La vida con otros… la importancia de la socialización

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Por: Karina Monsalve

La vida con los otros es lo que nos brinda la posibilidad de manejarnos y desenvolvernos en sociedad. Hemos escuchado hasta el cansancio que los seres humanos somos sociables, es decir, necesitamos de la interacción con el otro constantemente para poder vivir.

Diferentes autores definen la socialización, en términos generales, como el proceso en el cual los individuos incorporan normas, roles, valores, actitudes y creencias, a partir del contexto social en el que se encuentran insertos a través de diversos agentes de socialización tales como la familia, los grupos de pares, las instituciones educativas, religiosas, recreacionales y los medios de comunicación.

Desde que nacemos, el afecto primario está unido a un otro, ese ser significativo, que suele ser la madre, será el que provea al bebé de cuido, nutrición, compañía y verbo. Gracias a ese cuidado, a reconocerse en la mirada del otro, el bebé empieza a diferenciarse y distinguirse como un individuo. 

Las experiencias que tiene el niño con sus iguales, desde los dos años de edad, en adelante, hasta la adolescencia no solo le van a ayudar en los aspectos sociales de su desarrollo sino que además son elementos necesarios para el proceso mediante el cual se descubre a si mismo como individuo por derecho propio. Por lo tanto la vida del niño con sus iguales tiene importancia desde un punto de vista afectivo y desde el punto de vista del desarrollo del concepto de sí mismo. 

Nos preguntamos entonces qué pasa con el individuo que está carente de este proceso. Uno de los efectos post pandemia que deberemos evaluar en su momento, será el comportamiento de los niños pequeños que han sido privados de este proceso de socialización diario, natural e inherente al hombre. Niños y adolescentes que detuvieron de manera abrupta el proceso de aprender a convivir con otros en los espacios escolares. Desde hablar con los amigos, prestar los útiles escolares, hacer la fila, cantar el himno, las  bromas, intervenir en clase, compartir la merienda, son acciones que solo se viven en el espacio escolar y que actualmente están privados de ellos. Esas conductas no podrán ser sustituidas ni compensadas por la educación virtual. Es difícil que aquel que no ha tenido oportunidad de convivir, jugar, reñir, competir, ponerse de acuerdo y colaborar con otros de su edad pueda seguir desarrollando esas habilidades virtualmente.


Las experiencias que tiene el niño con sus iguales, desde los dos años de edad, en adelante, hasta la adolescencia no solo le van a ayudar en los aspectos sociales de su desarrollo sino que además son elementos necesarios para el proceso mediante el cual se descubre a si mismo como individuo

Karina Monsalve

La experiencia diaria del niño en su ambiente escolar es lo que permitirá el desarrollo y madurez del mismo en la formación de su independencia. La socialización propia de un niño en edad preescolar, el intercambio social entre los niños de edad escolar para descubrir las maneras de convivir en la escuela, en los settings deportivos, en los espacios culturales y recreativos, el desarrollo de los adolescentes que están en el proceso de formar su identidad a partir del otro, en todos estos momentos evolutivos de la vida, le permitirá al individuo en su futuro defender sus intereses y derechos con criterio propio.  

La rutina de la vida diaria que conocemos en las interacciones cara a cara con otros constituye el grueso de las actividades sociales, sin embargo, en el escenario actual de confinamiento con escuelas cerradas, nos obliga a repensar a los niños y adolescentes en múltiples contextos interdependientes, que se adecuen a las disposiciones mentales y comportamentales que impone el distanciamiento social en términos de interacción y convivencia. 

Las nuevas tecnologías han ido modificando en estos tiempos las competencias sociales de los niños y los adolescentes (al menos de aquéllos que tienen acceso a las mismas). Los llamados “nativos digitales” se enfrentan hoy en día a nuevos códigos en las relaciones y peligros que ya existían pero que se han agudizado con la frecuencia del uso permanente del medio virtual. 


…en el escenario actual de confinamiento con escuelas cerradas, nos obliga a repensar a los niños y adolescentes en múltiples contextos interdependientes, que se adecuen a las disposiciones mentales y comportamentales

Karina Monsalve

Adaptarnos a las circunstancias actuales pasa por aceptar que la socialización de estos tiempos para los niños y adolescentes implica otras maneras de comunicarse y relacionarse con los otros. De igual manera, debemos fomentar la interacción social presencial entre sus pares, tomando en cuenta las medidas de bioseguridad y preferiblemente en los espacios abiertos, para que puedan sobrellevar de mejor ánimo estos  tiempos. 


KARINA MONSALVE | @karinakarinammq

Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad

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