Pedro Pablo Peñaloza
En este renovado torneo de escupitajos al aire y tiros al pie, destacan ahora quienes entienden que la mejor manera de competir en las primarias es enlodándolas. Al parecer, creen que entusiasmarán a los votantes sembrando dudas sobre la Comisión Nacional de Primarias. Curioso.
La conformación de la comisión fue recibida muy positivamente por el país. Allí fueron más elocuentes los silencios que los aplausos. Quienes estaban preparados para disparar, debieron retirar el dedo del gatillo. Nadie se atrevió a cuestionar la idoneidad de los designados.
Obviamente, la tregua fue breve. Al poco tiempo, comenzaron a señalar que la comisión sí estaba integrada por ilustres venezolanos, pero tenía un problema: no era independiente de la plataforma. En ese ataque coinciden factores con posiciones supuestamente irreconciliables.
Luis Olavarrieta, el inesperado confesor de la gran disculpa de la oposición
Gente que dice que la primaria es «sectaria», aunque la comisión abrió sus puertas a todos. Incluso a ellos, que al final no van a participar básicamente porque no tienen ni candidato ni votos para competir. No tienen chance, pero sí piedras para lanzarlas contra el proyecto.
Y otra gente que acusa a la comisión de estar condicionada por el G3. Con esta «denuncia» pública contra el supuesto condicionamiento, claramente buscan condicionar a la comisión. Si la primaria no se ajusta a sus parámetros y la comisión no acata sus demandas, es un fraude.
Llegado a este punto debe aclararse que no se trata de darle un cheque en blanco a la comisión. Su actuación tiene que estar sometida al escrutinio del país, que debe exigir un proceso equilibrado, confiable y transparente. Al margen de los nombres, lo importante serán sus obras.
Pero una cosa es solicitar a la comisión que cumpla con los venezolanos y otra muy distinta tratar de minar su credibilidad, lo que terminaría por hundir este esfuerzo. Si se trata de construir unidad, bien podrían dejarse de lado los golpes bajos, intrigas y descalificaciones.
Son muchos los temas espinosos sobre la mesa. Participación del CNE, voto en el exterior, inhabilitaciones, financiamiento de las campañas, etc. La discusión debería abordarse desde el respeto, entre aliados que se necesitan mutuamente y que dependen de una primaria exitosa.
El «caso» CNE, por ejemplo, podría servir para meterle presión al chavismo y aumentarle el costo político si resuelve -como es de esperarse- obstaculizar la primaria. Por el contrario, se ha convertido en un nuevo foco de conflicto interno. El CNE -es decir, el Psuv-, ríe. Quizá de lo que se trata es de tener claro que la primaria no puede convertirse en la enésima pelea por la medalla de plata. Que su objetivo no es escoger al dueño de una botella vacía y próximo derrotado, sino al futuro presidente. Si quieres caminar, no te dispares en el pie.
El Pitazo no se hace responsable ni suscribe las opiniones expresadas en este artículo.