Caracas.- El pasado 6 de septiembre, la psiquiatra Rebeca Jiménez compartió con 751 lectores de El Pitazo en el forochat Trastorno bipolar: síntomas, diagnóstico y tratamiento. En el evento realizado a través de WhatsApp se abordaron distintos tópicos sobre esta enfermedad mental, que aqueja a mas de 144 millones de personas alrededor del mundo y al entorno en el que estas se devuelven.
Jiménez empezó su ponencia desmintiendo el creer coloquial de que una persona bipolar es aquella que tiene numerosos cambios bruscos en su estado de ánimo en periodos cortos de tiempo. “La enfermedad bipolar no funciona de esa manera, sino que se caracteriza por fluctuaciones muy notorias en el comportamiento de una persona, pero a lo largo de diferentes ciclos que duran entre semanas y meses”, puntualizó.
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Además, señaló que es una enfermedad con un altísimo costo social para aquellos que la padecen y no son atendidos adecuadamente. Los cambios de humor, conductas y el aumento exagerado de energía entre una fase y otra son intensos, algo que puede generar rechazo en otras personas.
La psiquiatra apuntó que las fases de la enfermedad bipolar son la maníaca y la depresiva, que son diametralmente opuestas entre ellas. Parafraseando a la invitada, durante la fase maníaca se presenta una felicidad extrema que puede llegar a generar sentimientos de grandiosidad exagerados, mientras que en la depresiva el sentir de tristeza y vacío pueden ser muy intensos.
Luego, Jiménez se detuvo para ampliar la sintomatología de cada una de las fases, empezando por la maníaca que se caracteriza por:
- Una autoestima inflada con una expansión exagerada del ‘yo’, al punto de provocar algunos incidentes como episodios de agresividad.
- Fallas en la atención y memoria del paciente debido a los niveles de energía y agitación que pueden experimentarse.
- Conversaciones extensas en las que se conecta un tema tras otro sin parar, al punto de que otros pueden llegar a notarlo con relativa facilidad.
- La euforia de esta fase puede empujar a realizar gastos desmedidos y disparar el deseo sexual del paciente, derivando en decisiones que luego pueden terminar lamentando.
- Otros síntomas: intolerancia extrema, así como trastornos del sueño y la alimentación debido a la agitación constante a la que estas personas están sometidas.
La psiquiatra agregó que la fase maníaca en algunos casos puede salirse de control y hacer que el paciente tenga un episodio psicótico en el que se desconecta de la realidad. Estas fueron sus puntualizaciones al respecto:
Por supuesto, Jiménez también se detuvo para ofrecer a la audiencia algunos detalles sobre la fase depresiva del trastorno bipolar, que se caracteriza por lo siguiente:
- Una tristeza que no tiene sentido, pues no existe un desencadenante externo como en otros tipos de depresión.
- Decaimiento, indiferencia y apatía con el entorno, algo muy común para las personas que están atravesando esta fase.
- Irritabilidad, desagrado y descontento, aunque demostrados de formas mucho menos explosivas que en la fase maníaca.
- Sensación de no tener fuerzas para enfrentar las situaciones cotidianas y rutinarias de la vida.
- Nerviosismo extremo que puede hacer que algunas personas queden inmóviles ante la toma de cualquier decisión. Además, un sentimiento de culpa y vergüenza que en ocasiones le acompaña.
Jiménez comentó que la bipolaridad difiere de otras patologías mentales porque tiende a necesitar atención farmacológica para controlarla. Además, detalló que los protocolos y tratamientos a seguir dependen de la fase en la que se encuentre el paciente y solo deben suspenderse bajo estricta aprobación médica.
Adicionalmente, detalló que esta patología se ve agravada por el consumo de sustancias y que puede desencadenarse luego de eventos traumáticos, aunque estos no son los que originan la patología, pues esta va ligada a ciertas condiciones genéticas y neuroquímicas del cerebro.
Para cerrar, la psiquiatra recordó que un abordaje temprano y oportuno de la bipolaridad es clave para combatir con mayor facilidad los ciclos y su energía, así como las emociones que estos generan. Mientras, retrasar el tratamiento solamente agravará los síntomas asociados a esta patología, pudiendo tener efectos adversos muy duros para el paciente.