Por: Jesús Noel Hermoso F.
El miércoles 19 de junio de 2024 egresan como docentes formados en el Pedagógico de Caracas (UPEL), el instituto más grande a nivel nacional encargado de formar a los maestros del país, apenas 135 graduandos. De estos, apenas cuatro estarán formados para impartir Matemática, ocho para Biología y doce para Física. Las “tres marías” solo tendrán 16 docentes este año en Caracas, aunque ni uno solo impartirá Química.
Sin embargo, en 1987 cuando el maestro y dirigente nacional de los docentes jubilados, Pedro García, se graduó, lo acompañaron unos 600 colegas. Cuatro veces más que los que la Universidad Pedagógica Experimental Libertador graduará este mes, pero aquel era un país de apenas 18 millones de habitantes. Hoy somos 10 millones más y los resultados directos son peores. El Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL) de la UCAB identificó que 78,37% de los estudiantes fueron reprobados en matemática y 55,04 % en habilidad verbal.
Afirmar que la educación en Venezuela ha sido veladamente privatizada, además de abiertamente destruida, no es una grandilocuencia. Los datos demuestran la contundencia de esta afirmación, que intentaremos plasmar en una serie de escritos que iniciamos con esta entrega.
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Maestros en fuga
De acuerdo al informe de Diagnóstico Educativo Venezolano de la UCAB, en 2021 el número de docentes solo alcanzó los 502.700, unos 166.000 profesores menos que los 699.000 que estaban en aula para 2018. Esto es, 166 mil personas abandonaron su ejercicio profesional en la educación entre los años 2018 y 2021. Muchos migraron del país entre los 7 millones que cifra la ONU, o a otras actividades más rentables.
La destrucción casi total de la carrera docente va acompañada de peores cifras. De acuerdo a un estudio de la asociación civil Con la Escuela, con base la información de 72 centros educativos en 2022, 43% reportó falta de profesores, principalmente en educación inicial y primaria. En cifras, más del 50% de los docentes ha abandonado las aulas debido, básicamente, a la precarización salarial.
La secretaria nacional de organización del Colegio de Profesores de Venezuela, Raquel Figueroa, me explicaba recientemente que han constatado en todo el país que muchos adolescentes prefieren trabajar que estudiar, como resultado del abandono docente en las escuelas. De acuerdo a la Encovi 2023, casi el 50% de las razones para dejar de asistir a clase tiene que ver con la falta del personal docente por huelgas (30%) o abandono (18%).
Consecuencias inmediatas
Sin embargo, los dirigentes magisteriales han denunciado que esto afecta a escuelas públicas y privadas por igual, visto que la fuente de la crisis es más profunda. Los profesores citados, ambos fundadores del Movimiento de Educadores Simón Rodríguez (MESR), han promovido la protesta social en defensa de la educación de forma sistemática. En 2023, de acuerdo al Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, 65% de la protesta laboral fue protagonizada principalmente por maestros. Pero el reclamo permanente no ha detenido la precarización casi total del sistema educativo público y privado.
Nacionalmente, los maestros han intentado defender el sistema educativo, además de movilizaciones y protestas, aplicando un “horario mosaico” en el 80% de las escuelas públicas durante 2023. Pero el resultado de esta modalidad promovida por las federaciones de maestros y estimulada bajo cuerda por el propio Gobierno para “aplacar” la protesta, ha sido peor.
En promedio, un niño que asiste a una escuela pública en este horario, recibe entre 8 y 12 días de clases al mes y permanece de 16 a 20 días libres. Así lo denunció hace poco la Federación Nacional de Padres y Representantes.
La fuente de la destrucción
Es que la destrucción casi total de la carrera docente tiene un origen preciso: el salario. Raquel y Pedro, ambos maestros de aula durante toda su vida, apenas perciben un ingreso, ahora como jubilados, de cerca de 120$ mensuales para mantener a sus familias. Incluso con estudios de cuarto nivel como los tiene Raquel, ambos docentes, por ser jubilados, están excluidos del Cesta Ticket, que les habría aportado unos 40$ más.
Pero la situación para los maestros es igual de precaria en la educación privada y pública. El salario de los profesores en el sistema privado, al que ha migrado una parte de la población, generalmente tiende a referenciarse con el salario que brinda el Estado.
En el colegio de mi hijo, asistencial y semi privado para profesores universitarios, los docentes han abandonado sistemáticamente las aulas. Mi hijo pequeño ha tenido tres maestras distintas en primer grado, afectando gravemente su escolaridad. La razón del abandono: el salario.
La tabla salarial del Estado establece que un docente sin estudios universitarios debe recibir 264 Bs. al mes (7$) mientras que un Docente VI graduado y con dedicación exclusiva, solo 600 Bs. (16$). A esto, si le sumamos los bonos, elevan su ingreso en unos 130$ mensuales más. Pero los maestros, además, pagan IVA, lo que hace que el Estado les suprima nuevamente un porcentaje elevado de su ingreso.
La carta de renuncia de la maestra de mi hijo hace dos meses decía lo siguiente: “Me retiro de la docencia porque el sueldo que percibo apenas me permite cubrir los pasajes para asistir al aula. Con todo el dolor por mis niños, tengo que buscar otro ingreso para sobrevivir”.
En otros escritos abordaré en detalle las condiciones laborales de los docentes, la situación de protestas y la realidad sindical de todo el gremio magisterial. Pero con estos datos iniciales podemos tener una idea de la gravedad educativa que enfrenta Venezuela, de cara a un eventual futuro de reconstrucción que luce complejo, pero no imposible, visto el grado de destrucción actual de nuestra Escuela.