Por: Marcos Hernández López
Se inició la era donde los datos son parte de la vida diaria. En el contexto político, aquel partido que sea capaz de «explotar» esos datos será el que tenga más chances de ganar las elecciones. Aun así, no hay que olvidar que nosotros los ciudadanos somos los que elegimos a quienes nos gobiernan, por lo tanto, hay que estar atentos sobre quiénes nos están intentando convencer de alguna idea política, usando las redes sociales y las nuevas tecnologías únicamente para conocer las propuestas de los candidatos y para saber lo que hicieron o están haciendo en distintos sectores de la población.
Han Byung-Chul define el Big Data como “un instrumento psicopolítico eficaz y eficiente que permite la obtención de un conocimiento integral de la manera en que se establecen las relaciones sociales en el entramado mediático de la cibersociedad, viabilizando la búsqueda y análisis de grandes datos para generar tendencias y perfiles a nivel de país, de carácter regional e incluso mundial. La significación del tema, radica en que su comprensión permite estar alertas de los riesgos políticos de las transformaciones tecnológicas en la dinámica de los momentos históricos”.
La herramienta del Big Data puede construir realidades para conducir y manipular el mundo físico y sus interacciones sociales, controlando y distorsionando procesos de cualquier índole, lo cual puede llegar a dominar, influenciar y modelar el comportamiento del cerebro humano desde el mundo digital, empleando la ciencia con interferencia de los valores. Alves, M. (2020).
El Big Data ayudará a tomar las decisiones del futuro basadas en datos, a predecir el futuro basado en el poder de los algoritmos, pero lo más importante: nos ayudará a comprender mejor nuestro mundo como un todo y quedará en nosotros aplicarlo de forma correcta. Evidentemente, necesitamos una cultura de datos para una nueva política y para una nueva comunicación política. Más consciente, más lúcida y comprometida. Debemos, en comunicación política y en comunicación de Gobierno, ir del big data al data thinking.
El gobierno de Nicolás Maduro gana muchas elecciones en minoría con un peso específico gracias al análisis y al cruce de su robusta big data. Es una verdad que el PSUV y el régimen conoce de manera muy exhaustiva al ciudadano venezolano, sus características, preferencias, necesidades y deseos. Esta herramienta le permite al régimen acercarse de manera estratégica y efectiva a determinados estratos sociales de la población; en este caso, D y E.
Esta gente produce a través de las redes una gran cantidad de datos significativo incluso para el control social. Maduro tiene un gran desafío con el próximo proceso electoral de 21N, sabe que no son tiempos de la marea roja y menos de los petrodólares.
Sin embargo, se maneja sobre la base de una Big Data que mueve a su capital político en los momentos de votaciones para ganar y apuntalar un proceso agotado y sin futuro, según todos los estudios de opinión pública.
No obstante, políticos, gobernantes, analistas y consultores tendrán que evolucionar hacia este nuevo paradigma, en el que la sociedad hiperconectada deja de ser una masa estandarizada, para convertirse en individualidades que expresan sus opiniones, reclamos, sentimientos y temores.
Big Data le permite a los dirigentes y/o candidatos tener una percepción más clara sobre la opinión del electorado y poder así tomar mejores decisiones. Como, por ejemplo, profundizar la campaña en aquellas ciudades o barrios donde la intención de voto le resulta desfavorable. Así, es posible utilizar las tecnologías de Big Data para realizar predicciones sobre cómo serían los resultados de las elecciones.
MARCOS HERNÁNDEZ LÓPEZ | @Hercon44
Sociólogo, docente universitario | PhD Gestión de Procesos | CEO Consultora Estudios de Opinión. TW e IG: @hercon44
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