muy importante y la externa también lo es. La llave de la presión interna la tiene María Corina Machado y la comunidad internacional tiene la llave de la presión externa, fundamentalmente la administración Biden. De la presión interna y de la externa vamos a tener unas elecciones más o menos competitivas. Aquí nadie se chupa el dedo”, destacó Fernández.
Más allá de las exigencias y llamados dirigidos al oficialismo, dentro y fuera de Venezuela, para que respetara el acuerdo de Barbados y, de manera central, la candidatura de Machado, el gobierno de Maduro avanzó y ha podido absorber, hasta ahora, cualquier tipo de presión, según Salamanca.
“No veo presión interna importante para que mejoren las condiciones electorales y sobre todo para que se consiga el objetivo fundamental: que se respete la candidatura de María Corina Machado. El régimen ha absorbido las presiones internas. Quizá la única que le puede preocupar es la que pueda provenir de su propio entorno, una que pueda romper o hacer peligrar la cohesión que ha mostrado”, precisó Salamanca.
Negociación y límites
Con el acuerdo de Barbados ya en un segundo plano, sin el protagonismo que -hasta antes de la convocatoria de elecciones- buscaba establecer sobre ese compromiso la delegación negociadora de la Plataforma Unitaria, así como la comunidad internacional, Alarcón cree que la decisión del Gobierno demuestra cúal es el límite de lo que en realidad es negociable.
“El Gobierno no está dispuesto a llegar a nada que ponga en riesgo su control sobre el poder. Esa es la realidad que tenemos y parados ahí es difícil, casi imposible, pensar que pudiera avanzarse más de lo que se avanzó o lograr más cosas de las que se lograron. Al final del día, lo que se puede lograr a través de la negociación es completamente cuesta arriba”, acotó Alarcón.
Salamanca es categórico al referirse al acuerdo de Barbados. “Está agotado. La negociación marginal no interesa. Lo fundamental, y eso es lo que estaba planteado, es que se iba a respetar la candidatura de cualquier sector que proponga candidato y eso no se cumplió”.
Fernández, por su parte, sostiene que el oficialismo demuestra, con su manejo de lo suscrito en Barbados, su habilidad para moverse en la ambigüedad y en los espacios grises -buscando siempre su conveniencia- en los procesos de negociación.
“Permanentemente, se mueve en la ambigüedad para hacer parecer que sí está cumpliendo. Es muy hábil el chavismo, siempre lo ha sido, para moverse dentro de la ambigüedad y en esos espacios grises para tener argumentos en una negociación diciendo que cumplió”, señaló Fernández.
Hasta el final
Machado y la oposición tienen menos de dos semanas para mostrar en el tablero político y electoral la primera jugada de respuesta al movimiento del Gobierno tras la definición de la fecha electoral. El cronograma divulgado por el CNE detalla que el lapso para la presentación de postulaciones, el primer filtro para la oposición, será del 21 al 25 de marzo.
Fernández resalta que hay dos certezas en el actual contexto electoral. Una vinculada con la inhabilitación de Machado y otra con su liderazgo.
“Hay dos certezas cuando uno analiza este proceso: una es que María Corina Machado no va a poder participar porque la diferencia entre ella y Maduro, u otro candidato parecido, es abismal como lo dicen las encuestas. Al oficialismo se le va la vida en tratar de reducir esa distancia y hacer eso es impedir que María Corina Machado corra. La segunda certeza está vinculada con el lema hasta el final. María Corina será la candidata hasta que ella misma deje de serlo, es ella quien detenta el liderazgo”, detalló Fernández.
Si bien la discusión sobre la posibilidad real de que Machado pudiera participar en la elección presidencial nunca desapareció de la opinión pública como tema de debate, definida la fecha de los comicios presidenciales, el asunto acerca del futuro de su candidatura se convirtió en un hecho preponderante, mientras el Gobierno avanza en sus objetivos.
¿Qué deberían hacer Machado y la oposición que la respalda? ¿Debería Machado, en su posición de líder opositora, designar una persona que la represente y respaldar ella una candidatura alternativa?
De acuerdo con Alarcón, frente al escenario muy probable de que Machado no pueda competir, no debe confundirse sustituir con representar.
“¿Cómo se arma la narrativa y cómo se toma la decisión? Hay una gran diferencia entre sustituir y representar. Cuando sustituyo, quito un líder por otro. Cuando nombro a alguien para que me represente, yo sigo liderando: hay alguien que ocupa el puesto en la tarjeta, por ejemplo, para representar a esa persona que lidera. Eso te da dos perfiles distintos. Sustituir es cambiar por algo distinto, que puede tener otra tesis u otra manera de actuar. Cuando nombras un representante, tiene que estar alineado con tu posición”, apuntó Alarcón.
El politólogo resalta que la oposición no es monolítica, por lo que hay grupos en los que se habla de la necesidad de presionar para que Machado pueda participar, mientras otros piensan que eso no será posible y, por lo tanto, hay que nombrar otro candidato.
No se descarta, agrega Alarcón, que otro sector opositor podría plantear reservar un puesto en el tarjetón ante el período de sustituciones, mientras continúa la presión por la habilitación de Machado.
“Hay que agotar todos los recursos para que la persona que la gente eligió en una Primaria sea la candidata. Si no se llegara hasta allí, yo iría por la representación, porque la gente la escogió a ella. Sería absurdo decir que se pasará de María Corina a Prosperi, por ejemplo, porque fue el segundo; las diferencias son abismales. O pasar de María Corina a alguien que ni siquiera participó en la Primaria y que posiblemente no tiene ningún nivel de apoyo. Lo que tiene sentido es que ella lidere y que alguien ponga el nombre en la tarjeta”, destacó Alarcón.
Salamanca considera que el margen de maniobra de Machado es estrecho ante las posibles fechas que pueden ser estratégicas para ella y las fuerzas democráticas.
“Pareciera estar en la onda de no tener un candidato alternativo o en todo caso no quemar etapas por adelantado. Pensará que todo tiene su momento y que el tiempo de una candidatura alternativa no ha llegado y quiere probar su propia suerte. Tiene un margen de maniobra no muy amplio”, añadió Salamanca.
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La situación actual obliga a Machado y a la oposición vinculada con la Plataforma Unitaria a mantenerse en un timing (momento) político que no los apresure, pero que tampoco los retrase en acciones y decisiones importantes.
“María Corina Machado tiene la potestad de decidir en qué momento y cuándo ceder con un enroque o levantándole la mano a alguien y trasvasar esos votos. Hoy la capacidad de trasvase de votos de María Corina es inmensa. Mientras más tiempo tarde eso, puede ser mejor, pero es un equilibrio bien delicado”, acotó Fernández.
De acuerdo con Salamanca, todo parece indicar que los acontecimientos por venir pondrán en práctica el bagaje político y el liderazgo de Machado, así como el propio análisis de escenario que se plantee la líder opositora en el momento definitorio.
“Deberá tomar una decisión como mucha gente espera: no jugar de forma individualista, sino en equipo. Si no puede meter el gol, pasar el balón para que otro lo meta. Eso es lo que está por verse, porque algo tiene que hacer y debe responder en función de las circunstancias que se le van presentando para no perder la oportunidad política que son estas elecciones”, añadió Salamanca.
Si de Machado y los partidos vinculados con la Plataforma Unitaria se espera un juego en equipo, como hasta ahora lo refleja el trabajo conjunto en la precampaña, fue llamativa -pero previsible- la postura de ciertos factores políticos de la propia Plataforma que aprovecharon el anuncio del CNE para retomar la tesis de la sustitución.
Por una parte, el mismo día del anuncio del CNE, el vicepresidente de Un Nuevo Tiempo (UNT), Luis Emilio Rondón, reafirmó que en las filas de UNT estaba Manuel Rosales, “uno de los mejores venezolanos para ser presidente”, según dijo en un acto partidista en el Consejo Legislativo del estado Zulia.
No es un secreto que la candidatura de Machado, su victoría en la Primaria, no es un hecho o una bandera que impulsen determinadas figuras políticas opositoras, como el propio Rosales o Henrique Capriles.
En ese contexto, Alarcón considera que “hay personas que nunca han renunciado a no ser ellas”. “Y el tema es que, si no son ellas, entonces no apoyan a nadie. Cuando se trata de ellas, esperan que todos las apoyen, pero cuando no lo son entonces no pueden apoyar”.
Alineación estratégica
Con la certeza de que Machado es quien marcará la pauta de la estrategia opositora, Salamanca destaca que la oportunidad electoral, incluso en un escenario autoritario y desafiante como el de 2024, es ideal para generar una nueva situación política que pasa por la derrota del candidato oficialista.
La estrategia gubernamental, el juego del oficialismo, desde un principio incluyó, de acuerdo con Salamanca, sacar del juego a los peces gordos en el ámbito electoral y dejar a los más débiles para que se produzca otro escenario sin la presencia de figuras como Machado o el propio Capriles.
“Creo que Maduro está tan debilitado electoralmente y la gente quiere tanto un cambio de gobierno, que puede pasar cualquier cosa. Por supuesto, conspira contra un resultado favorable el que haya tantos candidatos, pero ahí también se podría aplicar un reacomodo de las candidaturas en función de concentrar el voto en uno solo. Ese es un escenario que se abre cuando se defina lo de María Corina”, añadió Salamanca.
Pero si hay ciertas certezas estratégicas del lado de la oposición y Machado, también las hay en la estrategia del oficialismo. De acuerdo con Fernández, la desesperanza del electorado y la fragmentación del voto opositor son dos de los principales objetivos del gobierno de Maduro.
“Si la estrategia de Maduro es la desesperanza y desmovilización del elector para que no participe y la hiperfragmentación del voto opositor, la estrategia de las fuerzas democráticas debe ser lo contrario: mantener en alto la esperanza que fue el fenómeno político, sociológico, que logró la Primaria en 2023 y que llevó esperanza a un país que estaba alicaído; ese fue el cambio cualitativo en 2023”, precisó Fernández.
Machado y los partidos opositores vinculados con la Plataforma Unitaria Democrática se movilizan por el país e impulsan la conformación de los llamados comanditos, así como la red para la defensa electoral 600K y la llamada Gran Alianza Nacional.
“De cara al 28 de julio hay que mantener el ánimo en alto y la unidad del voto opositor. Hoy ambas cosas se están dando en el electorado venezolano: la conciencia del voto como necesidad imperiosa y la importancia del voto alineado. En ambas, la figura de María Corina es fundamental”, agregó Fernández.
La consultora resalta la importancia de que la oposición “haga la tarea en la creación de organicidad, de redes, de sistemas de vigilancia (electoral)” que devienen en “estructura política”, tal y como lo anunció Machado al hablar de conformar la mayor red ciudadana, de carácter electoral, como nunca se ha visto en la región.
“La tarea no termina el día 21, según el cronograma de inscripción, ni cuando el CNE rechace a María Corina; sino que es esa presión permanente que va a estar impulsándose hasta la propia elección y la poselección. Ese es el reto y una oportunidad enorme como no la ha habido en los últimos años”, apuntó Fernández.
La elección presidencial de 2024, sea con Machado como candidata opositora u otra persona que represente eventualmente la aspiración y el deseo de cambio político y de transición, marcará una definición en el rumbo político de Venezuela y así lo perciben todos, incluidos quienes controlan el poder político desde hace más de dos décadas.
“Las elecciones son fenómenos que les ponen enorme presión a los regímenes autoritarios porque hay muchos cabos sueltos. Aunque el vulgo te diga que es fácil robarse las elecciones, en realidad no lo es, sobre todo cuando tienes un clima como el que se está viviendo en la sociedad venezolana”, concluyó Fernández.
Fotos de EFE