Cumaná.- Deterioradas y desamparadas por el gobierno regional se encuentran las instalaciones del parque Valentín Valiente, en Cumaná. En este recinto deportivo, en la década de los 90, los niños y jóvenes de la comunidad de Caigüire practicaban disciplinas como básquetbol, fútbol, natación, ping-pong, voleibol, ajedrez y beisbol.
El promotor deportivo de la parroquia Valentín Valiente, Ramón Antón, aseguró que, a pesar de las fallas en las estructuras de estas instalaciones deportivas, en la actualidad más de 200 pequeños asisten diariamente a practicar disciplinas como fútbol y béisbol.
LEE TAMBIÉN
“La piscina fue clausurada, los dugout están inservibles, la cancha de fútbol de salón y básquet no están en condiciones para que los jóvenes practiquen. Por favor, gobernador Edwin Rojas, póngase la mano en el corazón y destine unos recursos para la recuperación de las instalaciones”, exclamó Antón.
Sostuvo el luchador social que el parque Valentín Valiente es un centro deportivo donde se formaron atletas como los futbolistas Gelmin Rivas y Natacha Rosa y el beisbolista Adelis Peña.
“Los entrenadores necesitamos material deportivo y uniformes para dotar a los atletas. Es necesario que se recuperen esta instalaciones deportivas, que se necesitan para alejar de los vicios y del ocio a cientos de niños que se están perdiendo en la comunidad”.
Formación en valores
“Después de que llegó el gobierno de Hugo Chávez se diseñaron políticas que dejaron a un lado este tipo de instalaciones deportivas, que beneficiaban a las comunidades. En el parque Valentín Valiente se alejaba a la juventud de los malos vicios y delincuencia. Además, se formaba a sus padres y representantes con cursos de corte y costura, gastronomía y peluquería”, afirmó José Buada, habitante del lugar.
LEE TAMBIÉN
El vecino indicó que antes del gobierno de Chávez, en este recinto se organizaban actividades deportivas y recreativas; también los pequeños realizaban en la biblioteca con maestros las tareas que les enviaban en la escuela. Recibían una educación en valores y sobre todo existía una disciplina y normas que cumplir.
“Con estas instalaciones descuidadas, los niños y jóvenes acuden a estos espacios a lanzarse piedras y por las noches, ante la falta de alumbrado, un grupo de desadaptados sociales utiliza el lugar para cometer sus fechorías”, subrayó Buada.