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jueves, 28 marzo, 2024

La flexibilización en Vargas acentuó el incumplimiento de normas sanitarias

Residentes del Litoral central evaluaron la primera semana de flexibilización propuesta por el gobierno de Nicolás Maduro y expusieron lo que, a su juicio, se tradujo en mayor exposición al COVID-19

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La Guaira.– Colas interminables de vehículos que aguardaban hasta tres días para echar gasolina. Caos en entidades bancarias que no recibieron remesas para poder satisfacer la demanda de quien buscaba efectivo. Inactividad parcial del transporte público y aglomeración en las paradas. Fallas permanentes en los servicios de gas doméstico y agua potable. A grandes rasgos estas fueron las acciones que marcaron en Vargas la primera semana de flexibilización de la cuarentena por el COVID-19, propuesta por el gobierno de Nicolás Maduro, con miras a retomar lo que han llamado “una normalidad controlada”.

“Lo que vivimos, más pareció una semana de tortura que de flexibilización. Salimos a pasar trabajo, con el transporte, para cargar gasolina, para buscar agua. Salimos y estábamos apurados para volver a casa. Las colas en los bancos interminables. Yo nunca pude retirar efectivo. Fue imposible volver a la rutina”, reflexiona la vecina de Caraballeda, Mireya González.

González, junto a otros residentes de distintas parroquias del Litoral central, participó en una discusión virtual promovida por la Asociación Civil Acción Ciudadana, sobre cómo se vivió la flexibilización de la cuarentena y si se pudo retomar medianamente la rutina antes de la declaratoria de la pandemia por COVID-19.

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“Hubo una mala interpretación de la flexibilización. La gente salió a la calle sin las medidas mínimas de prevención, sacaron a los niños a los lugares de compra o al banco. El tapabocas muchos lo usaban de llavero o bufanda. Es decir, se interpretó como si pudiésemos bajar la guardia”, analizó Maritza Hernández.

Hernández destacó que durante la flexibilización algunos comercios, al contrario de los ciudadanos, intensificaron las medidas de protección, implementando el uso de equipos de protección para sus empleados y tomando la temperatura a quienes ingresaban a sus espacios.

Uno de los más graves problemas que identificaron los residentes del estado Vargas fue el caos generado por la venta de gasolina. “Personas pasaron hasta dos días en cola para echar gasolina en sus vehículos y hubo protestas. Eso no es una semana de normalización. El uso del tapabocas quedó relegado al segundo plano. En las estaciones de servicio de Caraballeda no hubo distanciamiento social a la hora de reclamar la falta de organización”, aportó el residente de Macuto, Rubén Contreras.

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