EL PODER EN ESTE PAÍS
Por: Rogelio Guevara Cantillo
El especialista en políticas públicas y exfuncionario del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial, Gerónimo Frigerio, conversó en días recientes con Andrés Oppenheimer en CNN en Español para ofrecer a la región sus recomendaciones para alcanzar un desarrollo sostenible en América Latina, condensadas en su nuevo libro titulado “Simple”. No es para nadie un secreto que lamentablemente el rol del Estado en las economías de América Latina y sus burocracias han exacerbado la pobreza en la región.
Sobre este interesante tema conversé en días pasados con Frigerio, quien es especialista internacional en el diseño y ejecución de proyectos de desarrollo económico y social en América Latina. Experto en regulación, estructuración de inversiones y procesos de reforma, es fundador y director general de la consultora GF Consulting Group, que provee asesoramiento de inversión a gobiernos, empresas y organismos multilaterales de crédito.
Las pequeñas y medianas empresas deben ser la solución para vencer el subdesarrollo en América Latina. Al respecto, Frigerio explica desde Buenos Aires que estas pequeñas empresas son prácticamente sinónimo de nuestro sector privado y representan cerca de 99% de ese sector privado y dan empleo a más del 60% de las personas en la región. Por el contrario, las grandes empresas representan el 1% del sector privado. Sin embargo, ese 1% de grandes empresas aporta el 75% del producto interno bruto en muchos casos. En términos simples, como el título de su obra, las grandes empresas son importantes para cada ministro de finanzas, porque prácticamente resuelven sus necesidades de recaudación de impuestos. Con esos impuestos los gobiernos después gestionan y redistribuyen. En síntesis, la “asociación” entre el 1% de las grandes empresas y los gobiernos es la base del modelo de desarrollo que ha tenido nuestra región desde siempre.
La humanidad va avanzando a paso firme en el aspecto digital. ¿Con el uso de medios digitales se puede minimizar la burocracia del Estado a favor de las pequeñas y medianas empresas en la región? Sería lo correcto y más expedito por el bien común. Explica Frigerio que las pequeñas empresas necesitan vincularse digitalmente con el Estado. Hacer negocios, para cualquier emprendedor o pequeña empresa, debiera ser simple y digital, pero advierte Frigerio que hoy en día sucede todo lo contrario. “Cualquier proyecto o emprendimiento que uno quisiera llevar adelante, requiere de enormes costos, trámites burocráticos que demoran tiempo y procesos complejos que generan desincentivos. En consecuencia, se evita o elude la formalidad del Estado todo lo que se puede, no se genera riqueza masivamente ni se crea empleo”, analiza Frigerio.
La región lleva décadas perdidas a pesar de que cada país cuenta con hombres y mujeres talentosos como por ejemplo Argentina, México o Venezuela. Frigerio expone que es complicado desarrollar un modelo de progreso en América Latina, porque partimos de reglas complicadas. Todos nuestros países tienen el mismo “origen legal”, es decir, fuimos colonizados durante el mismo tiempo y nos implantaron las mismas malas reglas de origen francés pensadas para una Europa de hace 200 años. ¿Cómo no podemos aún comprender en 2021 que esas reglas no facilitan que nuestros hombres y mujeres talentosos de todos nuestros países puedan emprender, generar proyectos y escalar sus habilidades sin limitaciones?, se pregunta Frigerio.
La humanidad va avanzando a paso firme en el aspecto digital. ¿Con el uso de medios digitales se puede minimizar la burocracia del Estado a favor de las pequeñas y medianas empresas en la región? Sería lo correcto y más expedito por el bien común
Rogelio Guevara
Las malas reglas, justamente porque son malas reglas para poder hacer negocios, tienen graves consecuencias: crean malas instituciones, es decir, grandes burocracias y, en consecuencia, construyen una mala cultura de negocios. En América Latina debemos adoptar una buena cultura de negocios. Para ello, el punto de partida es justamente adoptar buenas reglas, especialmente reglas simples para hacer negocios que puedan ser comprendidas por todos, sintéticas y pensadas para reducir costos y complejidades facilitando la generación de negocios. Adicionalmente, con una institucionalidad digital, es decir, que los Estados y privados se vinculen a partir del teléfono celular, podremos sentar las bases para una mejor cultura de negocios, reflexiona al respecto Frigerio.
La pandemia por COVID-19 hará reinventar a los Estados, empresas e individuos en América Latina. Todos nos vamos a tener que “reinventar”: individuos, empresas pequeñas, empresas grandes, gobiernos, sindicatos, abogados, contadores, escribanos, entre otros. Inevitablemente la pandemia afectó nuestra forma de vida, aceleró nuestra necesidad de digitalizar lo más posible nuestras formas de trabajo y naturalizó los vínculos virtuales para colaborar en la actividad laboral. Esa evolución “forzada” no tendrá retorno. Posiblemente sigamos evolucionando, pero no volveremos a la “normalidad” de la prepandemia me comenta el especialista.
La reinvención nos induce a que seamos más competitivos, a que nos animemos a emprender, a que seamos generadores de negocios o de nuestra propia forma de subsistencia en muchos casos. A tal fin, emprender y hacer negocios debiera ser simple y digital. La herramienta es el teléfono celular. Ese es el punto de encuentro para la reinvención por delante. Cuanto antes lo podamos entender e implementar, preferentemente con una visión regional que expanda nuestro propio mercado interno mejor nos va a ir. Si nos reinventamos, tendremos un escenario de mayor creación de empleo y menor pobreza.
Tenemos que crear empleos de buena calidad sin seguir haciendo perder la vida de los ciudadanos de América Latina. ¿Cómo se crean entonces empleos de buena calidad con una fórmula “Simple”? La propuesta de reforma abarca el universo de reglas, instituciones y procesos que inciden en el inicio, administración y cierre de una pequeña empresa a fin de priorizar el desarrollo del sector privado como fuente principal de creación de empleo. El foco de la reforma son las pequeñas empresas, toda vez que estas representan el 99% de la fuerza productiva de la región y tienen la mayor potencialidad para crear empleo.
El objetivo es claro: el sector privado formal con foco en las pequeñas empresas, debe florecer en toda su capacidad. Cabe aclarar que el proceso de reforma es continuo. Hasta tanto la creación de empleo no alcance todo su potencial y la pobreza disminuya a su mínima variable, la potencialidad de mejora de los servicios a ser prestados por el sector público seguirá vigente: habrá más costos por reducir, más reglas por simplificar y más trámites por eliminar o informatizar. Por eso, la secuencia del proceso para los próximos años tiene que lograr una dinámica de mejora continua que busque implementar una visión: América Latina sin pobreza.
Una pregunta que me hago, ya que hemos escuchado por décadas de las “vías para el desarrollo de América Latina” es ¿por qué se dice “simple”, pero para América Latina ha sido tan “difícil”? Hacer negocios en América Latina tiene que ser sencillo, en particular para los latinoamericanos. En la actualidad hemos transitado décadas por el camino opuesto. La eficiencia, que no es de “izquierda” ni de “derecha”, debiera convertirse en el pilar básico para consolidar el mejor clima de negocios en la región, me explica Gerónimo Frigerio.
En este sentido, en América Latina hay países que van por el camino de “Simple”, como Chile, Paraguay, Costa Rica, Uruguay, Panamá y Guatemala con distintas realidades, pero avanzando poco a poco, en contraste con países como Venezuela, que insiste en un socialismo del siglo XXI que fracasó. En la actualidad, Venezuela es más pobre, informal y con mayor desempleo que cualquier otro país de la región. Pero toda la región sigue fracasando, en mayor o menor medida, con altos niveles de pobreza, informalidad y desempleo.
ROGELIO GUEVARA CANTILLO | @Rogeliogcmundo
Analista del poder y economía en Latinoamérica.