LOS PITAZOS DEL DIRECTOR
Por: César Batiz
Esta es una historia real contada por las víctimas, las cuales tienen temor de poner la denuncia en Fiscalía: Funcionarios de un organismo de seguridad llegaron a una casa en un sector popular de Caracas. Ingresaron a la vivienda en búsqueda de una persona que tiene más de 10 años residenciada en el extranjero. Como es lógico, no encontraron a la ciudadana supuestamente solicitada por las autoridades. En cambio se llevaron a un familiar. Para dejarla ir, tras un procedimiento viciado, los policías solicitaron un pago. La víctima quedó en libertad cuando el dinero ingresó en una cuenta en un banco de EE. UU. Los efectivos amenazaron con regresar al gastarse todo el dinero. Entonces, seguirá la extorsión.
Otra historia: En el municipio Santa Rita del estado Zulia, casi todos los comercios han desaparecido. Los habitantes de la zona deben desplazarse hasta Cabimas, a unos 25 minutos, para realizar compras. Si eres propietario de un negocio llegará un mensajero para pedirte que pagues por la protección. Si no lo haces, comienzan las advertencias con videos y cartas acompañadas de la granada asignada para hacerla explotar en tu establecimiento.
En diciembre de 2019, un empresario de Santa Rita, dueño de una importadora, quien se había ido a EE. UU. por casi un año, fue asesinado tras una semana de haber regresado a su casa. Los extorsionadores no le perdonaron que tratara de evadir la ley de la delincuencia.
Con matices, la historia se repite en otros sectores del Zulia, como en Machiques, donde los ganadores denuncian que hombres armados, entre ellos miembros de la etnia yukpa, extorsionan para evitar el robo de ganado.
Una más: En agosto del año pasado, un escolta de Alexis Quiroz, propietario de una academia de beisbol en Aragua, recibió un disparo tras repeler un ataque de unos hombres que pasaron con un vehículo frente a la casa del entrenador deportivo y exbeisbolista profesional. Videos enviados por los mismos sujetos permitieron saber que se trataba de una banda de extorsionadores de Aragua que exigían un pago para dejarlo trabajar.
Esos son solo relatos de un balance aún mayor. Entre enero y el 6 de abril, gracias al buscador de El Pitazo podemos encontrar 21 informaciones relacionadas con la palabra extorsión. No es la forma más exacta de medir el impacto noticioso de este hecho, pero nos da una idea muy aproximada del fenómeno que ocurre en un país donde reina la extorsión.
Hasta finalizada la primera década de este siglo, las extorsiones eran un fenómeno de la frontera venezolana, sobre todo donde existe producción agrícola, forma muy especial en el Zulia. El ganadero pagaba la protección para evitar ser secuestrado.
En la década de los noventa, se hizo muy popular en Maracaibo el pago de vacuna con la finalidad de que no te robaran el carro. El interesado iba al municipio Mara o la Cañada de Urdaneta a cancelar el monto en una oficina. Allí le colocaban una calcomanía de una virgen, de Divino Niño u otra descripción que significaba que el automóvil estaba protegido. Ay de aquel que se atreviera a robarlo.
Pero llegó la gran descomposición del país y la extorsión se extendió más allá de los estados fronterizos. Este fenómeno comenzó a verse con mayor intensidad entre 2015 y 2016, dice el periodista experto en el estudio y análisis del crimen organizado, Javier Ignacio Mayorca, quien aporta un dato importante: en 2020 fue el delito de mayor crecimiento, lo que ya es mucho decir, pues casi todas las cifras delictivas bajaron.
Hasta finalizada la primera década de este siglo, las extorsiones eran un fenómeno de la frontera venezolana, sobre todo donde existe producción agrícola, forma muy especial en el Zulia
César Batiz
Ahora no solo extorsionan los oficialmente delincuentes dentro y fuera de las cárceles. También lo hacen los representantes de la ley, llámese fiscales, policías o militares. Seas inocente o culpable, mujer u hombre, rico o pobre, puedes ser víctima de un juicio sumario en el cual el destino no es quitar la vida, sino dinero, lo que en una situación económica como la venezolana, puede implicar perder las ganas de respirar.
Uno de los elementos fundamentales de este incremento de la extorsión se relaciona a la dolarización de la economía. El economista Leonardo Buniak asegura que en los bancos venezolanos están depositados en cuentas corriente $260.000.000. Lo que no sabemos con la misma exactitud es cuánto efectivo se mueve en la calle. Pero, al igual que usted, los extorsionadores intuyen que cualquier propietario de un establecimiento comercial o de un consultorio médico u odontológico, recibe divisas por la venta de un producto o el servicio que presta.
Son pocas las personas, como el pequeño comerciante de Lara quien denunció a funcionarios del Faes, las que se atreven a denunciar. La respuesta común es que los fiscales y policías forman parte del mismo clan extorsionador, por lo que no vale la pena acudir a la autoridad.
La falta de credibilidad en la ley alimenta la anomia y le da fortaleza al delincuente que en su mensaje advierte que no denuncies ante el organismo policial, porque ellos tienen gente allí adentro que les informará cuando lo hagas.
Así se hace muy difícil combatir a los extorsionadores, sin importar si son de cuello blanco o negro. Pero como en el caso del comerciante larense, existen otras tantas denuncias más que permiten a las autoridades actuar.
Ante el reino de la extorsión en Venezuela, se necesita una respuesta de las autoridades, sin importar el color político, que enfrente este delito. Un tema complejo, como todo en nuestro país, pero es hora de que alguien actúe y detenga el imperio de la ley de los extorsionadores.
Si quieres expresar tu opinión sobre este artículo, deja tu comentario.
CÉSAR BATIZ | @CBatiz
Periodista egresado de la Universidad del Zulia, especializado en Periodismo de Investigación. Director de El Pitazo.