Una mirada a los efectos psicológicos pospandemia

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Por: Karina Monsalve

Vamos a cumplir siete meses de confinamiento, de tener nuestras vidas como en una especie de “stand by” permanente. A partir de marzo de 2020 hay un antes y un después en la dinámica de vida de cada uno de los seres humanos. Tuvimos que cambiar y adaptarnos a las nuevas maneras de hacer nuestras actividades cotidianas y encontrar en esta nueva dinámica el disfrute y la motivación necesaria para llevarlas a cabo.

Así como hemos adecuado las tareas y funciones diarias de cada quien, circunscritos al hogar, también hemos recorrido cambios en el estado de humor que han requerido una adecuación constante en el estado ánimo de las personas. Desde la incertidumbre inicial, pasando por los estados de ansiedad, tristeza, depresión y frustración hasta la sensación de miedo constante por el posible contagio, hemos experimentado una amplia variedad de sensaciones que aún desconocemos su alcance.

Tal y como lo declarara la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su conferencia del 27 de agosto de este año, el COVID-19 ha afectado la salud mental de millones de personas, en el sentido de que ha provocado ansiedad y miedo y ha interrumpido los servicios de salud mental. Así mismo señala que para muchas personas la falta de interacción social causada por la pandemia ha tenido un profundo efecto en la salud mental, ya que los seres humanos somos seres sociales y es natural y normal que queramos reunirnos por todo tipo de razones.

Por su parte, también la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reseña el conjunto de sentimientos experimentados en las personas durante los últimos meses. Señalando “miedo a la infección o ansiedad si estamos enfermos; dolor por nuestros seres queridos que han sucumbido al virus; incertidumbre sobre el futuro, ya que el trabajo y la vida como la conocíamos se ven amenazados; agobio por las noticias y la falta de información; y soledad o aislamiento tras semanas o incluso meses de distanciamiento social. Y aunque es posible que estemos haciendo frente a este estrés de distintas maneras, todos estamos sufriendo, especialmente quienes están afectados por trastornos de salud mental preexistentes”, subrayó la Directora, Carissa F. Etienne.


Así como hemos adecuado las tareas y funciones diarias de cada quien, circunscritos al hogar, también hemos recorrido cambios en el estado de humor que han requerido una adecuación constante en el estado ánimo de las personas. Desde la incertidumbre inicial, pasando por los estados de ansiedad, tristeza, depresión y frustración hasta la sensación de miedo constante por el posible contagio

Karina Monsalve

Urge entonces tomar las medidas pertinentes para canalizar de la mejor manera posible el caudal de síntomas y signos psicológicos y emocionales experimentados por todos los que nos hemos visto obligados a permanecer en situación de cuarentena prolongada.

La situación de encierro, la paralización de metas, la disminución o falta total de ingresos económicos, la separación de los seres queridos, las limitaciones de espacios de esparcimiento, la falta de interacción social, la posible violencia intrafamiliar, la soledad, la alteración de horarios en el ciclo de sueño, el abuso de alcohol y sustancias para bajar los niveles de ansiedad, entre muchas otras situaciones, han hecho que inevitablemente nos veamos afectados en nuestro sentir diario. 

Este impacto psicológico y emocional se ha venido instaurando en el interior de las personas, durante todo este tiempo, sus secuelas dependerán en gran medida a los antecedentes y circunstancias personales de cada individuo; ahora bien, cómo logramos lidiar con todas estas variables tanto internas como externas de la manera más sana posible para superar este período? Aquí algunas reflexiones al respecto:

  • Aprendamos a reconocer nuestras emociones, éstas no necesariamente son negativas en sí mismas, por lo que esto nos puede ayudar a conocernos y saber cómo podemos reaccionar para adaptarnos a las circunstancias.
  • Evitar los pensamientos catastróficos. Puede ser útil tratar de ver esta etapa como un periodo de tiempo diferente, no necesariamente negativo, solo diferente. 
  • Incorporar la idea de la temporalidad. Que esta situación es una época y pasará.
  • Desarrollar la capacidad de ser flexibles con nosotros mismos y con las metas establecidas.
  • Aprovechar las ventajas que ofrece la tecnología.
  • Recurrir a los recursos o fortalezas personales y sociales con las que se cuenten.
  • Disfrutar del tiempo de ocio, convirtiéndolo en el tiempo para sí mismo, donde se pueda atenuar la ansiedad.
  • Para los pacientes con antecedentes de enfermedades mentales es importante mantener en el tiempo y bajo supervisión su tratamiento psicofarmacológico.

KARINA MONSALVE | @karinakarinammq

Psicóloga clínica del Centro Médico Docente la Trinidad

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