Maturín.- La Alcaldía de Maturín sigue tomada por un grupo de obreros y trabajadores que exigen una mesa de diálogo con el alcalde Wilfredo Ordaz para debatir sobre el pago de sus deudas así como un aumento salarial acorde a la realidad económica de Venezuela. Pero como no han obtenido respuestas, amenazan con un paro indefinido para ejercer presión.
El secretario general del sindicato, Freddy Marcano, considera que Ordaz y sus directores están jugando con la paciencia de los trabajadores, pues han cambiado la fecha y el lugar de la reunión laboral en tres oportunidades. Cree que el diálogo es la única salida para hallar la forma de saldar los pasivos laborales con los 7.000 empleados que tiene la municipalidad, pero de ser necesario no descartan las manifestaciones de calle, como la del pasado 23 de diciembre cuando tomaron la avenida Juncal.
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Sostiene que ese encuentro tiene que ser a la brevedad posible, pues la nómina no puede seguir cancelándose en base a 150.000 bolívares mensuales. “Tenemos que llegar a un acuerdo de pago, porque la Ley de los Trabajadores establece que los obreros tienen que devengar un sueldo semanal y no quincenal, como lo viene haciendo la municipalidad desde hace un buen tiempo”, indicó.
Marcano tiene el cálculo de lo que le corresponde a cada obrero por semana trabajada: 260.000 bolívares, 10.000 más del salario básico aprobado hace menos de una semana por el gobierno del cuestionado Nicolás Maduro. “Pretenden pagarnos ciento cincuenta mil bolívares que no alcanzan ni para comprar dos kilos de sardina y uno de yuca, que está bien cara. Nuestras familias no pueden seguir esperando por el pago”, sentenció.
El dirigente sindical también pidió a Maduro aclarar si depositaron los recursos que en diciembre de 2019 anunció que serían entregados para honrar los pasivos laborales en las alcaldías venezolanas. “El alcalde dice que el presidente no ha transferido los recursos y que por eso no tiene cómo pagarnos. Lo que no entendemos es que no tenga recursos cuando cobró en dólares los impuestos municipales”, cuestionó.
Entre las quejas de la masa laboral se encuentran la falta de beneficios: no tienen seguro médico, acceso a medicinas en las farmacias afiliadas a la municipalidad, no tienen ni dotaciones ni implementos de seguridad y las bolsas del Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap) no llegan a sus manos sino a la de los directores de las distintas dependencias.