Por: Angeyeimar Gil
Si en algo hemos «avanzado» en las últimas dos décadas en el país, es en la aprobación de leyes. No se cumplen, ni se crean las condiciones estructurales para su implementación, pero se aprueban con pompas. Cada vez que alguna situación conmueve al país, el Gobierno avanza en una ofensiva legislativa, como si la existencia de las leyes pudiera desaparecer los problemas sociales como magia. Últimamente no solo amplían su ataque legalista, sino que lo hacen sin mayores reflexiones sobre los problemas, para producir al menos legislaciones que atiendan realmente lo medular.
En los últimos meses las redes sociales, nuevo termómetro social, ha logrado viralizar situaciones graves de conflictos en el ámbito escolar y el Fiscal General presentó a la opinión pública una propuesta de ley contra el acoso escolar que trabaja la Asamblea Nacional, como si fuese la solución más efectiva frente el hecho social.
En el país contamos con leyes que permiten abordar las situaciones de conflictos entre pares de niños, niñas y adolescentes. La Lopnna establece procedimientos bien definidos ante situaciones que amenazan o vulneran derechos de los NNA, e incluso cuando esas situaciones se constituyen en un hecho punible, un delito, sancionable penalmente.
Si bien la reforma de Ley Orgánica de Educación (LOE) dejó vacíos importantes que serían superados por leyes especiales que nunca se escribieron, la LOPNNA y sus procesos administrativos de protección y el proceso de responsabilidad penal adolescente bien podrían atender los conflictos escolares.
Sin embargo, en el ámbito educativo, deben adelantarse procesos participativos de construcción de instrumentos normativos para regular y garantizar la convivencia escolar, los conocidos manuales de convivencia o acuerdos de convivencia. Lamentablemente, esa construcción que debe ser participativa y colectiva, se ha convertido en un dolor de cabeza para docentes y directivos ante la premura de cumplir con un requisito, que termina siendo un papel escrito por abogados, que nada tienen que ver con la dinámica escolar, ni con la cultura y convivencia de los colegios.
Esto supone, que lo plasmado en esos documentos no representa la idiosincrasia de las instituciones y de su comunidad, por lo que será muy complicado y antinatural llevarlos a la práctica.
Prevención y Educación evita el Acoso Escolar
Lo punitivo sirve para corregir conductas equivocadas que socavan el ejercicio de los derechos de las personas, cuando quien agrede tiene un nivel de conciencia sobre el papel que juega en la sociedad. Los NNA están en proceso de desarrollo y de lograr identificar qué hacen en el mundo y cómo debe ser su forma de actuar en relación con otros y otras.
La educación es la forma que las sociedades han encontrado para lograr adquirir las destrezas para una vida social armoniosa y productiva. Esto supone que, si hay NNA que no tienen un comportamiento adecuado para vivir y convivir, el proceso educativo no ha alcanzado su objetivo con esa persona que está en pleno desarrollo y cuando esto sucede, lo que debe pasar es que la escuela intensifique su función social, que haga más y mejores cosas para que esa persona logre convivir respetando a las demás personas.
Los seres humanos no solo existimos en un ámbito, es decir, no solo estamos en la escuela. Esto quiere decir que, al ser seres bio-psico-sociales, hay un conjunto de condiciones, relaciones e influencias que nos afectan y que van a determinar lo que somos y hacemos. Entonces, corresponde que, en situaciones específicas, la evaluación que se realice sea multidimensional.
La propuesta del Fiscal de judicializar los actos de acoso escolar, incluso antes de promulgada la ley, puede tener un efecto terrorífico en algunos NNA y en sus familias, pero no va a incidir realmente en las causas reales del Acoso Escolar. Lo que sí puede generar esta práctica punitiva, es generar daños emocionales en los NNA involucrados en las situaciones de acoso escolar o de conflictos eventuales en el ámbito escolar.
Porque un aspecto importante, es que no todo conflicto escolar, es acoso escolar. El acoso tiene una dinámica y una forma de ejercerse que le otorga unas características de daño a la víctima. Es decir, son acciones constantes, recurrentes, planificadas, intencionadas y a partir de una relación de poder entre pares, en la que la víctima no cuenta con estrategias de enfrentamiento y de defensa ante esa amenaza o agresión. Esto supone que una situación de pelea por un conflicto no es Acoso Escolar, es una pelea por un conflicto o diferencia. Y valdría preguntarse ¿Tiene la escuela y el sistema de justicia la capacidad de diferencias estas situaciones? ¿O se atenderá todo como Acoso Escolar?
La prevención y ofrecer estrategias pedagógicas de convivencia y resolución de conflictos, es la alternativa real para avanzar en la disminución del Acoso Escolar y de los daños que pueden generar las peleas entre NNA en la escuela. El conflicto y la diferencia siempre estarán presentes. De lo que se trata es de que los NNA aprendan a resolverlas sin afectar la libertad y los derechos de las demás personas. Para eso es necesario promover espacios de discusión y participación en los que los NNA puedan dar sus opiniones y desde ellas y en conjunto con ellos buscar formas más adecuadas de hacerle frente a los problemas que afectan la convivencia en las escuelas.
Ya estamos viendo las consecuencias
El pasado 20 de mayo un adolescente de 16 años fue sacado de su colegio por la policía, esposado, como si fuese un delincuente y un peligro para la sociedad. Pasó la noche en un calabozo y fue presentado en los tribunales de responsabilidad penal adolescente. Esto fue el resultado de una “sensibilización” que hizo una fiscal del Ministerio Público en el estado Táchira sobre Acoso Escolar, en el que una joven indicó que un compañero la chalequeaba y entre los dos comenzaron una discusión con ofensas. La Fiscal solicitó la presencia de la policía y se llevo a cinco estudiantes detenidos. En la comandancia policial la joven indicó que no quería denunciar a su compañero, solo quería que recibiera una charla sobre el Acoso Escolar. Y terminó ella amenazada de ser la denunciada por difamación.
Hoy, tenemos a una adolescente afectada emocionalmente, sintiendo culpa de que su compañero tenga antecedentes penales y haya vivido la prisión. Y un adolescente procesado penalmente por Violencia Basada en Género y no por Acoso Escolar, con régimen de presentación, por una discusión con una compañera de clases.
¿Es realmente ésta una forma adecuada de educar a los NNA? ¿Tiene el Estado venezolano la moral necesaria para indicar que ha garantizado los medios, recursos y políticas públicas para que los NNA puedan vivir una vida libre de violencias y una escolaridad armoniosa y de convivencia? ¿Podemos las personas adultas delegar exclusivamente la responsabilidad de las formas de relacionarse a los NNA? O ¿tenemos también responsabilidad en como los NNA entienden las relaciones de poder, la convivencia y el trato entre pares?
ANGEYEIMAR GIL | @angeyeimar_gil
Docente de la Escuela de Trabajo Social de la UCV. Trabaja como investigadora en la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Redhnna)
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