Primero de Mayo: las ideas erradas del sindicalismo sobre el salario en Venezuela

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Por: Carlos Hermoso

Las luchas de los obreros por un mundo mejor encuentra en el Primero de Mayo una de sus fechas más emblemáticas. No solamente se trató del combate por la jornada de ocho horas. Resumía, más que eso: la lucha por cambiar las relaciones imperantes para liberar al mundo de la explotación de unos hombres por otros.

Pero esa tendencia de adocenar los símbolos y emblemas radicales, muy propio del chavismo, por cierto, ha llevado a pensar que el Primero de Mayo es un día de fiesta internacional. No un día de conmemoración y de lucha.

Siguen presentes las demandas obreras en el mundo entero. Más en Venezuela, donde el chavismo llevó a la más brutal de las circunstancias para los trabajadores. Eliminó el salario de los empleados públicos. Escamoteó las prestaciones sociales. Acabó con las pensiones. Todo para satisfacer la usura internacional, mientras seguían destrozando al país.

Sobre el salario y las luchas

El precio de esa energía física y mental que deja el trabajador en el proceso productivo, desde la perspectiva del economista y de buena parte de los dirigentes sindicales, es la remuneración que recibe el trabajador en correspondencia con el mercado. No con base en lo que produce, lo conciben como un pago justo y en conformidad con las condiciones de oferta y demanda. En nuestro caso la sobreoferta, dado el desempleo, hace que el salario baje al extremo.

Además, piensan siempre, en primer lugar, en favor de quienes supuestamente le “dan empleo a la gente”. A quienes, por esa condición, se les debe proteger su ganancia para no ahuyentar capitales.

Lo que explica que durante este largo período haya existido indolencia en relación con este asunto del salario. Asimismo, se enmudecen políticos y sindicalistas ante la petición salarial, o plantean la solicitud por montos irrisorios, bajo el argumento de que eso alejaría las inversiones. O que el gobierno no cuenta con los recursos suficientes. O que causaría inflación.

El salario, según los clásicos, debe colocarse en torno a las condiciones de subsistencia del obrero. Para Marx, es el precio de la mercancía fuerza de trabajo. Luego, debemos determinar cuáles son esas condiciones de subsistencia en el mundo de hoy.

La fuerza de trabajo es una mercancía cuyo valor de cambio lo obtenemos haciendo una sumatoria del valor del conjunto de bienes y servicios que permiten la reproducción del trabajador y los suyos. En ese sentido, Marx coincide con Smith y Ricardo. Es que ese conjunto de bienes y servicios resume las condiciones mínimas de manera concreta.

La dictadura chavista de Maduro, por su parte, llevó a la eliminación del salario de los trabajadores de Venezuela con las medidas de 2018. Se recuperó rápidamente en el sector privado, pero muy por debajo de las condiciones mínimas. Mientras que en la administración pública ahora es cuando se ve algo de recuperación.

Por otra parte, habida cuenta de que la cuestión principal en la actual situación política del país sigue siendo luchar por la salida de Maduro, hay quienes piensan que la contradicción capital-trabajo se pospone. Idea errónea que no ubica que esta contradicción existe, independientemente, de la voluntad y de las definiciones políticas. Es justo reconocer que el acento en momentos determinados varía. Se superpone una a otra, pero no se anulan.

Que existan intereses similares de algunos sectores de la burguesía y de quienes crean la riqueza, es el resultado de circunstancias concretas, que no borran la contradicción antagónica capital-trabajo. Es un hecho objetivo independiente de la política.

Sin embargo, su antagonismo ve sufrir un atemperamiento, dado el interés común, de salir de la dictadura. Más adelante, cuando la destrucción del aparato productivo demanda, para su reanimación, cierta recuperación del salario, hay una relativa coincidencia. Más demanda estimula la oferta.

Con todo, los niveles de explotación de la clase obrera venezolana alcanzan una escala superlativa, insuperable en Latinoamérica. Luego, en aras de la unidad contra el dictador, ¿es posible dejar a un lado la lucha por salarios, mientras los dueños de los medios aumentan la explotación y sus ganancias?

Ha sido uno de los errores del movimiento sindical venezolano no luchar por salario. Más cuando se trata del salario en la administración pública, donde el sindicalismo aún conserva algo de músculo.

Actualmente, sectores del capital vinculados a la producción y, sobre todo, los importadores, tratan de que aparezca el salario en la administración pública. A su vez, están dispuestos a incrementarlo a quienes son explotados en sus propias empresas.

Una importante recuperación económica puede ser alcanzada por la economía venezolana para 2022. Aunque esto no signifique desarrollo. El banco suizo de inversión Credit Suisse estima en 20 % del PIB el crecimiento económico para este año. Algunos lo ubican en porcentajes similares.

Por su parte, los ingresos del Estado se han incrementado. Tanto, que mantienen un tipo de cambio bajo en relación con la inflación. Más dólares ingresan al BCV, más dólares ingresan al circulante por la vía del contrabando de oro y otros minerales. Pero también los empresarios aportan lo suyo. Así, aumentan los dólares que hacen que la oferta anule la fuerza de la demanda de dólares.

Lucha por salarios y por un mundo mejor

Este Primero de Mayo los trabajadores venezolanos deben afianzar su aspiración por un mundo libre de explotación, aunque la tarea inmediata sea salir de la dictadura. No debe suponer el abandono de sus objetivos inmediatos de mejores salarios. Ya que, en la lucha entre capital y trabajo, los dueños de los medios nunca abandonan su condición. Así, aun cuando algunos patronos estén coaligados con los obreros en la lucha contra la dictadura, no reducen para nada su puja por alcanzar la máxima ganancia. Se aprovechan de las condiciones para sobrexplotar a los trabajadores. Los capitalistas ya cuentan con elevadas cuotas de ganancia a costa de exprimir al obrero.

Luego, es natural que los trabajadores aspiren a mejoras salariales. De todos, de quienes crean riquezas y de quienes echan a andar la máquina del Estado. De allí que la lucha social tiende a convertirse en el centro de la acción política de los trabajadores. La contradicción capital-trabajo se pone en el tapete, y, por ende, la aspiración de los trabajadores por un mundo mejor, por lo que tenemos que persistir en la lucha por derrocar a Maduro.

CARLOS HERMOSO / @HermosoCarlosD

es economista y doctor en ciencias sociales, profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político. 

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