Hasta no hace mucho pensábamos que el magisterio venezolano estaba dormido y no reaccionaba ante la crisis que hoy vive el país. Incluso, llegó a ser tildado de indiferente por la dirigencia política opositora al no aparecer en las manifestaciones de calle.
El maltrato del cuestionado Gobierno nacional -también el de algunos estados del país- al no cumplir con los compromisos salariales y otras reivindicaciones de carácter social, como la violación del contrato colectivo, movieron los cimientos de esta clase trabajadora con tal magnitud que ya se asoman movimientos importantes de agitación en todo el territorio nacional.
Se manifiestan con la frase que hacía mucho tiempo no escuchábamos: ¡Paro ya! Las exigencias de los educadores, como las de todos los empleados públicos del país, están enmarcadas en el texto constitucional, y sus formas de alcanzarlas, también.
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Solo basta la disposición, organización y ejecución de acciones de calle para conquistarlas. Como siempre ha sido. Ahora bien, la salida al ruedo de quienes tienen el compromiso de moldear conductas, de hacer transformaciones en las comunidades, en la familia, en la sociedad, a juicio de quien escribe, parece estar impregnada de un complemento que trasciende a los sueldos, salarios y otras reivindicaciones laborales.
Este movimiento de agitación que hoy se anuncia con actividades progresivas de calle apunta con una tendencia de cobertura nacional que podría envolver al resto de la población afectada con los mismos sufrimientos. Sus efectos podrían ser catastróficos para el gobierno.
Este masivo y contundente movimiento magisterial, que hoy resurge, podría convertirse en el detonante que el país anda buscando para mover los ánimos del pueblo venezolano a salir a la calle, permanecer en ella y promover la salida del régimen. Lo cual no se ha podido lograr a través de la estrategia de los partidos políticos, aún con la presencia del liderazgo emergente y con la ayuda internacional.
El magisterio venezolano siempre ha sido punta de lanza en los grandes movimientos de opinión nacional, su propia naturaleza lo tiene diseminado por la geografía nacional.
No es nada descartable que el pueblo venezolano compre la idea, se transmita el resto de los gremios, otras organizaciones, sociedad civil, etc,. Incluso, puede penetrar los tuétanos del régimen.
El paro magisterial, tal como está la situación del país, tendrá alcances impredecibles y también es de tendencia irreversible.