Me gusta el método socrático. Preguntar y repreguntar hasta llegar a la respuesta concreta. Parte del criterio de que todos sabemos las respuestas a las cuestiones que se formulan; el tema estriba en hacer la pregunta adecuada y dejar que afloren las posibilidades, para que de ese diálogo fecundo, se extraiga lo mejor. ¿Sería posible que ese sin número de aspirantes nos diga cómo piensan gobernar? ¿con cuales instrumentos, formación, preparación y cultura cuentan para ello?
Por: Gloria Cuenca
Con este artículo termino sobre lo que he estado escribiendo. Sigo la orientación del inolvidable Maestro Kotepa Delgado: “Escribe que algo queda”. Si soy sincera, he llegado a dudar de esa expresión. Me he preguntado en diversas oportunidades ¿en verdad, queda algo? La respuesta ha venido de los contradictorios lectores y los amables seguidores.
Algunos se comunican conmigo ―para mi tranquilidad― y me han preguntado: “¿Por qué usted no escribe sobre qué hacer?”. No me siento una pitonisa. Tampoco creo tener certeza para contestar a esa pregunta. Sin embargo, en medio de todo, de algo estoy segura: hay que tener un candidato único y hay que votar por él.
De memoria sé la cantidad de sandeces que dicen por el Twitter y demás redes sociales. Ya les dediqué un artículo, y basta de dar respuesta a quienes no tienen la mínima idea de lo que es la política, la democracia, la lucha ciudadana y la responsabilidad social del ser humano en la sociedad.
Algunos, sensatos, llegan a proponer; otros sugieren que se le pida a Lorenzo Mendoza que se lance. También ha sonado, además de los que ya sabemos, Calderón Berti. Por otra parte, hay quienes plantean la posibilidad de buscar, mediante conversaciones entre todos, un mejor conocimiento de cada uno ¿El consenso, tal vez? Se trata de escucharlos, oírlos y verlos ―virtualmente― por supuesto. También para que, después de seleccionado el candidato de la unidad, no se echen para atrás.
Les cuento que lo primero que se me viene a la mente es la pregunta leninista: ¿qué hacer? Les digo a los candidatos de izquierda radical que la experiencia traumática del socialismo del siglo XXI difícilmente saldrá de nuestra memoria. De manera que deberán reestructurarse o volver a la social democracia, si llegaran a presentar algún líder. Hay que decirlo: la izquierda, también la radical, está rayada en Venezuela.
Me gusta el método socrático. Preguntar y repreguntar, hasta llegar a la respuesta concreta. Parte del criterio de que todos sabemos las respuestas a las cuestiones que se formulan; el tema estriba en hacer la pregunta adecuada y dejar que afloren las posibilidades, para que, de ese diálogo fecundo, se extraiga lo mejor.
Requiere la decisión de escucharse, unos a otros. Esto es fundamental. ¡Ah, qué importante sería preguntar a los candidatos, conocer sus intenciones, sin límite de tiempo!
En oportunidades he escrito que el poder lo tiene quien escucha. A menudo, se piensa que quien habla es quien posee poder. La cuestión es que hoy se sabe que quien escucha atentamente lo que dicen los demás, es quien sabe lo que quieren conseguir, por ende, es el dueño del poder. Lo demás dependerá de su capacidad de liderazgo, de encontrar las verdaderas necesidades sentidas y acercarse a quienes requieren de su orientación.
He escrito sobre la trascendencia, la preparación, la eficacia, la honestidad, la responsabilidad, el compromiso, la decisión de servir que requiere un líder para este difícil momento de nuestra historia.
Estamos como si hubiera ocurrido una guerra, sin que haya sucedido. Se han corrompido, en todos los sentidos que pueda ser usada esa expresión, los sectores del gobierno (ejecutivo, legislativo y el judicial), sin que podamos hacer algo por modificar la situación si no cambian los personajes. También una parte del pueblo ―esto es fundamental― ha caído en la ausencia de ética y valores.
Quienes han usurpado el poder, arruinaron al país. Transformaron una nación, con múltiples potencialidades, en un desastre. Lo más malo de todo: han degradado nuestra educación a niveles inauditos al eliminar valores para promover en la población acciones y costumbres que estimulan el robo, la avaricia, la corrupción, la mentira, la injusticia, entre otros males. Haciendo creer que esa es la verdad, la realidad, lo necesario, lo justo ¿Puede haber algo peor?
A pesar de este panorama, muchos aspiran a lanzarse en la contienda preelectoral, las primarias, y luego seguir adelante hacia las presidenciales. Y para ellos tenemos algunas peticiones: ¿sería posible que ese sin número de aspirantes nos diga para qué quieren gobernar a Venezuela? ¿Cómo lo piensan hacer? ¿Con cuales instrumentos, formación, preparación y cultura cuentan para ello?
¿Creen que lo que pasó, puede volver a pasar? ¡Ni lo esperen! La desgracia, el karma, las brujerías, no se repetirán nuevamente! ¡Dios y la virgen nos acompañen, a los demócratas! También nos amparen y protejan del tipo de gente que ha gobernado, por más de dos décadas, a nuestro desdichado país.
GLORIA CUENCA | @editorialgloria
Escritora, periodista y profesora titular jubilada de la Universidad Central de Venezuela
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