La presencia de mujeres en la política venezolana ha sido un camino largo, pues el liderazgo y la toma de decisiones históricamente han sido asignados a los hombres. No fue sino hasta 1946 cuando las mujeres tuvieron el mismo derecho al voto y podían aspirar a cargos públicos, como ciudadanas plenas.
Uno de los primeros hitos marcados fue la elección de la Asamblea Constituyente de ese año, que, de acuerdo con la Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, de 160 diputados, 21 fueron mujeres (13 principales y 8 suplentes), reseña Efecto Cocuyo.
En esa época destaca el nombre de la escritora Mercedes Carvajal de Arocha, más conocida como Lucila Palacios, quien fue una de las primeras legisladoras venezolanas. También el de Aura Celina Casanova, primera mujer en la historia del país en formar parte del Gabinete Ejecutivo, nombrada por el gobierno de Raúl Leoni.
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Efecto Cocuyo relata que a principios de los años 90, la Gran Caracas contaba con una imagen predominantemente femenina: Gloria Lizarraga de Capriles se había convertido en la primera alcaldesa de Baruta, siguiendo sus pasos Irene Sáez, en Chacao, y Mercedes Hernández de Silva, en El Hatillo, en 1993.
Actualmente, en Venezuela las iniciativas de promulgación de normativas para incluir a las mujeres en los procesos electorales y en los espacios públicos y políticos terminan siendo simbólicas, pues desde el Estado se muestra una intención de paridad que no se refleja en la realidad.
La lucha de las mujeres en la política venezolana ha sido marcada por reveses institucionales, tal es el caso de María Corina Machado, quien ha sufrido una persecución política desde 2014 y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) le ratificó la inhabilitación para ejercer cargos públicos, pese a que fue la ganadora de la Primaria de la opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD).
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