Este Día del Estudiante Universitario tiene una característica especial: los jóvenes pidieron salir de las inmediaciones de la Universidad Central de Venezuela (UCV) después de seis años sin poder hacerlo pues los cuerpos de seguridad se los impedían.
Aunque estaban rodeados por efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y Guardia Nacional (GN) y aunque no llegaron hasta Fuerte Tiuna como era la intención, la dirigencia estudiantil se mostró satisfecha con el paso dado hoy.
“Le entregamos el mensaje a quien tenía que recibirlo: a los miembros de la Fuerza Armada que también están descontentos y que, en su momento, se pondrán del lado de la Constitución”, aseguró David Sosa, presidente de la a Federación de Centros Universitarios (FCU) de la UCV.
En un principio, los estudiantes planeaban entregar un documento al Alto Mando militar. Sin embargo, un grupo de cadetes, casi tan jóvenes como quienes les entregaron el documento, fueron los que lo recibieron y hasta intercambiaron impresiones de cómo ven el país.
Los estudiantes les hablaron de cuántos jóvenes han muerto, de los problemas para adquirir medicinas y la cadete habló de las bondades de la “unión cívico militar”.
Aunque la marcha transcurrió sin que se registraran hechos violentos e incluso los propios estudiantes emplazaron a varios jóvenes encapuchados a descubrirse el rostro, fue palpable en algunos casos y otros no, la presencia policial y militar.
El encargado de negociar de la PNB los esperó un poco antes de la entrada del paseo de Los Próceres para advertirles que solo permitirían el paso a una comisión de estudiantes quienes serían escoltados por él hasta el punto, detrás de los camiones-rejas conocidos como “murciélagos” de la GN, donde serían recibidos.
Cinco estudiantes, uno por cada una de las principales Universidades conformó la comisión.
No todo fue “color de rosa”. Muchos estudiantes quedaron inconformes con la actividad pues “esperaban más”.
Casi todos también esperaban “más” acompañamiento de la sociedad civil, la dirigencia política y de los propios estudiantes.
La dirigencia estudiantil manifestó su intención de seguir en la calles, “seamos pocos o muchos”, como dijo David Sosa.
Destacaron además que pudieron “reconocerse” con los militares y demostrar que están dispuestos a luchar.
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Por su parte, Rafael Punceles, consejero de la Ucab, aseguró que “la única manera de lograr las reinvindicaciones sociales es que haya un cambio político y ese cambio político pasa porque el control militar entienda que es el momento de la democracia”.
-La Universidad puertas adentro-
La mayoría de las Universidades, públicas y privadas, viven un panorama desalentador aunque tratan de sobrevivir.
El presupuesto asignado a las casas de estudio es poco más del 1 % y se calcula que hasta hace unos meses, la deserción se ubicaba en 60 % en la UCV aunque no manejan datos oficiales.
En el caso de las privadas como la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab). Isabel Rondón es estudiante en la Ucab. Tomó la decisión de irse del estado Zulia hace dos años y llegó con doscientos bolívares en aquel momento.
Tiene una beca parcial y trabaja medio tiempo. Aunque se siente con “suerte” no escapa a lo que viven miles de venezolanos al usar el transporte público.
Sin embargo, destaca que en la Ucab han ideado un plan que se llama “pide cola” donde se organizan y acercan a quienes no tienen carro hasta un punto más cercano.
La comunidad universitaria de esa Casa de Estudios también se apoya para conseguir dónde vivir a aquellos estudiantes que vienen del interior.
Isabela logró conseguir una habitación “barata” a través de la “red de solidaridad” que se ha creado y a la que se suma “beca a un pana” para que los jóvenes puedan culminar sus estudios. Pero reconoce que para muchos sea muy difícil.
Del lado público, Laura Márquez estudia en la UCV. Aunque es una universidad pública, Laura hace un recuento de las calamidades por las que atraviesa “La Casa que vence las sombras”.
La que genera más consenso en cuanto a la preocupación es la inseguridad. Muchas carreras han tenido que eliminar los turnos nocturnos.
Laura confiesa que siempre quiso estudiar en la UCV y aunque no se arrepiente, sí lamenta las condiciones en las que se encuentra su universidad.
Muchos compañeros no pueden llegar por no tener efectivo para pasajes e incluso, relata cómo ha visto profesores cada vez más flacos.
Isabel y Laura manifestaron querer seguir en Venezuela pese a que “quienes están en el poder parecieran quererte expulsar”, dijo Laura.