Caracas.- Desde el 7 de septiembre, la salida de Edmundo González Urrutia de Venezuela, forzada por las presiones del Ejecutivo liderado por Nicolás Maduro, causó reacciones y preguntas en los venezolanos y la comunidad internacional. Entre las principales inquietudes hay una clara: con su representante en el exilio, ¿cómo la oposición venezolana cobrará su victoria electoral respaldada por las actas?
A partir de dos entrevistas hechas por El Pitazo este 9 de septiembre, el politólogo de la Universidad de Los Andes (ULA) Doriam González y el analista político Piero Trepiccione analizaron los posibles próximos pasos de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) y del Gobierno en este nuevo escenario y hasta la fecha pautada para la juramentación presidencial: el 10 de enero de 2025.
La estrategia opositora
El exilio forzoso del presidente electo, según organismos nacionales e internacionales, González Urrutia se completó cuando arribó a España el 8 de septiembre. “Fue un golpe bastante noble, anímicamente hablando”, dijo el politólogo González, mientras que Trepiccione recordó las palabras del alto representante de la Unión Europea (UE) para los Asuntos Exteriores: “Fue un día triste para la democracia en Venezuela”. Ante esta realidad, ambos explicaron que la PUD estará definiendo en los próximos días cuál será el papel de su representante en el extranjero.
González reconoció que si bien el liderazgo de María Corina Machado es el que le da soporte a la elección de González Urrutia, este último es quien, en la práctica, tiene los números para acceder a su investidura. Sin embargo, criticó que la oposición, más allá de definir sus metas y organizarse para lograrlas, no consideró la capacidad institucional del Gobierno venezolano.
“Los sectores de la oposición se prepararon para alcanzar sus objetivos políticos y electorales. Pero, al parecer, no previeron el escenario en el que la coalición de poder dominante puede cambiar, por medios coercitivos, el escenario político”, afirmó Doriam González.
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El escenario que enfrentaba González Urrutia comprometía su libertad e integridad física, pero también la de su entorno. Con tres citaciones del Ministerio Público, la presión del fiscal general, Tarek William Saab, y las detenciones de los miembros de la PUD Freddy Superlano, Biagio Pilieri y Williams Dávila, la amenaza era latente. “Ese tipo de presiones no opera solo sobre la persona, sino también sobre su entorno familiar. Que se haya ido a España nos dice bastante en esa dirección, ya que una de sus hijas vive allá”, analizó González.
Otro aspecto abordado por el analista fue la posibilidad de que González Urrutia inicie giras por los países que lo reconocieron como presidente electo y visite los organismos internacionales que lo respaldaron. “No lo descarto. Per si me remito al comunicado de hoy, no dice nada al respecto”, puntualizó. Pese a eso, explicó que fuera de las presiones del contexto venezolano, puede tener más capacidad para la acción y operar a favor de la democratización del país.
Con respecto a la convocatoria de manifestaciones en Venezuela, González consideró que cada vez las posibilidades son más escasas debido a la conflictividad, el incremento de la represión y el miedo de amplios sectores del país. Por eso enfatizó que sí se pudieran generar acciones con la presión internacional, para así obligar al oficialismo a negociar. Sin embargo, reiteró que “el comunicado no dice nada en esa dirección”.
Por su parte, Trepiccione se enfocó en un elemento que debe optimizar la PUD y que puede hacerlo con González Urrutia en el extranjero. “La oposición puede mejorar la comunicación política desde el exterior para que el posicionamiento del caso venezolano no pierda interés en las esferas internacionales”, opinó.
Conectar el apoyo internacional y generar el avance diplomático son parte de esas tareas que la oposición debe cumplir. Según el politólogo, la búsqueda de la solución discutida, negociada y consensuada debe impulsarse con esa comunicación política, pero también se debe “mantener el liderazgo interno que garantice la articulación, y unidad necesaria, del deseo de cambio que hay en Venezuela”.
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Los pasos del oficialismo
La planificación del Gobierno venezolano, según los especialistas, estará marcada por dos claves: desarticular el deseo de cambio de la población y centrar la atención en las elecciones municipales, regionales y parlamentarias. “Todo lo que sea quitar del medio, fragmentar, fracturar o dividir al liderazgo opositor es el objetivo central del gobierno de Nicolás Maduro”, sentenció Trepiccione.
En cuanto a los comicios pautados para 2025, González subrayó que no se compromete la estructura presidencial, sino las estructuras locales y legislativas. Además, mencionó que se puede generar un debate en la oposición sobre si se postulará o no en la jornada electoral tras lo ocurrido en las presidenciales.
“Históricamente el chavismo ha mostrado un poco más de flexibilidad en las elecciones regionales y parlamentarias. Esto llamará a los sectores opositores a hacer su lectura del contexto y discutir si participa o no, ya que las garantías políticas y electorales se reducen cada vez más”, reflexionó.
Por ahora, el oficialismo utiliza la salida de González Urrutia como un triunfo político. Ante eso, el politólogo de la ULA afirmó que María Corina Machado definirá si la oposición competirá en las elecciones legislativas. “Desde que evaluamos las encuestas, desde las primarias para acá, ella recibe todo el apoyo. El principal liderazgo de la oposición reside en ella”, agregó.
¿Hay antecedentes?
Tanto Trepiccione como González recordaron referencias históricas que pueden tener similitudes con el exilio forzado de González Urrutia. Por ejemplo, en los últimos 100 años de la historia venezolana se puede mencionar el Pacto de Caballeros, en el que participaron el expresidente Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba. Este acuerdo derivó en el Pacto de Puntofijo y permitió crear las condiciones para que, en medio de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se llevara a Venezuela hacia la democracia.
Otro caso, esta vez en el contexto latinoamericano, fue la huida del dictador Alberto Fujimori y la posterior llegada a la presidencia de Alejandro Toledo en 2001. Para González, los regímenes autocráticos tienen “medios más eficientes que antes”. Además, su poder no se basa solo en el control de las armas, sino también en “el manejo de la agenda comunicacional y las maniobras en los distintos tableros”. Pese a eso, valoró las referencias mencionadas, ya que ocurrieron en el contexto de regímenes que cayeron y de países que volvieron a un rumbo democrático.