Caracas.- Hombres y mujeres de tercera edad vestidos con el uniforme de milicianos eran los principales protagonistas de la convocatoria oficialista, en la avenida Libertador.
Llegados al lugar en minibuses y convoyes militares, escasos 100 milicianos cantaban y coreaban canciones que decían «Yankee yo home» y «Hands off Venezuela», unos eran supervisados por funcionarios con rango militar y el grado particular lo dieron dos hombres con acento cubano que también daban órdenes a los asistentes.
A los hombres «formados en la revolución» los acompañaban estudiantes de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (Unes), que de acuerdo a uno de los jóvenes «fuimos obligados a salir», la mayoría no pasaba de los 20 años.
Además de los estudiantes, el punto estaba poblado de miembros del Frente Ezequiel Zamora y varias mujeres que coordinan los Comités de Abastecimiento (Clap). Pese a que la marcha convocada por el gobernante Nicolás Maduro fue por celebrarse este 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, El Pitazo contabilizó solo dos pequeños grupos de féminas que mostraban en sus pancartas «La revolución socialista debe ser feminista».
La convocatoria también estaba marcada por cumplirse cuatro años del «decreto Obama»; sin embargo, solo se evidenciaron dos pancartas del motivo y uno que otra imagen del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, marcado con una x roja y con cachos simulando el demonio.
Bajo el inclemente sol, los asistentes formaron una reunión aproximada de 300 personas, que alcanzaban llenar al menos unos 50 metros desde donde se encontraba la tarima a un camión de Arepera Socialista y un equipo antimotin de la Policía Nacional Bolivariana. No habían muchas minitecas y animadores como de costumbre, tampoco funcionarios de entes gubernamentales.
En la marcha oficialista el equipo de El Pitazo fue víctima de la intolerancia: hombres identificados como colectivos obligaron al equipo integrado por una reportera, fotógrafo, y dos motorizados a quitarse sus chalecos de seguridad y máscaras. A los motorizados los obligaron a marcharse y al equipo reporteril lo señalaron de trabajar para un medio «guerrerista y palangrista».