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viernes, 29 marzo, 2024

Proyecto ollas milagrosas: “seguiremos dando comida digna a quien lo necesite»

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Caracas.- A dos años de labores ininterrumpidas, el sábado 30 de marzo, por primera vez La Olla Milagrosa no sirvió comida.

Funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana decomisaron el viernes 29  un camión cisterna cancelado previamente por la congregación para preparar la comida.

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“El camión tenía que llegar a las 2 de la tarde del viernes para comenzar a limpiar y cocinar para el sábado, pero un miembro de la Guardia Nacional no nos dejó verter el agua del cisterna en el tanque de la parroquia porque un Capitán necesitaba el líquido para uso personal”, dijo Fray Luis Antonio  Salazar, párroco de la Iglesia Chinquinquirá, de La Florida.

Explicó que insistieron en cambiar el destino de la cisterna en ese momento. “Finalmente un cisterna llegó a eso de las 6 pm en horario de misa, pero ya era tarde. Además a las 7 pm se nos fue el servicio eléctrico”, agregó.

Añadió: “Lamentablemente esta es la situación que vive Venezuela. Los servicios básicos no existen y vivimos bajo un régimen totalitario que no puede garantizar bienestar a la persona. Además que ni siquiera podemos tener agua, cuando queremos resolver tampoco nos dejan. Pero a pesar de eso nos reponemos y vamos a seguir llevando un plato de comida digno a las personas que lo necesiten”.

Memoria semanal 

 Los domingos de eucaristíaFray Luis Antonio  Salazar comenta sobre la jornada del día anterior y aprovecha – junto a los feligreses- planificar el próximo menú. Y cada vecino apunta su aporte.

Foto: Luis Miguel Cáceres.

La colecta de comida comienza desde el día lunes. El viernes en horas de la tarde, los voluntarios junto a las organizadoras adelantan el menú. Clasifican las hortalizas, lavan los alimentos, pican y guardan para su preparación.

El sábado, desde muy temprano comienza la cocción de los alimentos, para una mesa digna, “un sábado de felicidad”, como ellos lo catalogan.

Logística 

Para mayor control en la atención de las personas, las organizadoras y vecinos voluntarios se idearon la elaboración de carnets, con los datos personales de quienes ya eran visitantes asiduos a la parroquia, todos los sábados.

Además de los nombres y apellidos, el carnet registra lugar donde viven o calle donde duermen,  números telefónicos de algún familiar de la persona beneficiada con la Olla Milagrosa, además de la dirección y otros datos de interés para la organización.

El carnet se le entrega a la persona al momento de ingresar a las instalaciones de la iglesia, no se les permite que se los lleven para evitar extravío.

Las personas comienzan a llegar a las 9:00 am, cada sábado. Ingresan al patio de la iglesia Chiquinquirá a través de un portón y ellos mismos se organizan en una misma columna, sin distingo de edad o condición.

Ya en el recinto, los beneficiados son ubicados en una sala de espera, sentados y bajo la sombra, a la espera de que la mesa esté servida.

Mientras, en la cocina, las organizadoras y demás voluntarios se asignan una estación. Desde el que sirve la comida, hasta el que cubre los cubiertos con servilleta y los coloca en la bandeja para ser llevada a la mesa.

Fray Luis Antonio  Salazar, bendice los alimentos de forma masiva. Luego le corresponde a cada miembro de la mesa hacer lo mismo.

Cuando terminan, los beneficiados participan en una breve eucaristía. Luego, los voluntarios dictan charlas de evangelización, catequesis y valores humanos.

Los niños, son llevados al área de jardinería, donde se les instala un colchón inflable. También les brindan charlas de valores y aprenden sobre efemérides religiosas.

El comedor cuenta ya con cinco mesas de madera, sillas, vajillas de peltre, cubiertos, vasos y manteles, que fueron donados por vecinos y voluntarios.

Existen otras personas – que no están carnetizadas- pero de igual forma se benefician con la comida. Son catalogados “La cola de la esperanza”, porque son personas que asisten de forma esporádica.

Cuando sobra comida, una comisión de vecinos de La Florida, prepara porciones para ser distribuidas a madres y niños del hospital JM de Los Ríos, en San Bernardino.

Es de resaltar que cada plato de comida va acompañado de una fruta y una porción de postre.

El proyecto inició cuando la crisis alimentaria golpeaba a los más necesitados. La iglesia Chiquinquirá cedió sus espacios para recibir semanalmente 600 personas en condición de pobreza extrema sin exclusión

“Sirve un plato de comida, como si lo sirvieras para ti mismo”

Es el slogan que define a la organización vecinal  La Olla Milagrosa, que desde el 18 de marzo de 2017 alimenta a personas en condición de calle, de pobreza extrema, ancianos, mujeres embarazadas y niños. Una iniciativa que surgió cuando la crisis alimentaria mostraba su crudeza en Caracas y el resto del país.

Ángeles López, Carmen Alarcón, Solira Hernández y Alicia de Hopkins se hacen llamar “Las Hermanas” y residen en La Florida, adyacente a la Iglesia La Chinquinquirá.  El proyecto comenzó con la preparación de un plato con lentejas y alas de pollo, una ración que alcanzó para alimentar a 120 personas.

Dos tablas de madera y manteles de fiesta, era lo que se tenía para el momento. Los vasos, platos y cubiertos se agregaron de forma voluntaria para ofrecer un plato de comida digno, con calidad de servicio. La iglesia ofreció sus espacios y así se fueron incorporando poco a poco personas de distintos sectores, aledaños o no de La Florida. La atención se brindó sin discriminación.

El resultado, rostros que demostraron gratitud, lo que motivó a estas cuatro mujeres a planear el próximo menú.

El éxito de la jornada se da a conocer el domingo después de la eucaristía. Todos aplaudieron el logro alcanzado y así planearon el próximo menú.  El encuentro con estas personas quedó pautado para los días sábados. Durante la semana, llegaron las donaciones y quedó por asentado La Olla Milagrosa.

Fray Luis Antonio  Salazar, oriundo del estado Zulia, se instaló como  párroco de la Iglesia Chiquinquirá  y se unió a la organización, ese mismo año.

La noticia corrió de boca en boca y los rostros se hicieron repetitivos, cada sábado. La cantidad de personas alimentadas con La Olla Milagrosa se incrementó y a la fecha suman 600 personas que se benefician de este proyecto vecinal, que además no cuenta con ningún apoyo gubernamental, mucho menos del sector privado.

Con información de Rosibel Cristina González

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