Caracas.- “Los venezolanos entramos en una etapa de agonía, somos los sobrevivientes de las ruinas del sistema”, sostuvo Mayra Hernández, mientras esperaba abordar una unidad de transporte público que la trasladara desde el terminal de Petare hasta Parque Carabobo, lugar donde trabaja.
Más allá del llamado al restablecimiento de la jornada laboral por seis horas, anunciado por el Ejecutivo nacional – este lunes- Hernández salió de su casa situada en la avenida principal de Mariche, para tratar de conseguir dinero en efectivo, situación que ella cataloga como una “proeza”.
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Hernández caminó varios kilómetros desde su sector, hasta Petare. Refirió que de conseguir efectivo, deberá cambiarla por divisa extranjera para adquirir una caja con varios productos de la cesta básica, cotizada en $10, en Pérez Bonalde, adyacente al mercado municipal de Catia.
“Comprar la caja en bolívares soberanos sale muy costosa, es preferible hacer el sacrificio en comprar divisa. Aunque no lo admitan, hasta el pobre se vio en la necesidad y obligación de tener por lo menos cinco dólares en la cartera”, sostuvo.
Agregó además: “No tengo ni 500 bolívares para pagarle al conductor, le voy a pedir la cola. Estoy angustiada porque no tenemos comida en la casa. La luz se fue desde el viernes y se restableció el domingo a las 6:00 pm. Ya se nos acabaron las velas y ni hablar del agua”.
En el mismo terminal terrestre, Lanis Durán dijo que salió de su casa en La Dolorita, Filas de Mariche a las 6:00 am de hoy para ir a su trabajo en Los Dos Caminos. Durante el trayecto se encontró con una tranca en la avenida principal de esa localidad mirandina. Era una protesta por falta de agua.
Durán indicó que surtir a la familia del vital líquido puede costar 140.000 bolívares o $40 por persona.
¡Pasaje en mano, 700 bolos!
Otras personas que decidieron acudir a sus sitios de trabajo, esperaron pacientes en la parada de la calle principal de Palo Verde por un autobús que los llevara a sus destinos. El cobro de pasaje se estableció en 700 bolívares, de forma arbitraria, que va para los adultos mayores y quienes porten además un carnet que los identifica como personas con discapacidad.
Estos autobuses, en las afueras de la estación del metro de la línea 1, realizan un recorrido desde ese punto hasta Altamira y de allí, incrementan de 200 a 300 bolívares para trasladar a las personas hasta Plaza Venezuela “Como un favor porque el metro no está trabajando, si se va a montar aproveche, porque el otro autobús tarda más de media hora en llegar”, gritaba un colector a los pasajeros.
En la cola, Alexánder Molina, un analista de riesgo operativo, comentó que no tenía los 700 bolívares, sino 500. “No importa, yo te lo presto y, si nos vemos mañana en esta misma cola, me los pagas”, comentó un hombre que aguardaba en la misma parada de autobuses, improvisada. Estas dos personas tenían como destino Altamira.
“¿Y cómo controlamos esta situación?, si ni siquiera policías de orden público tenemos, para evitar que estos camioneteros cobren lo que les dé la gana. Y además, no es un favor el que nos hacen. Por Dios, la crisis genera anarquía”, expresó una mujer que pidió reserva en su identidad, ya que labora en un organismo del Estado.
Otros caraqueños que tenían más de cuatro horas en una cola de transporte, decidieron devolverse a sus casas. “Mañana tendré que salir entonces a las 5:00 am del barrio. Es imposible salir a trabajar si no funciona el principal medio de transporte del ciudadano de a pie. Total, se dijo que se trabajaría hasta las 2:00 pm y yo me pregunto: ¿Esta es la manera de sacar a un país adelante? No creo”, dijo Carlos Gómez, comerciante en La Hoyada.
Con información de Rosibel Cristina González