Por Yonathan Mustiola
Desde junio de 1969 se celebra en el mundo el Día del Orgullo LGBTIQ (lesbianas, gais, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero, intersexuales y queer). Al principio en la década de los 70 era sólo Orgullo Gay, luego con el pasar del tiempo y la progresividad de sus derechos, se han ido uniendo otros géneros a este gran colectivo que representa hoy en el mundo entero, la sexodiversidad.
La intención de estas celebraciones es la reivindicación de los derechos del colectivo LGBTIQ. Esta fiesta tiene lugar cada 28 de junio, cuando se conmemoran los disturbios en las adyacencias del bar Stonewall Inn, encabezados por la comunidad homosexual, que era perseguida y reprimida por la policía, en el barrio neoyorquino de Greenwich Village.
Esta serie de disturbios registrados ese 28 de junio de 1969, sirvieron como catalizador de lo que hoy constituye en los Estados Unidos y el mundo entero, el movimiento pro derechos de la comunidad LGBTIQ.
¿Por qué celebrar el día del orgullo? Esta conmemoración del “orgullo” lo que busca es que ninguna persona se avergüence de lo que es, sea cual sea su sexo biológico, orientación sexoafectiva, su identidad sexual o su rol de género. La celebración del “orgullo” surge entonces como una respuesta política a un sistema tradicional y ortodoxo, que considera como una conducta desviada, la de quienes conforman la comunidad LGBTIQ. Lamentablemente esta clase de exclusión, además de ser un burdo acto de discriminación, ha ido como todos sabemos, a que se registren en el mundo un número importante de agresiones físicas contra miembros de la comunidad, que han desencadenado muchas veces en decesos, y también a que aún en el mundo, tengamos legislaciones que penalicen la homosexualidad.
Por ello esta celebración debe verse con la seriedad y el rigor que representa a pesar de su colorido, pues esta conmemoración de los disturbios de Stonewall, transmite la idea de una dignidad intrínseca que todo ser humano posee y que no debe verse afectada jamás por su conducta o por su orientación sexual.
Gais y lesbianas estadounidenses, por ejemplo, tuvieron que enfrentar durante la década de los 60 y 70 un sistema legal totalmente hostil con los homosexuales. Todo Estados Unidos a excepción de Illinois, penalizaba el sexo homosexual consentido, entre adultos, en el ámbito privado. En 1961, un hombre adulto podía ser acusado penalmente por mantener sexo con otro adulto del mismo sexo, de manera consensuada en la privacidad de su casa; la pena iba desde una multa, a pasar entre cinco y veinte años en prisión.
En Venezuela, la comunidad LGBTIQ no goza de los mismos derechos y protecciones que el resto de los ciudadanos. Si bien la actividad sexual entre personas del mismo sexo, ya sean parejas masculinas o femeninas es legal, no es menos cierto que las parejas del mismo sexo y las familias homoparentales, no disfrutan de las mismas protecciones legales disponibles para las parejas heterosexuales. Además, la homofobia sigue muy arraigada e impera en gran parte de la población, donde la misma es caracterizada por un fuerte estereotipo.
En nuestro país la homosexualidad si bien no es totalmente aceptada socialmente, tampoco es ilegal, aunque ello no siempre fue así. Durante la vigencia de la Ley de Vagos y Maleantes entre 1939 a 1997, se activó un plan de profilaxis social que arreció más que todo en Caracas durante la década de los 80, este plan estaba básicamente dirigido a la comunidad homosexual y trasvesti de la ciudad capital. De igual manera, en el marco de la vigencia de la Ley de Vagos y Maleantes se implementó la Operación Mariposa, que era destinada directamente a la detención de la comunidad homosexual y de la diversidad sexual en general. Ello sin contar que los medios de comunicación registraban estas actividades, por lo que no solo eran encarcelados y enviados a la cárcel de El Dorado en el estado Bolívar, sino que también eran expuestos al escarnio público.
Lo curioso de esto es que la Ley de Vagos y Maleantes nunca penalizó la homosexualidad o el travestismo, pero la desinformación y el desconocimiento imperante de los funcionarios de policía, detrás de las instituciones y los órganos de orden público como la Policía Metropolitana o la Guardia Nacional era tal, que entendían que la pederastia (que sí era castigada por esta ley) era igual que la homosexualidad.
Normalmente para las celebraciones por el día del Orgullo LGBTIQ se llevan a cabo diversas actividades durante el mes de junio en gran parte del planeta, la mayoría de estas actividades terminan en marchas y caminatas coloridas y multitudinarias que hoy, bajo el contexto del confinamiento por la COVID-19, resulta un poco lejano de alcanzar. Sin embargo, la organización venezolana Desiguales (@desiguales.lgbt) está llevando a cabo a través de sus redes sociales desde el pasado primero de junio la campaña #30DiasDeOrgullo, consistente en una serie de actividades en modo cuarentena, para conmemorar el día del Orgullo LGBTIQ. Todo precisamente bajo la premisa de no abandonar espacios bajo ningún concepto y menos aún, si estos espacios son propicios para la lucha por nuestros derechos.
Si bien, en Venezuela fue derogada la Ley de Vagos y Maleantes, la comunidad LGBTIQ sigue sin gozar de privilegios legales, como el matrimonio igualitario. Aunque gran parte de las legislaciones en el mundo han adaptado sus ordenamientos jurídicos al nuevo orden de sexodiversidad, incluyendo en sus leyes, por ejemplo, derechos para las familias homoparentales, aún naciones como Irán, Sudán, Yemen y Mauritania, siguen considerando delito las relaciones homosexuales y castigan con la muerte por lapidación, ser homosexual.
Yonathan Mustiola es abogado penalista UCV, Director ONG Justicia Venezolana, Ex juez penal y ex defensor público. Podcasting “Aquí se Habla Derecho Penal”. @ymustiola