Por: Alberto Navas Blanco
La Venezuela colonial bajo el lejano dominio español experimentó durante el siglo XVIII lo que el profesor Miguel Izard denominó “el despegue del siglo XVIII”, un verdadero empuje histórico hacia la modernidad, muy reconocido en obras de aquel tiempo, como se puede constatar en el Resumen de la Historia de Venezuela de don Andrés Bello.
Ello no se trataba solamente del significativo proceso de expansión y diversificación de la economía agrícola exportadora (cacao, café, cueros, ganado en pie, añil, tabaco y derivados de la caña de azúcar), añadido al crecimiento demográfico sin precedentes, acompañado de la formación de una clase media de blancos de orilla y pardos, así como el enriquecimiento de una clase terrateniente y de comerciantes. De manera simultánea estaba ocurriendo un proceso institucional de consolidación política prerepublicana, que obedecía tanto a los impulsos de maduración interna como a los esfuerzos reformistas externos de la nueva dinastía española de los Borbones, instaurada desde el año 1700.
Las primeras grandes acciones fueron las fundaciones de la Real Universidad de Caracas, el 22 de diciembre de 1721, por Real Cédula dada por el primer Borbón, así como la siguiente creación de la real Compañía Guipuzcoana de Caracas en 1728. Ambas obras le daban el marco institucional y económico inicial a lo que un siglo más tarde iba a ser la República independiente de Venezuela.
El primer Rector de la Universidad Real y Pontificia fue un venezolano, el doctor Francisco Martínez de Porras, nacido en Caracas el 3 de agosto de 1682; ya los venezolanos estaban parcialmente gobernando desde una posición de primera línea en la Provincia. En el mismo sentido, El Rey Carlos III creó en 1777 la Capitanía General de Venezuela, así como ya había creado el año anterior la Intendencia del Ejército y Real Hacienda de Venezuela (1776) y finalmente dictado la Real Cédula de 1784 por la que el rector de la Universidad de Caracas sería elegido por el Claustro universitario y no por las autoridades de la Iglesia Católica.
Todo culmina con el Real decreto del mismo Carlos III, del 6 de julio de 1786, al crearse la Real Audiencia de Caracas, máximo tribunal que nos independizaba de las Audiencias de Bogotá y Santo Domingo. Llegado el gobierno de Carlos IV se creó el Real Consulado de Caracas por Real cédula del 3 de junio de 1793, organismo oficial y gremial de productores y comerciantes de Venezuela.
El Papa Pio VII en 1803 erigió la Arquidiócesis de Caracas y el 18 de julio de 1804 el Rey concede el gobierno de esta al venezolano Francisco de Ibarra (nacido en Guacara en 1726) con autoridad sobre toda la Capitanía General de Venezuela.
El Ayuntamiento de Caracas y de las Provincias fueron otro foco de formación prerrepublicana. Por la Real Cédula del 16 de septiembre de 1676, se había autorizado a los alcaldes de Caracas a ejercer el gobierno de la Provincia de Venezuela en ausencia del Gobernador, con lo que se legalizaba un práctica heredada desde el siglo XVI. Agustín Gutiérrez de Lugo, nacido en Caracas en 1605, fue posiblemente el primer venezolano que, como alcalde de Caracas, gobernó sobre la Provincia de Venezuela.
De igual manera, en 1721 durante la suspensión del gobernador español don Marcos Betancourt y Castro, ejercieron la Gobernación de Venezuela dos alcaldes venezolanos: don Alejandro Blanco y Villegas, nacido en Caracas en 1663 y, nada menos que don Juan de Bolívar y Villegas, abuelo del Libertador Simón Bolívar.
El poder que venía adquiriendo la oligarquía municipal de Caracas, con el privilegio de poder gobernar la Provincia, fue cortado por la influencia de la Real Compañía Guipuzcoana, de la cual el Rey era accionista. El privilegio fue derogado por Real Cédula del 14 de septiembre 1736 de Felipe V, durante el gobierno del Licenciado don Martín de Lardizábal.
Se dispuso entonces, que en ausencia del gobernador de la Provincia de Venezuela el mando civil de la gobernación quedaría en manos del Teniente de Gobernador y el mando militar en el Castellano de la Guaira que sería designado por el Rey.
Todo ello nos explica por qué los actores fundamentales de la llamada Rebelión de Caracas, iniciada en 1810, fueron los Ayuntamientos, la Universidad de Caracas y algunos religiosos y militares que representaban una comunidad que ya venía preparándose y apropiándose progresivamente del gobierno de lo que iba a ser nuestra entidad republicana e independiente.
ALBERTO NAVAS BLANCO |
Licenciado en Historia y doctor en Ciencias Políticas.
Profesor titular de la Escuela de Historia y del Doctorado en Ciencias Políticas de la UCV.