La Cancillería de Colombia, por segunda vez bajo el período presidencial de Gustavo Petro, cambiará de ministro. Luis Gilberto Murillo, canciller que inició sus funciones en mayo de 2024 y fue responsable de la relación de su país con Nicolás Maduro, dimitió el pasado 20 de enero luego de ocho meses de asumir.
Para entender el papel que desempeñó Murillo y cuál es el estado de las relaciones bilaterales, El Pitazo le consultó al profesor de la Universidad de La Sabana, Juan Nicolás Garzón. El internacionalista afirmó que el vínculo entre ambos países continuará marcado por la relación entre el presidente colombiano, Gustavo Petro, y Maduro.
Dudas e ineficacia
En uno de sus últimos pronunciamientos sobre la elección presidencial del 28 de julio, Murillo declaró que el Estado venezolano “no brindó garantías a los participantes ni se realizó de manera transparente”.
Colombia no reconoció los resultados electorales publicados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), una decisión que se reafirmó cuando Petro no asistió a la investidura de Maduro. “No fueron unas elecciones libres”, agregó el canciller en un video publicado el 9 de enero, un día antes de la toma de posesión.
Murillo también afirmó que Colombia mantenía las relaciones bilaterales con Venezuela, pero aclaró que eso no significaba un aval a la proclamación hecha por el CNE sobre Maduro.
Según el 85,18 % de las actas de escrutinio reunidas, digitalizadas y publicadas por el Comando Con Venezuela, fue Edmundo González Urrutia quien ganó el proceso electoral con 67 % de los votos, mientras que el oficialismo obtuvo 30 %.
De acuerdo con Garzón, la gestión del caso venezolano por parte del ministro fue “dubitativa”, un comportamiento que se replicó en Petro. “La postura de Colombia sobre este asunto no es nada fácil. Aunque Murillo trató de manejarla, no lo hizo con un éxito total”, agregó.
Si bien el ministro de Exteriores colombiano abogó por el diálogo entre la oposición y el oficialismo, nunca pudo concretar un encuentro oficial en el que Maduro se reuniera con Petro y con su homólogo brasileño, Lula da Silva, para convencerlo de negociar una transición democrática.
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El profesor también explicó que los vínculos entre Colombia y Venezuela están marcados por la relación de Petro con Maduro y otros funcionarios del oficialismo. Además, consideró que se mantendrán de esa forma.
“Creo que estos canales no han pasado necesariamente por la Cancillería. Es más, en varias oportunidades funcionarios como Diosdado Cabello hablaron de Murillo en muy malos términos”, recordó. Al considerar los antecedentes, concluyó que la salida del canciller no va a recomponer la relación totalmente ni la afectará.
Otro de los puntos a deber que señaló Garzón sobre la gestión de Murillo fue la migración venezolana. En cuanto a lo que se podía hacer al cooperar internacionalmente para atender la situación, dijo que “no hubo muchos avances”.
Un informe de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) publicado en noviembre de 2024 reflejó que en Colombia había hasta ese entonces 2.808.968 migrantes venezolanos.
Nuevo ministro con poca influencia
La decisión de Murillo no es nueva para Petro, ya que el anterior canciller, Álvaro Leyva Durán, también decidió dar un paso al costado el 15 de mayo de 2024, luego de un año y nueve meses en el cargo.
El próximo 1 de febrero el Gobierno colombiano tiene previsto que Laura Sanabria, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), sustituya a Murillo en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Para esa fecha y desde que Petro asumió la presidencia el 7 de agosto de 2022, Colombia habrá tenido tres cancilleres en menos de tres años.

Los cambios en las carteras del Ejecutivo colombiano no son una novedad. Garzón recordó que en poco más de dos años también hubo tres ministros de Hacienda. Además, en los asuntos diplomáticos, señaló que los funcionarios no tienen las credenciales necesarias para ejercer sus cargos.
Si bien el internacionalista precisó que no es un asunto único de este gobierno, explicó que Petro prometió resolverlo al comprometerse a que la mayor cantidad de diplomáticos colombianos cumplan con las cualidades técnicas y de formación. “Fue algo que no se logró materializar, en ese punto se quedó corta la Cancillería de Murillo y las anteriores también”, añadió.
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Con respecto a Sarabia, además de su cargo actual, ella se ha desempeñado como jefe de gabinete, secretaria privada y directora del Departamento de Prosperidad Social. Todas las funciones las ha cumplido bajo la administración de Petro.
Al considerar su perfil, Garzón descartó que vaya a tener un rol importante en los vínculos con Venezuela. “Creo que hasta el rol del mismo presidente es limitado”, agregó.
“Su experiencia, remitida en los altos cargos solo en este gobierno, y el hecho de estar involucrada en escándalos bastante complejos desde el inicio, nos puede llevar a pensar que no es la persona más idónea para desempeñar este rol”, opinó el profesor sobre Sarabia.
En 2023 Sarabia renunció a su cargo como jefa del gabinete de Petro tras ser acusada de ordenarle a la niñera de su hijo, Marelbys Meza, hacer una prueba de polígrafo por la desaparición de viáticos que tenía en su casa. La Fiscalía colombiana la acusó de abuso de poder y la causa aún sigue abierta.

En conclusión, Garzón proyectó que Colombia puede seguir presentándose en el caso venezolano como un país que apoye una transición democrática entre la oposición y Maduro. “Eso creo que podría darse y es algo normal, pero para mí ahí la figura más importante es la que pueda cumplir Petro”, sentenció.