Caracas.- Hace 30 años, un Hugo Rafael Chávez Frías, entonces teniente coronel, joven y luciendo su uniforme militar a juego con una boina roja, anunció en televisión nacional que «por ahora» los objetivos no habían sido cumplidos, una frase que vivirá para siempre en el recuerdo de los venezolanos.
El 4 de febrero de 1992, ese mismo joven militar lideró un golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Hoy se cumplen 30 años de ese suceso que marcó la historia política de Venezuela. Aunque Chávez fracasó en su intento por derrocar a CAP, como era conocido el mandatario, eso lo impulsó hacia la presidencia siete años más tarde, prometiendo liberar a Venezuela del puntofijismo (acuerdo de gobernabilidad entre partidos Copei, Acción Democrática y Unión Republicana Democrática).
La acción fallida fue denominada “Operación Zamora” y los responsables eran miembros de una agrupación informal dentro de las Fuerzas Armadas, conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200. Participaron 2.362 hombres en armas desglosados de la siguiente manera: 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados.
En Caracas recuerdan el 4F como el inicio del quiebre de la democracia
La arremetida contra el gobierno de Pérez comenzó cuando este regresaba al país tras haber estado en el Foro Económico Mundial de Davos, en el que había expuesto su programa de reformas económicas.
Entre el 3 y 4 de febrero fueron tomados fuertes militares en varios estados del país, como en Zulia, Aragua, Miranda y Carabobo. Aproximadamente a la medianoche del 4 comenzaron los ataques en el Palacio de Miraflores, con tanques y una unidad de paracaidistas. En paralelo se generaron enfrentamientos tanto en la residencia presidencial, La Casona, como en la Base Aérea La Carlota.
A la una de la madrugada, el presidente Pérez logró llegar a las instalaciones de canal Venevisión para dirigirse al país e informar sobre lo que estaba ocurriendo.
El gobierno de CAP logró sortear la situación y aproximadamente al mediodía el presidente retornó al Palacio de Miraflores luego de la rendición. A la una de la tarde, Chávez asumió la responsabilidad de la intentona de golpe, en declaraciones en televisión nacional, y pidió a sus compañeros evitar más derramamiento de sangre y soltar las armas.
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«Compañeros, lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros acá en Caracas no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre, ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino nuevo», dijo ante las cámaras luego de reconocer que fracasó.
Finalmente, aproximadamente a las cuatro de la tarde, los alzados se sometieron. A los involucrados se les apresó en el Cuartel San Carlos de Caracas y luego fueron llevados a la Cárcel de Yare, en los Valles del Tuy. Muchos de ellos recibieron indultos, como es el caso de Chávez en 1994.
Chávez se aprovechó del descontento nacional por las recientes medidas económicas de CAP para intentar sacarlo del poder. Estas acciones incluían el aumento del precio de la gasolina, del transporte, de los servicios públicos y reducción del déficit fiscal, entre otras. Cuando decidió sublevarse contra el alto mando militar, la inflación en Venezuela era de 31,4 %.
Aunque no logró derrocar a Carlos Andrés Pérez, su intentona de golpe lo catapultó a la presidencia. Para la consultora política Carmen Beatriz Fernández, en una entrevista para EFE, el discurso de Chávez de un minuto le sirvió para que buena parte de la sociedad viera virtudes en ese militar. Fue, agrega, «esa capacidad de hacer mea culpa» y asumir el fracaso.
Sin embargo, tras los gobiernos de Chávez y Nicolás Maduro, Venezuela lejos de encaminarse a un futuro próspero, comenzó a transitar por una de las crisis económicas, políticas y sociales de toda su historia reciente. Desde el 2017, el país está sumergido en una hiperinflación que destruyó el poder adquisitivo del trabajador, la persecución y las violaciones de los Derechos Humanos también son denuncias que recaen sobre ambos gobiernos.