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viernes, 29 marzo, 2024

¡Una revolución bolivariana a la fuerza!

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Por: Marcos Hernández López

Nuestro análisis se puede explicar desde un enfoque psicosocial. La sociedad venezolana, evidentemente, percibe, interpreta y reacciona ante la amenaza política de diversas formas, inducidas por el gobierno nacional para frenar su proceso irreversible en su decadencia política – electoral. El chavismo, como todo gobierno autoritario, desprecia a la justicia desde sus orígenes, y toma una antipostura. En la comprensión, para que haya una democracia plena, tiene que haber también legitimidad de ejercicio, que significa gobernar con ciertos límites respetando la multiplicidad de opiniones que existen en una sociedad.

Evidentemente, a los presidentes con tendencias autoritarias no les gusta el sistema de división de poderes y la existencia de otros poderes independientes. Como estrategia, el gobierno de Maduro, para avanzar en su ilógica, tiene su Asamblea Nacional como un traje a la medida para legitimar lo inconstitucional, además activas amenazas políticas.

Estas amenazas germinan en un tipo de violencias visibles e invisibles, muy difícil de ver a simple vista, ya que son las propias estructuras psíquicas de las personas las que las hacen frágiles.

Lo que no razona o no quiere razonar Maduro es que, lo grave está en que la mayoría de los venezolanos ya no creen en sus discursos y menos que la compleja crisis país es causada por una «guerra económica» apoyada por empresarios apátridas, recibiendo órdenes del imperio norteamericano.

En nuestros estudios de opinión publica se revela que 75,1% de los venezolanos están claros en que la guerra económica es solo una narrativa bien argumentada para soportar la aguda crisis. Es decir, Maduro inventó una “guerra económica” sospechosa, incluso, en su propio capital político.

Ante tanta escasez e ineficiencia, protestar en Venezuela hoy día es considerado traición a la patria —la consigna gubernamental—. No importa que se pase hambre, lo significativo es mantener la revolución, cueste lo que cueste. No obstante, la amenaza, la violencia y el miedo gravitan sobre la conciencia y la conducta de todos los venezolanos.

Los gobiernos del comandante Chávez y Maduro trasfiguraron la vida normal de la gente. Esta modificación ha puesto muchos venezolanos en niveles muy vulnerables y de miseria.

En nuestro país, existe una violencia estratégica. El régimen es supra, amenaza, por encima del derecho y de las leyes, siempre apuntalado en la violencia estratégica.

La agresión al adversario ya es práctica gubernamental común: los vejámenes a los dirigentes políticos detenidos en varios estados del país por protestar contra de Maduro; la tortura psicológica hacia los presos político; las diversas violaciones a los derechos humanos; las continuas amenazas hacia el pueblo de “infidelidad” electoral hacia el Socialismo Siglo XXI; la negación —juegos de hambre— de los CLAP a los que no apoyan el proyecto revolucionario, el carnet de la patria y los bonos, son todos un verdadero chantaje.

Nicolás perdió la calle, la popularidad. De acuerdo a nuestros números está un poco por encima de 18,1% puntos. La verdad es que se perdió la magia revolucionaria que los atornillo durante 21 años en Miraflores.

En la dinámica del desgaste del poder, emergió el desamor hacia un proyecto político que ilusionó, pero no concreto los sueños de los que aspiraban a un mejor país. Es casi imposible llegar al final de una gestión con una opinión nacional en contra, el tiempo se le agotó a la Socialismo del siglo XXI, sólo queda el delirio de mantener una revolución, pero a la fuerza.  

MARCOS HERNÁNDEZ LÓPEZ | @Hercon44

Sociólogo, docente universitario | PhD Gestión de Procesos | CEO Consultora Estudios de Opinión.

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