Guanta.- El mercado portuario de Guanta, ubicado en la zona norte del estado Anzoátegui, funciona con menos de 45% de sus establecimientos comerciales, debido al cierre de la mayoría de los locales, los cuales no han podido ser adjudicados a otros comerciantes.
Este sería el único establecimiento comercial popular con el que cuenta la jurisdicción portuaria desde hace 18 años; sin embargo, los últimos cinco años ha estado sometido al abandono y a los ataques del hampa.
Celman Areinamo es uno de los pocos comerciantes que se han mantenido consecuentes en la labor diaria y dentro del establecimiento, y hace un llamado a quienes cerraron sus negocios para que permitan la adjudicación de ellos a otros interesados o procuren en todo caso la apertura de sus locales.
«La gente se fue retirando poco a poco y cerrando sus negocios. Hoy somos pocos los que estamos trabajando y necesitamos mayor activación para impulsar o mejorar las ventas diarias», resaltó Areinamo.
LEE TAMBIÉN:
MAESTROS DENUNCIAN QUE EL IPASME NO FUNCIONA EN MONAGAS
Con él coincide Meril de Vázquez, quien tiene un restaurante en el mercado municipal y considera necesaria la reapertura de todos los locales. Resaltó que en el lugar están 74 negocios y 39 se encuentran cerrados.
«Nos vamos quedando solos y hemos pedido reunirnos hasta para los fondos que se necesitan para el pago de los servicios y mantenimiento de las instalaciones, pero siempre debe hacerse con los que estamos y terminamos pagando pocos por lo que disfrutan todos», destacó Vásquez.
Hildemar Rojas es otro de los propietarios y reveló que con el cierre del 55% de los establecimientos comerciales los delincuentes se han apoderado de la zona y los hurtos y atracos ocurren casi a diario.
«Los pocos que estamos trabajando estamos siendo azotados por los delincuentes y tenemos que tomar medidas de seguridad que deberían ser responsabilidad de todos los adjudicatarios», comentó Rojas.
El comerciante resaltó que los pasillos del establecimiento comercial están a oscuras y que los funcionarios policiales han dejado de resguardar el lugar desde que la casilla policial fue convertida en un Centro de Diagnóstico Integral (CDI).
Quienes se han mantenido consecuentes en la labor diaria indican que tienen varios meses tratando de recabar fondos para la compra necesaria de una bomba de agua, debido a las fallas que el servicio presenta en el lugar; sin embargo, la adquisición se ha frenado debido a la falta de colaboración por parte de adjudicatarios que mantienen sus locales como depósitos y no como locales comerciales.