Carlos Peláez, Biólogo de la Universidad Simón Bolívar y miembro de la ONG PROVITA fue el panelista encargado de “Un Café con El Pitazo” donde expuso la crisis que atraviesan los ecosistemas venezolanos, así como también reflejó la visión de la situación actual sobre el ambientalismo y sus diversas formas de recuperarlo.
Para poner en contexto a los lectores, Peláez explicó que Venezuela es uno de los 17 países megadiversos del planeta, cuya atribución y halago se refiere a poseer una gran cantidad de especies endémicas en el país.
El experto analizó que en la década de los 90 es cuando se empieza a entender que el desarrollo sostenible económico, y depende principalmente de que los ecosistemas funcionen y marchen correctamente. Fue en ese momento cuando comenzaron a cambiar instrumentos como el concepto de parque nacional o área protegida.
A partir de los 90 se empieza a entender el ambientalismo como Derecho Humano. En este sentido, Peláez aseguró que actualmente los derechos ambientales son parte fundamental de los DD.HH., “las personas tienen derecho a que los ecosistemas que nos dan sustento se encuentren en buen estado, ya que de eso depende nuestra vida y su calidad”, acotó.
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¿Qué tenemos que salvar en Venezuela?
Según el experto, en Venezuela es primordial salvaguardar los ecosistemas que son fuente de turismo como, por ejemplo, páramos, manglares, selvas, tepuyes, playas, nieve, e incluso pensar en nuevas fuentes de ingreso turístico. A su vez destacó que el conjunto de ecosistemas tropicales terrestres importantes llamado Amazonía, está en gran parte amenazada por temas mineros y, no solo en Venezuela, sino también en el país vecino, Brasil.
¿Cómo estamos?
Peláez indicó que antiguamente Venezuela era uno de los países que más emitía gases de efecto invernadero per cápita, a lo que el ecólogo lamentó actualmente no tener ningún tipo de cifras o métricas de emisiones de gases invernaderos. Por otra parte, aseguró que en el país no existe ningún tipo de vigilancia ambiental. “Venezuela se encuentra idéntica a cuando llegaron los colonizadores: al borde del saqueo”, afirmó.
La deforestación a nivel nacional y los derrames petroleros son las 2 mayores preocupaciones por parte de los ecólogos venezolanos. Pelaéz comentó que, la escasez de gas en el país ha provocado y ha aumentado considerablemente la deforestación, lo que conlleva a la tala de árboles en la búsqueda de leña para sobrevivir ante la precariedad de los servicios básicos.
En este sentido, aseguró que los ciudadanos de zonas rurales se han tomado el tiempo en buscar ramas y troncos secos y muertos para cocinar en ello, sin embargo, la tala es palpable y ha creado “un mercado de la leña” y, no existe ningún ente que reporte ni que supervise los hechos.
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Los lectores preguntan
Nahir Morillo desde Valles del Tuy pregunta ¿cómo podemos, los ciudadanos comunes, cooperar en una solución para este proceso destructivo al ecosistema o solo se puede a través de políticas de estado dirigidas a tal fin, sabiendo que este gobierno ha fortalecido esta problemática?
El ecólogo aseguró que los ciudadanos deben convertirse en difusores de mensajes con conocimientos y ser defensores del ambiente, ya que el mismo ofrece vida y prosperidad. Además, agregó que presionar dicho tema y problemáticas en la opinión pública hará que sea más complicado causar diferentes tipos de daños ambientales, lo cual el invitado catalogó como “trabajo de hormiguita y de generaciones”.
Sin embargo, aseguró que es totalmente necesario recuperar el estado venezolano, por ello se necesitan políticas públicas para tener impactos puntuales en la problemática ambiental que se vive en Venezuela.
Jazmín Hernández desde Macaracuay pregunta ¿de qué manera afecta el ecosistema la explotación minera que se ha venido dando en Venezuela los últimos meses? El experto aseguró que, la extracción minera en la Amazonía venezolana no es un fenómeno nuevo, es casi tradicional y, el arco minero lo que permitió de unos años hasta ahora fue legalizar formas de minería que ya estaban instaladas en el territorio.
Para concluir, el ecólogo indicó que lamentablemente la situación que se vive en el arco minero es la instalación de mafias, cuyas lo han cubierto con un manto de opacidad para no descubrir lo que realmente sucede con la actividad extractiva en la Guayana venezolana.