Por: Paulino Betancourt
Los mosquitos son los animales más mortíferos del mundo. Más de 1 millón de muertes al año se atribuyen a enfermedades transmitidas por mosquitos como: malaria, fiebre amarilla, dengue, zika y chikungunya.
La forma en como los mosquitos buscan y se alimentan de sus anfitriones, son factores importantes en el modo como un virus circula en la naturaleza. Los mosquitos transmiten enfermedades al actuar como portadores de virus y otros patógenos: al picar a una persona infectada con un virus puede adquirirlo y transmitirlo a la siguiente persona a la que pica. Para los inmunólogos e investigadores de enfermedades infecciosas, una mejor comprensión de cómo un virus interactúa con un huésped puede ofrecer nuevas estrategias para prevenir y tratar enfermedades transmitidas por los mosquitos. Recientemente, los investigadores descubrieron que algunos virus pueden alterar el olor corporal de una persona para que sean más atractivos hacia los mosquitos, provocando más picaduras y haciendo que el virus se propague.
En una investigación se reportó que los ratones infectados con malaria tenían cambios en sus olores corporales, que los hacían más atractivos para los mosquitos (https://doi.org/10.1073/pnas.1405617111). Adicionalmente, se ha publicado que los mosquitos localizan un huésped potencial a través de diferentes señales sensoriales, como la temperatura del cuerpo y el nivel del dióxido de carbono emitido por la respiración (https://doi.org/10.1016/j.cub.2015.07.057). Con esto en mente, los científicos se preguntaron si otros virus, como el dengue y el zika, también podían cambiar el olor de una persona para hacerla más atractiva a los mosquitos y si existía alguna forma de prevenir estos cambios.
Para investigar esto, colocaron ratones infectados con el virus del dengue o zika, ratones no infectados y mosquitos en una cámara de vidrio, ubicando cada grupo en compartimientos separados. Cuando aplicaron un flujo de aire a través de las cámaras de los ratones para conducir sus olores hacia los mosquitos, descubrieron que la mayoría de ellos optaron por volar hacia los ratones infectados. Descartaron el efecto del dióxido de carbono como una de las razones para que los mosquitos se sintieran atraídos hacia ellos, debido a que los ratones infectados con dengue no cambiaron sus niveles de emisión. También descartaron a la temperatura corporal como un factor atractivo, porque la variación en la temperatura no fue significativa.
Para identificar el olor, se aislaron veinte compuestos químicos diferentes emitidos por los ratones infectados. De estos, se hallaron tres para estimular una respuesta significativa en las antenas de los mosquitos. Al aplicar estos compuestos en la piel de los ratones sanos y en las manos de voluntarios humanos, solo uno, la acetofenona, atrajo más mosquitos (https://doi.org/10.1111/eea.12297). Posteriormente se determinó que los ratones infectados producían diez veces más acetofenona que los no infectados. Además, comprobaron que los olores captados en las axilas de los pacientes con dengue contenían más acetofenona, en comparación con las personas sanas.
Estos hallazgos sugieren que los virus del dengue y zika son capaces de aumentar la cantidad de acetofenona que producen y emiten sus portadores, haciéndolos aún más atractivos para los mosquitos. Cuando los mosquitos no infectados pican a estos atractivos anfitriones, pueden picar a otras personas y propagar el virus aún más.
Finalmente, los investigadores querían comprender cómo los virus aumentaban la cantidad de acetofenona. La acetofenona, además de ser una sustancia comúnmente utilizada como fragancia en perfumes, también es un subproducto generado por ciertas bacterias que viven en la piel y en los intestinos, tanto de personas como de ratones. Los resultados sugirieron que los microbios de la piel son una fuente esencial de la acetofenona. Cuando compararon las poblaciones de bacterias de la piel en ratones infectados y no infectados, identificaron que un tipo común de bacteria en forma de bastón, Bacillus, era un importante productor de acetofenona y tenía un número significativamente mayor en los ratones infectados. Esto podría indicar que los virus del dengue y zika, cambian el olor de su huésped al alterar el microbioma de la piel. Los resultados obtenidos representan un gran avance en nuestra lucha, de larga data, contra las enfermedades transmitidas por los mosquitos, con ello nos estaríamos acercando al fin del ciclo de contagio de estos temidos virus.
PAULINO BETANCOURT | @p_betanco
Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat
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