Volviendo la mirada hacia los productos naturales

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Por: Paulino Betancourt

Si bien los humanos evolucionaron durante un período de 6 millones de años, los avances en la medicina moderna tal como la conocemos hoy en día, comenzaron en los siglos XIX y XX. Entonces, ¿cómo sobrevivieron los humanos sin medicamentos a través de millones de años de enfermedades y padecimientos?

Esta fue una pregunta que me hice cuando llegó la pandemia, en un momento en que había un acceso limitado a los tratamientos médicos convencionales. Durante la epidemia, la mayoría de los  científicos estuvieron trabajando en la búsqueda de nuevos fármacos sintetizados en el laboratorio. Mientras que otros estaban examinando terapias potenciales publicadas en artículos científicos o extraídas del folklore, dispuestos a probar cualquier medicina experimental o tradicional que pudiera ayudar.

Afortunadamente, muchos nos recuperamos de la Covid-19. No puedo decir con certeza si alguno de los brebajes que se usaron realmente ayudaron. Pero algunos colegas, cuya carrera científica se ha centrado por completo en descubrir nuevos medicamentos a partir de compuestos químicos que se encuentran en la naturaleza, se han preguntado si había alguna molécula entre los tés de hiervas que se usaron, que pudiera aislarse para tratar la Covid-19.

A través del tiempo, los científicos han estado buscando nuevos medicamentos para diversas enfermedades mediante la purificación de compuestos existentes en la naturaleza, en lugar de sintetizar otros completamente nuevos en el laboratorio. Desde la Covid-19 hasta la resistencia a los antibióticos, los éxitos pasados y las nuevas tecnologías apuntan al tremendo potencial de desarrollar nuevos medicamentos a partir de los productos naturales.

Los humanos hemos evolucionado con el resto de la naturaleza a lo largo del tiempo y obtener nuevos medicamentos, es quizás una de las conexiones más importantes que seguimos teniendo con el mundo natural. Los análisis de ADN han demostrado que los primeros humanos pudieron haber tratado los abscesos dentales con álamo, que contiene el ingrediente activo de la aspirina, y el antibiótico penicilina que proviene del moho Penicillium.

Los investigadores en química se refieren a esta área de estudios como productos naturales, porque el agente activo es producido por organismos vivos como: microbios, hongos, corales y plantas. Estos productos naturales han evolucionado para cumplir funciones biológicas particulares, principalmente relacionadas con disuadir a los depredadores u obtener una ventaja de supervivencia en un entorno particular y sobre otros competidores.

Los productos naturales derivados de microbios y plantas son el mayor recurso para el descubrimiento de fármacos en la medicina moderna. Por ejemplo, el hallazgo de la penicilina en 1940, permitió a los médicos tratar infecciones que antes eran mortales e inició la era de los antibióticos. Para el 2019, más del 50% de los medicamentos disponibles se derivaban, directa o indirectamente, de productos naturales. Uno de los más vendidos en las últimas dos décadas, la atorvastatina (Lipitor), un medicamento contra el colesterol, se deriva de un compuesto producido por el hongo Penicillium citrinum. Desde 1992 hasta 2017, las ventas de atorvastatina ascendieron a más de 90 mil millones de dólares.

Otros ejemplos destacados de fármacos derivados de productos naturales que se utilizan actualmente son el antifúngico Anfotericina B, aislado de la bacteria del suelo Streptomyces nodosus, el Taxol quimioterapéutico, aislado de la corteza del tejo y el inmunosupresor Ciclosporina para tratar el lupus, aislado del hongo Tolypocladium inflatum. Según estimaciones recientes, aproximadamente el 75 % de los antibióticos aprobados se derivan de productos naturales.

Sin embargo, el descubrimiento de medicamentos basados ​​en productos naturales no está exento de desafíos. Estos incluyen la dificultad para acceder a costosos métodos de análisis y los complejos métodos de síntesis de estas moléculas para su producción industrial. También existen consideraciones ecológicas y legales, relacionadas con la preservación de la biodiversidad.

Quedan miles de microorganismos en el océano para evaluarlos como candidatos a fármacos, sin mencionar todos los que están en tierra firme. En la búsqueda de nuevos medicamentos para afrontar los nuevos retos sanitarios, como la resistencia a los antibióticos, los productos naturales podrían ser el camino a seguir.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat

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