Por Andrés Bermúdez. Venezolano y estudiante de Periodismo
La Vinotinto de Venezuela y la selección de Uruguay se enfrentaron en el Monumental de Maturín este martes 10 de septiembre en la jornada 8 de las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial. Pero más allá de lo deportivo en el recinto hubo un ambiente de miedo en las gradas.
Después de visitar Bolivia en el Alto y caer derrotada 4-0, en Maturín, la Vinotinto del Bocha Batista no logró pasar del empate pese a tener el dominio del partido, haber ejercido una presión constante y ocasionar las oportunidades más claras de gol.
Pero el análisis post partido no se limitó a lo que sucedió en la cancha. Algunos fanáticos que estuvieron en el Monumental recalcaron que, aunque el encuentro fue vistoso y la organización mejoró evitando grandes aglomeraciones para ingresar al recinto, se extrañaron por la negativa de la Federación de vender entradas online.
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De hecho, la Federación reportó que, a semanas del partido, ya estaban agotadas el 90 % de las entradas. Esto generó especulaciones en ese momento que luego fueron confirmadas durante el encuentro: el gobierno nacional adquirió más del 50 % de las entradas para este partido, las cuales fueron repartidas entre líderes de Consejos Comunales y entes gubernamentales de Monagas, Sucre, Anzoátegui, Caracas y Táchira.
A las afueras del estadio habían buses identificados con estos estados de donde se bajaban personas que recibieron una franela vinotinto estampada con el logo de la selección.
«La mayoría no eran fanáticos, no se les veía emocionados con el partido, se notaba que estaban más por obligación» expresó un visitante en el partido.
La tarea era evitar consignas en contra del gobierno de Nicolás Maduro y para ello se triplicó el anillo de seguridad con la presencia de funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) en algunas zonas del estadio y la Guardia Nacional y Policía Nacional en las tribunas.
La presión no terminó allí. Una fuente de la Alcaldía de Maturín confirmó que en reuniones se les indicó que cualquiera que hiciera cánticos en contra del gobierno de Nicolás Maduro sería detenido en el momento.
El miedo llegó a las canchas, a la tribuna, teniendo a Jorge Giménez como presidente de la Federación Venezolana de Fútbol y abiertamente relacionado con el gobierno de Maduro, el objetivo seguirá siendo reprimir, incluso en el único evento donde los venezolanos sentían unidad y esperanza.