Maturín.- Sara García tenía 4 años y murió por desnutrición el pasado 10 de mayo. Su familia denunció que le suministraron medicamentos vencidos en el Hospital Universitario Dr Manuel Núñez Tovar de Maturín. Esta es la víctima 31 de la desnutrición en el estado Monagas en lo que va de este 2019.
Cuando ingresó al centro asistencial estaba deshidratada como consecuencia de una diarrea crónica. También tenía parasitosis y las plaquetas bajas. En sus ojos había larvas y por ello debían colocarle medicamento para tratarlo. Su madre, Maribel García, asegura que las gotas que le indicaron tenían fecha de vencimiento de agosto de 2016.
“Sus ojos se le pusieron rojos, muy rojos. Era como una quemada. La doctora me trató mal cuando le reclamé por la reacción que tuvo mi hija al medicamento. Me dijo que la que sabía era ella y que debía ponérselo para que se curara”, denunció la madre vía telefónica a El Pitazo.
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García tiene otra queja. Afirma que en el hospital no recibió un trato adecuado y que a su hija no le monitorearon los signos vitales, como sí lo hicieron las otras dos veces que ingresó con los mismos síntomas. Además, sostiene que solo le hicieron una transfusión de plaquetas y le dieron hidratación.
En el Núñez Tovar los médicos alegan que siguen faltando insumos, algo que se les informa a todos los padres cuando llevan a sus hijos con alguna emergencia. Sobre el caso de Sara, especialistas de la emergencia pediátrica explicaron que era un caso reincidente de desnutrición y que la segunda vez que estuvo hospitalizada su madre la sacó sin autorización médica.
La niña falleció pesando 7 kilos. Su madre se niega a aceptar que su hija tenía un problema de malnutrición severa porque ella la alimentaba. “Nosotros somos pobres, porque vivimos en un pueblo indígena que ha sido olvidado, pero su papá hacía el sacrificio de buscarles comida para que no pasaran necesidades”, afirma.
En Mosú, ubicado en el municipio Bolívar de Monagas, sus habitantes deben pescar para comer. García refiere que además de pescado de río, su esposo trataba de comprar pollo, arroz y pasta para alimentarse. Del resto, su familia ingiere los tubérculos que también siembran.
La mujer denunció que en su pueblo hay carencias de todo tipo, principalmente sanitarias. Hay niños con parasitosis y adultos con tuberculosis que no han recibido tratamiento médico porque no hay un centro asistencial cerca en el que puedan ser examinados por un médico.