Vacuna AstraZeneca: ¿Es segura?

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Por: Paulino Betancourt

Las vacunas son innovaciones asombrosas que salvan vidas y las vacunas para el COVID-19 son un ejemplo claro de ello. Al igual que con cualquier procedimiento médico, existen posibles inconvenientes en su uso, pero sabemos por investigaciones científicas recientes que las vacunas desarrolladas son seguras y efectivas, aun con el corto tiempo que llevó su fabricación. Sin embargo, como probablemente haya escuchado en las noticias, varias naciones europeas han suspendido el uso de la vacuna de Oxford / AstraZeneca por temor a los efectos secundarios (hemorragia, coágulos sanguíneos y bajo recuento de plaquetas). En Venezuela, los organismos sanitarios consideraron no aplicarla. La OMS, por su lado, ha destacado que actualmente no hay evidencia que relacione a la vacuna con la formación de coágulos de sangre y recomiendan que los países continúen usándola. Pero, aun con estudios gigantescos, con más de 24.000 personas, es imposible prever que sucedan cosas.

Así que pensé en escribir sobre lo que está sucediendo. La idea básica tras realizar los ensayos clínicos de vacunas es muy precisa, buscan excluir los efectos secundarios y peligrosos e identificar aquellos efectos comunes, como los dolores de cabeza señalados por los vacunados. Si un efecto secundario solo le ocurre a una de cada 200.000 personas que reciben la vacuna, se necesitaría un ensayo clínico que incluya a millones de personas para asegurarnos de detectarlo. Esto plantea un problema, se requiere de un número alto de vacunados para observar un vínculo directo entre el efecto secundario y la vacuna: algo que le sucede a una de cada 200.000 personas puede parecer increíblemente raro, y lo es, pero si se vacuna a 80 millones de personas, podría aparecer un número significativo de casos.

Para ello se establecen sistemas de monitoreo que observan cómo evoluciona la población a las que se les ha administrado la vacuna. De esa manera, se puede ver si hay señales de riesgo en el enorme grupo de personas que la reciben, después de que se autoriza para su uso general.


En Venezuela, los organismos sanitarios consideraron no aplicarla. La OMS, por su lado, ha destacado que actualmente no hay evidencia que relacione a la vacuna con la formación de coágulos de sangre y recomiendan que los países continúen usándola

Paulino Bteancourt

Lo que sucedió con la vacuna AstraZeneca es que algunos países han visto un riesgo muy pequeño, pero potencialmente significativo, de un tipo raro de coágulo sanguíneo reportado durante el monitoreo, por lo que han detenido temporalmente la vacunación para investigarlo más a fondo. ¿Fue esta una buena decisión? ¿Cuál es la señal de riesgo que ha causado preocupación? Según las agencias reguladoras de los países involucrados, se trata de un tipo de coágulo sanguíneo raro pero grave en el cerebro, que provoca trombosis del seno venoso. En su mayoría, se han producido en personas jóvenes (entre 20 a 60 años), lo que en parte es motivo de preocupación.

La agencia de salud pública de Alemania publicó sus hallazgos, que mostraron que hubo un total de siete casos de estos coágulos sanguíneos en la población vacunada de 1,6 millones de personas, cuando se esperaría si acaso uno. ¿Qué significa esto? Bueno, hay que calcular la tasa. Si es cierto que los siete casos que formaron coágulos fueron causados ​​por la vacuna, con 1,6 millones de inmunizaciones, entonces eso equivaldría a una tasa de aproximadamente un afectado por cada 230.000 vacunados o un 0,00043%. ¡Muy pequeño! Si bien el aumento del riesgo suena aterrador, no es tan grande como sugieren los titulares, aunque es importante para las familias de los afectados.

Podemos hacer el siguiente ejercicio, comparemos lo anterior con el riesgo de contraer COVID-19. Incluso los jóvenes de 20 años no son inmunes a la enfermedad y, si bien su riesgo de muerte es mucho menor que el de los adultos mayores, se trata de un fallecido por cada 16.000 infectados. Entonces, si la vacuna realmente está causando estos coágulos de sangre, que pueden ser fatales, el riesgo de morir por COVID-19 para una persona de 20 años es aproximadamente 15 veces mayor que el riesgo de formar un coágulo.

Además, es bastante improbable que la vacuna esté causando estos coágulos de sangre. ¿Por qué? Bueno, la vacuna AstraZeneca se está aplicando en unos 70 países del mundo y solo se han reportado casos de coágulos en Europa. Los Países Bajos informaron durante el fin de semana, diez casos de eventos graves, incluida una posible trombosis o embolia. En el Reino Unido se han administrado más de 10 millones de dosis de AstraZeneca y el sistema de notificación no muestra tal aumento de riesgo. Si revisamos los informes del regulador médico del Reino Unido, veremos que hubo tres casos de este tipo específico de coágulo posterior a la vacuna.

Ahora, ¿qué significa esto para una persona que recibe la vacuna? Estos riesgos son mínimos a nivel individual. Incluso si esta asociación resulta ser cierta, lo cual es completamente posible, corremos un mayor riesgo de ser alcanzados por un rayo que de tener un coágulo de sangre inducido por la vacuna AstraZeneca, según la evidencia publicada hasta la fecha. Apoyando lo anterior, la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia recomienda que todos los adultos elegibles continúen recibiendo sus vacunas.

“En este momento, la pequeña cantidad de eventos trombóticos reportados en relación con los millones de vacunas COVID-19 administradas, no sugiere un vínculo directo”, aparece en su comunicado.

La decisión de detener la aplicación de la vacuna AstraZeneca en los países europeos, por supuesto, depende de ellos, pero es un poco confusa. Si bien puede haber alguna señal de riesgo, esa señal es bastante pequeña y ciertamente es mejor que contraer la enfermedad.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat.

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