Un “golpe de suerte” en la Estación Espacial Internacional

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Por: Paulino Betancourt

Al imaginarnos la vida a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI), una cosa en la que probablemente no pensamos es que la basura espacial puede chocar contra la nave. Mucho menos que un pedazo de esa basura se lleve consigo un trozo de la ventana de la nave espacial que ofrece algunas de las mejores vistas de la Tierra. Pero algo similar sucedió el mes pasado cuando un pedazo de basura espacial, demasiado pequeño para ser rastreado por la NASA, golpeó y dañó el brazo robótico Canadarm2. La agencia espacial canadiense que opera el brazo lo describió como un “golpe de suerte” que no afectó las operaciones ni puso en peligro a los siete astronautas en órbita a bordo de la estación. El instrumento aún está operativo, pero el objeto perforó la manta térmica y dañó el brazo por debajo. No se sabe qué fue lo que golpeó a la estación espacial o cuándo sucedió. Lo cierto es que fue un recordatorio aleccionador de que el problema de la basura espacial de la órbita terrestre baja es una bomba de tiempo. 

Canadarm2, conocido formalmente como el Sistema de Manipulación Remota de la Estación Espacial, ha sido un elemento fijo en la EEI durante 20 años. Es un brazo robótico de titanio con múltiples articulaciones que puede ayudar a maniobrar objetos fuera de la Estación y realizar su propio mantenimiento. Debido a que el Canadarm2 escapó de esta colisión sin sufrir daños en sus componentes vitales, seguirá adelante con la próxima misión, usando su mano robótica para reemplazar una caja de interruptores de energía defectuosa.

Evidentemente, las agencias espaciales de todo el mundo son conscientes del problema de los desechos espaciales. Se están rastreando más de 23.000 piezas en la órbita terrestre baja para evitar colisiones con los satélites y la EEI. Cualquier objeto que viaje a velocidades orbitales (44.000 km/h) puede causar un daño significativo, incluido perforar placas de metal. La basura espacial se clasifica como cualquier tipo de maquinaria o escombros dejados por los humanos en el espacio y puede abarcar desde restos de pintura hasta despojos del cohete más grande de China, que se estrelló contra el Océano Índico el mes pasado.

La EEI y la mayoría de los satélites en órbita tienen protección contra impactos a hipervelocidad, como la tecnología de escudo Whipple, que se introdujo en la década de 1940. Debido a las velocidades increíblemente altas de las piezas de escombros en órbita, algo de 1 centímetro de diámetro podría inutilizar instrumentos críticos de la estación espacial y cualquier cosa más grande podría penetrar los robustos escudos que protegen los módulos de la tripulación. Mientras que los escombros superiores a 10 centímetros de diámetro, podrían despedazar la nave espacial. El peligro que representan los desechos espaciales errantes se dramatizó en la película de 2013 “Gravity”, en la que los astronautas a bordo de un transbordador son impactados por trozos de basura espacial a gran velocidad. La basura espacial es definitivamente una preocupación real. 


Evidentemente, las agencias espaciales de todo el mundo son conscientes del problema de los desechos espaciales. Se están rastreando más de 23.000 piezas en la órbita terrestre baja para evitar colisiones con los satélites y la EEI

Paulino Betancourt

Desde el lanzamiento del Sputnik 1 en 1957, los desechos espaciales se han ido acumulando. Según un informe de la Agencia Espacial Europea, se estima que millones de fragmentos de material antropogénico de menos de un milímetro están orbitando la Tierra en este momento, la estimación no incluye el polvo espacial natural. En 2009, una nave espacial rusa chocó y destruyó un satélite comercial, agregando 2.300 piezas de escombros grandes y rastreables y escombros mucho más pequeños al inventario de la basura espacial. Más grave aún, en 2019 la India realizó una prueba antisatélite, destruyendo un satélite de órbita baja y generando escombros. Los científicos espaciales, incluido el director de la NASA, criticaron la prueba y dijeron que algunos fragmentos de escombros se han elevado al alcance superior de la órbita terrestre baja, poniendo en peligro a otros satélites.

El problema de la basura espacial fue esbozado por el astrofísico Donald Kessler, quien publicó un artículo en 1978 y predijo que la densidad de los desechos espaciales aumentaría hasta tal punto que “un choque no solo sería inevitable sino también mortal en última instancia”. Esta posibilidad fue ignorada hasta 2009 cuando dos satélites chocaron a una altura de 789 km sobre Siberia. Ese mismo año, la NASA y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa organizaron la Conferencia Internacional sobre Eliminación de Escombros Orbitales, para llamar la atención de científicos e ingenieros sobre el problema de la basura espacial y esperar encontrar nuevas soluciones.

Desde 1999, la EEI ha tenido que realizar 26 maniobras especiales para evitar colisiones con la basura espacial, incluida una maniobra realizada en septiembre de 2020. Los ingenieros de hoy están ideando soluciones para evitar la creación de basura espacial en el futuro, como crear satélites de madera y limpiar la basura espacial que ya orbita la Tierra. Una propuesta reciente es utilizar una nave espacial que adhiera a los satélites en desuso y los empuje hacia la Tierra para que se salgan de la órbita y se quemen en la atmósfera.

Dependemos del espacio para muchas cosas: comunicación, pronóstico del tiempo, banca, entretenimiento y usos militares. En términos de nuestra progresión como civilización, retrocederíamos muchos pasos si no tuviéramos acceso al espacio. Para seguir beneficiándonos de la ciencia, la tecnología y los datos que aportan las operaciones en el universo, es fundamental que logremos un mejor cumplimiento de las directrices de mitigación de desechos espaciales existentes. 


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat.

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