El alzamiento militar fallido del 30 de abril ha marcado un antes y un después en el liderazgo del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó. Aunque la asistencia a sus convocatorias de calle ha disminuido, el también presidente de la Asamblea Nacional apela a continuar con la hoja de ruta trazada y reconoce que el quiebre en el gobierno de Nicolás Maduro todavía no es suficiente.
Este 23 de mayo Guaidó cumple cuatro meses de haberse juramentado ante centenares de marchistas que lo acompañaron en una movilización que terminó en la avenida Francisco de Miranda, a la altura de Centro Comercial Lido, en Caracas. Expertos señalan que luego de la rebelión militar reducida, al diputado le corresponde “romper el estancamiento” para evitar una desmotivación profunda.
El politólogo Fernando Spiritto indica que hay dos vías: forzar una negociación para que el gobierno acepte la convocatoria a elecciones en términos igualitarios o insistir en romper el brazo militar que sostiene a Maduro. Al tiempo que deja en claro que el gobernante no negociará su salida y lo máximo que podría ceder es compartir el poder en una fase de transición.
“Guaidó no puede esperar más, porque puede aumentar la desmovilización y la frustración por las expectativas. El tiempo en política es azar, no se tiene dominio de él”, aseveró el académico.
Tanto el gobierno de Maduro como las fuerzas de oposición están obligados a sentarse de forma urgente, en opinión del analista político Jesús Seguías. “Las fortalezas que existen en la oposición han sido parcialmente diluidas por la represión gubernamental, por el control ejercido y errores estratégicos de la misma dirigencia opositora”, explicó.
Una muestra de esa represión es el allanamiento de la inmunidad parlamentaria de 14 diputados, que afectó su círculo más cercano: Sergio Vergara, Freddy Superlano, Juan Andrés Mejía, Luis Florido y la detención de Edgar Zambrano, primervicepresidente de la AN.

No obstante, sostiene Seguías que Guaidó mantiene el apoyo de la comunidad internacional, que ha apostado a una salida pacífica a la crisis en Venezuela. Junto al acompañamiento ciudadano, el reconocimiento de los países es una de sus fortalezas.
De acuerdo con la última encuesta de Hercon Consultores, al dirigente de Voluntad Popular lo apoya 70% de los venezolanos, mientras que Maduro baja su capital político a 12 puntos.
El camino en Noruega
La decisión de viajar a Oslo, Noruega, para lograr algunos acercamientos no fue un error, opina Spiritto. La interrogante sería si Maduro y sus representantes están dispuestos a avanzar en una negociación, lo cual parece imposible.
Ante su debilitamiento, poco control en la economía y con fracturas en las Fuerzas Armadas, a los ciudadanos les toca presionar en las calles junto al liderazgo opositor. Esa no es la única jugada en una mesa donde todas las opciones son posibles, según el discurso de Guaidó.
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Spiritto destaca que la personalidad reposada de Guaidó no le impide trabajar una línea política dura. Desde el 23 de febrero, cuando no ingresó la ayuda humanitaria por las fronteras «porque si» no ha dejado de repetir en su discurso que todos los mecanismos son válidos, desde el uso de la fuerza hasta una negociación. Y así lo ratificó en una entrevista reciente concedida al canal VPI.
En ese contacto aseguró que no se prestarán “para falsos diálogos” y que en Noruega solo se dio una mediación.
“De fracasar las estrategias y las acciones opositoras en los próximos días, podría darse una brutal desesperanza y un éxodo de proporciones gigantescas que impactará negativamente en toda la región”, advierte Seguías.
Para los expertos, el jefe del Poder Legislativo debe medir bien sus pasos y las próximas estrategias. “Dependerá de su habilidad como político mantener vivas las calles, mientras que los llamados de Maduro se vacían progresivamente”, puntualizó Spiritto.