ANALÍTICA
Por: Heberto Alvarado Vallejo
¡Saludos, Comunidad! Esta semana hablaremos de la nomofobia, el miedo extremo a quedarnos sin el teléfono móvil. Una condición que padece, en mayor o menor medida, el ser humano en este siglo XXI.
Desde mi punto de vista, la nomofobia es causa y consecuencia de las diversas distorsiones que afectan nuestra salud en esta era de la hiperconexión.
La nomofobia tiene muchos síntomas. Ansiedad desmedida e incluso pánico. Si, por ejemplo, despiertas en la noche con sobresaltos y de inmediato buscas tu smartphone, para luego volver a dormir, tienes uno de los síntomas más recurrentes de la nomofobia.
¿Cómo evitarla o cómo reducir su impacto? Primero, si consideras que padeces de esta condición, acude a un psicólogo. Antes de hacerlo, haz un ejercicio de conciencia. Intenta usar menos el teléfono celular y hacerlo sólo para temas de comunicación. Limita, lo más que puedas, pasar tu tiempo de ocio mirando una pantalla.
Y si bien, decirlo es más fácil que hacerlo, es realmente la única opción que como periodista especializado puedo sugerirte. Un consejo que también te brindo como usuario y como un ser humano que seguramente sufre algún grado de nomofobia.
Una tarea no menor la que tenemos al frente. ¿Podemos reducir el tiempo de uso de un smartphone? Tarea difícil, pero, repito, necesaria.
Si tomamos en cuenta los datos veremos que la nomofobia es un mal que está afectándonos en dimensiones desproporcionadas.
Recordemos que pasamos casi 4 horas del día utilizando el teléfono. A esta cifra debemos sumarle otras, como por ejemplo el promedio de 34 actividades diarias que hacemos con el teléfono en la mano. Una realidad que está llegando a niveles de dependencia que debemos controlar.
Esta dependencia, genera adicción y de aquí una serie de males que ya hemos descrito en Analítica.
El porqué de la nomofobia
Hagamos un mea culpa. ¿Cuántas veces vemos la pantalla del teléfono celular para ver estados de WhatsApp, historias en Instagram? ¿Cuánto tiempo invertimos en tomarnos fotos para compartirlas con nuestros seguidores? ¿Cuántos vídeos hacemos para compartir poses, formas de bailar o de imitar a otros? Seguramente, mucho tiempo.
Para muchos psicólogos ese deseo de compartir tantos momentos parte de una necesidad afectiva.
Antonio de Dios, psicólogo entrevistado por la agencia EFE, detalla una realidad muy frecuente en estos tiempos. Indica que las personas que utilizan tanto tiempo el smartphone dejan en evidencia su falta de seguridad y su baja autoestima.
“Mi vida circula alrededor de satisfacer al otro, así que, si me llaman y no tengo la posibilidad de estar conectado, me siento solo. Aparece el miedo a decepcionar a los demás”, afirma Antonio de Dios.
Para el experto, todos podemos pasar por situaciones como esta, pero detecta más vulnerabilidad entre los adolescentes de ambos sexos y entre las mujeres de distintas edades.
“Suele ser más común entre el sexo femenino, pues la estructura cerebral de las mujeres hace que tengan más facilidad para comunicar y más necesidad afectiva que los varones. Además, ellas tienen mayor capacidad para establecer relaciones afectivas”.
-Los hombres no tenemos tanta necesidad y utilizamos el teléfono móvil para aspectos tecnológicos, laborales o de gestión. Apunta De Dios.
Sin embargo, dicha opinión no hace inmune de nomofobia al hombre. Si eres varón y pasas horas conectado en el smartphone jugando videojuegos, trabajando o compartiendo información de algún tipo, no estás exento de padecer de esta condición.
Por eso, datos como el que elaboró el Instituto de Correos de España pueden perfectamente ser aplicados en cualquier parte del mundo. En la investigación se demostró que el 58% de los hombres y el 48% de las mujeres sienten pánico al pensar en la posibilidad de no disponer de su teléfono móvil, a lo que hay que sumar un 9% de usuarios que se estresan con sólo tener que mantenerlos apagados.
Bien sea por trabajo o una necesidad afectiva, la nomofobia está presente y debemos primero reconocer su existencia para luego reducirla.
Recomendaciones
Al ser los niños y adolescentes los grupos gregarios más vulnerables de padecer Nomofobia, debemos asumir una postura firme como padres y representantes en materia de regular el uso del teléfono móvil. Una tarea sin dudas difícil si ese adulto padece igualmente de esta angustia al estar sin su teléfono.
Por ello es clave una revisión interior. Preguntarnos y analizarnos. Si luego de esta revisión entendemos que debemos reducir el uso del Smartphone por nuestra salud física y mental, podemos enseñar con el ejemplo y de igual forma podemos tener argumentos firmes para hacerle entender a nuestros hijos y representados la necesidad de hacer actividades más allá de las 5 pulgadas de la pantalla de un teléfono inteligente.