Caracas.- La agenda de negociación congelada en México por el gobierno de Nicolás Maduro vuelve a estar sobre la palestra pública. Tanto la delegación de la oposición liderada por Juan Guaidó como su contraparte oficialista, encabezada por Jorge Rodríguez, confirmaron el inicio de conversaciones formales para retomar el proceso en suelo azteca.
En ese contexto, se conoció que el gobierno estadounidense prevé flexibilizar algunas de las sanciones económicas en un intento por incentivar la reanudación de la negociación entre el oficialismo y la oposición en México. Se trata de un proceso respaldado por la Casa Blanca y por el propio Maduro, paralizado tras la extradición del empresario colombiano Alex Saab, quien fue designado como miembro de la delegación gubernamental.
Asimismo, el asesor de la Casa Blanca para América Latina, Juan González, señaló que el gobierno de Estados Unidos espera conocer cuál será el próximo paso que darán tanto la oposición como el gobierno de Nicolás Maduro. Esto luego de que se concretara la evaluación de algunas medidas de flexibilización que, según González, fueron parte de una solicitud de la Plataforma Unitaria y el interinato de Guaidó. La situación pone de nuevo sobre la mesa diversos retos para los dos factores políticos en conflicto, de acuerdo con dos analistas políticos consultados por El Pitazo.
Gobierno de Maduro mantiene la posición de poder
«La pelota está del lado del Gobierno y ahora tienen que demostrar una mejor actuación de lo que hicieron en el pasado en otros procesos. Por parte de EE. UU. hubo un gesto de buena fe, pueden considerarse medidas tímidas, pero resulta algo significativo», destacó vía telefónica Giulio Cellini Ramos, abogado, profesor universitario y director de LOG Consultancy.
En un hipotético retorno a la mesa de negociación en México, el gobierno de Nicolás Maduro mantiene su posición de poder, de acuerdo con el politólogo Pablo Quintero. Destaca que la administración de Maduro supo sortear las diferentes crisis de los últimos dos años, para intentar quedar bien parado con respecto a temas como el diálogo y la negociación.
«Ahora el Gobierno busca consolidarse ante la opinión pública como un actor político democrático, inclusivo, que apuesta por la paz y la reinserción de Venezuela en mercados internacionales, por ejemplo, y que está dispuesto a someterse a una negociación. El uso de la narrativa oficial va en sintonía con esa proyección internacional que están vendiendo», resaltó Quintero vía telefónica.
El sector opositor liderado por Guaidó recalcó que las conversaciones con su contraparte oficialista incluirán encuentros y discusiones para precisar los elementos necesarios, para el pronto reinicio de la negociación. Además, negó acuerdos para suprimir sanciones personales contra diversas personalidades del entorno oficialista.
En ese sentido, Quintero destaca que la oposición, tras anunciar recientemente una nueva estructura de la Plataforma Unitaria encabezada por el exparlamentario Omar Barboza, entendió que era necesario salir de la inercia política. «La única carta que tienen para poder ofrecer un cambio a la población es el diálogo, la negociación y reincorporarse a la política nuevamente a través del activismo, de las elecciones, del movimiento político y de la reorganización estratégica».
Nueva ruta
Ambos analistas políticos coinciden en que la ruta planteada por la oposición a partir de los recientes hechos está bien encaminada. Sin embargo, la delegación opositora, de retomarse la negociación en México, no puede eludir los retos que en materia electoral y comunicacional debe afrontar.
«Todavía hay más de 70% del país que no cree en ninguno de los políticos. Para la oposición hay muchos temas por resolver en la negociación, el tema comunicacional es fundamental, así como por ejemplo la habilitación de diversos líderes políticos, condiciones electorales, situación de partidos cuyas directivas legítimas no tienen el control. Hay una ruta establecida, pero el Gobierno tiene que destrabar el proceso», añadió Cellini.
Quintero, por su parte, considera que la necesidad de un activismo político opositor en sincronía con todos los sectores de la sociedad civil, con una estrategia que considere escenarios pre y poselectorales, plantea acciones con respecto al propio interinato de Guaidó.
«Al final el llamado gobierno interno genera muchas incomodidades dentro de la oposición, creo que es una puerta que hay que cerrar y comenzar algo nuevo», sostuvo.