Caracas.- El 14 de marzo, 620 lectores de El Pitazo se reunieron a través de WhatsApp en el forochat La crítica situación del transporte público en Venezuela. Participaron José Luis Trocel, representante gremial, y Marcelo Morett, conductor en Caracas, quienes ofrecieron sus apreciaciones.
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Trocel abrió el evento asegurando que “el transporte público venezolano atraviesa actualmente la peor crisis en su historia, con múltiples problemas que afectan al gremio en varios frentes y, directa e indirectamente, también a los usuarios del servicio”.
Entre ellos: dificultades para adquirir combustible, este es el principal problema; tarifas que no están ajustadas a una estructura de costos actualizada; un parque automotor que ya superó su vida útil y sin políticas que impulsen la renovación o recuperación de flotas; dificultades para adquirir repuestos, consecuencia de la antigüedad de las piezas y del rezago del pasaje; inexistencia de una normativa que fomente el crecimiento del sector.
Según Trocel, “Venezuela pasó de ser uno de los países con mejor sistema de transporte de Latinoamérica a uno de los peores”, producto de esta crisis. Denunció que desde 2003, los transportistas presentan propuestas al Estado para subsanar estas carencias, pero no han sido tomadas en cuenta. Además, “muchas alcaldías han renunciado a su potestad para establecer tarifas de transporte urbano, dejando la responsabilidad al Gobierno nacional”.
Morett, por su parte, indicó que “el gremio de transportistas reconoce los problemas que los usuarios enfrentan diariamente por la pérdida de poder adquisitivo”. Es esta la razón de que “las propuestas de aumento del pasaje (al menos hasta 15 bolívares e indexado al dólar) también son acompañadas con la sugerencia de aumentar el salario mínimo nacional, indexándolo al dólar”.
Para Morett tiene que suceder pronto, pues se corre el riesgo de volver al punto más crítico de la crisis: en 2017, cuando cerca del 98 % del parque automotor dejó de funcionar y los usuarios tuvieron que movilizarse a pie, en camiones y camionetas inadecuados para el traslado de pasajeros.
El combustible para el transporte público, ¿un subsidio que ha traído más problemas que soluciones?
Al ser consultado sobre el problema con el combustible, Morett recordó que, actualmente, el Estado subsidia la gasolina y el gasoil al transporte público. Sin embargo, sus bajos precios y la escasez han derivado en la proliferación de mafias en todo el país.
Además, afirmó que “el dinero ahorrado termina pagándose con tiempo sacrificado, pues los conductores deben hacer colas de más de dos días para abastecer en algunas regiones del país. Esta pérdida de tiempo se traduce en una reducción de ingresos, que dificulta la reinversión y prestación del servicio”.
Para cerrar, Morett indicó que el gremio ha propuesto al Estado acabar con el subsidio y pagar el combustible a precios internacionales. Aunque, para que esto suceda y sea viable, las tarifas y el salario también deberían ajustarse esos valores.