LOS PITAZOS DEL DIRECTOR
Por: César Batiz
Pese a las quejas y denuncias del actual presidente de EE. UU., Donald Trump, quien asegura que la elección iniciada el 3 de noviembre aún no ha terminado, los resultados presentados por la prensa y reconocidos hasta por dirigentes republicanos, indican que el nuevo mandatario estadounidense es el demócrata Joe Biden, con 290 votos del colegio electoral, 20 más de los 270 que necesitaba.
El triunfo del demócrata genera preocupación en algunos sectores de la población venezolana que apoyan a la oposición. Se desconoce cuál será la política hacia el gobierno de Nicolás Maduro por parte de la gestión Biden, quien se juramentará el 20 de enero. Pero debemos recordar que la mayoría de las decisiones tomadas sobre el tema venezolano, son bipartidistas y no dependen de la única decisión del presidente de turno.
Félix Arellano: gane Trump o Biden, el tema venezolano se mantendrá
Por costumbre, los miembros del partido de Biden se inclinan por el uso de la diplomacia para intervenir en conflictos internacionales. Expertos consideran que la posición de la nueva administración sobre el asunto venezolano será más cercana y coordinada con la de la Unión Europea, que promueve negociaciones para llegar a una elección libre y democrática, además de impulsar ayudas humanitarias para la población venezolana, con el aval del oficialismo y la oposición liderada por Juan Guaidó.
Hasta ahora las intenciones promovidas por la Unión Europea se encontraron con la muralla del madurismo que se niega a dejar el poder, pues en realidad Nicolás Maduro y los líderes del oficialismo no enfrentan ninguna amenaza real ni tienen un incentivo que los lleve a plantearse dejar el Palacio de Miraflores.
No queda ninguna duda de que las sanciones estadounidenses a funcionarios oficialistas violadores de DD. HH. y corruptos, así como a las instituciones como Pdvsa y Banco Central de Venezuela, que le han dado soporte al régimen, generan dificultades a la nomenclatura gobernante y a sus testaferros.
Sin embargo, en la búsqueda desesperada de respuestas a las sanciones, el madurismo fortaleció, tras la entrega de soberanía, alianzas con países como Rusia, Irán, Turquía y China, naciones que, junto a la ya conocida convivencia con La Habana, ayudan a fortalecer la muralla de protección del régimen para seguir en el poder pese a la presión ejercida con las sanciones. Un ejemplo de ello es la creación del Consejo Militar-Científico, con apoyo de Rusia, China, Irán y Cuba, noticia que dio Maduro el 23 de octubre, sin mayores detalles.
Ante eso, la administración Trump parece no tener respuestas. De esa cuarteta de países, la gestión del actual mandatario estadounidense observó hasta ahora con mucha atención a Irán. Incluso, el actual presidente de la nación norteamericana tiene en Elliot Abrams a su representante para atender y vigilar lo que ocurre en ambas naciones. Pero se desconoce de acciones precisas contra Rusia, Turquía y China.
Rusia provee al madurismo el apoyo táctico para la manipulación de la información y propagación de la propaganda a través de granjas de boots. China tiene la tecnología para el control social y el suministro de bienes y servicios, aunque desde Pekín no quieren dar nuevos préstamos a Maduro. Turquía facilita su estructura empresarial para la importación de alimentos para las cajas Clap, comercializar el oro y constituir nuevas compañías a testaferros que no encuentran otro lugar en el mundo donde llevar el dinero de sus jefes con tranquilidad.
Irán merece un capítulo aparte. La teocracia persa ve como sus amigos a los enemigos de EE. UU. Por eso, y gracias a un pago de $500 millones en lingotes de oro, abastece a Pdvsa de gasolina y repuestos para reparar las refinerías. Además, los iraníes abren supermercados y, lo más peligroso, ese país ofrece su menú de misiles de largo alcance, que el gobierno de Maduro amenaza con adquirir.
Elliot Abrams advirtió que destruirán misiles iraníes si son enviados a Venezuela. Son conscientes los estadounidenses que un cohete de esos, lanzados desde la costa venezolana, puede alcanzar a Miami, por ejemplo. Por eso, la relación de Irán con Venezuela, más que la de Rusia, Turquía y China, se convierte en un tema de seguridad nacional estadounidense.
Por eso, una de las estrategias que debería considerar la nueva gestión de Biden hacia Venezuela, es entender e incidir en la influencia de esos aliados del madurismo en el fortalecimiento del régimen.
De lo contrario será muy difícil, más allá de las sanciones individuales o a las instituciones, lograr condiciones que lleven al oficialismo a negociar la salida.
CÉSAR BATIZ | @CBatiz
Periodista egresado de la Universidad del Zulia, especializado en Periodismo de Investigación. Director de El Pitazo.