Comunicación en gotas
«Una mentira puede recorrer la mitad del mundo
antes de que la verdad tenga oportunidad
de ponerse los pantalones».
Winston Churchill.
Por: María Eugenia Fuenmayor
Nos hemos enterado de que la Asamblea Nacional 2020 ha creado una teoría que pretende explicar el porqué un tercio de la población venezolana ha huido del país, como si se tratara de un «thriller» propio de mediados del siglo pasado.
Es decir, han optado, en muchos casos, por padecer las penurias y hasta la muerte que supone dejar su propia tierra, atravesar rutas potencialmente mortíferas, como la selva del Darién, ríos caudalosos y mares encrespados, no por las condiciones del país, sino que han sido persuadidos a hacerlo sin que se hayan dado cuenta.
Llama la atención que la explicación técnica adoptada por esta AN se funda en el hecho de que el fenómeno de la supuesta migración significativa (que según algunos opinadores se trata en muchos casos de montajes cinematográficos en escenarios selváticos que gozan hasta de conexión Internet de alta velocidad) se da en grupos sociales subyugados por matrices artificiales que contradicen el bienestar y la felicidad que imperan en el país.
Siguiendo entonces con esta nueva narrativa diseñada para explicar las motivaciones de más de 7 millones de venezolanos para desparramarse por el planeta, se nos dice ahora que se ha descubierto que el impulso migratorio es provocado con manipulaciones de neurociencia.
En otras palabras, fuerzas oscuras han inducido a la población a sentir miedo, ansiedad y angustia que actúan como debilitadores mentales, estimulando decisiones instintivas, como la huida.
Con protagonistas con la prestancia y sobriedad de Súperbigote, por ejemplo, y las teorías neurocientíficas para explicar la trashumancia, vienen a la memoria aquellos personajes como Colotordoc o Flacus Bigotis y el Profesor Wido, creadores del Monstruo Milton.
Estos personajes deberían estar muy lejos de la mesura, la seriedad, la efectividad y la urgencia con los que los congresistas del Ejecutivo tratan los enormes problemas que aquejan a nuestros ciudadanos, donde quiera que estos estén: en un barrio de la capital, en pueblo rural del llano, en una ranchería costera o en algún caserío de nuestros Andes.
Cuando este equipo de creativos de la AN 2020 nos describe que la población fue expuesta a situaciones de guerra de quinta generación, con el fin de controlar neurotransmisores que llevan a los venezolanos a generar conductas y acciones como la estampida que viene ocurriendo, es imposible obviar las historias sobre las formas de lavado de cerebro y adoctrinamiento que se desarrollaron en su máxima expresión durante el estalinismo.
Las afirmaciones de estos miembros de la AN también nos recuerda la frase orwelliana que reza «Para hacer cumplir las mentiras del presente, es necesario borrar las verdades del pasado».
La nueva ciencia chavista
Con ocasión de los 101 años del nacimiento de I.P. Pavlov, se organizó una sesión pavloviana especial con unos 925 científicos rusos en la que se declaró que la teoría de su maestro y sus propias interpretaciones eran la única verdad admisible dentro de la concepción marxista del mundo.
La teoría imperante era el «neurismo». Tales teorías y su implementación sobre la población contaban con el respaldo pleno del partido comunista y de la KGB.
Andrei Snezhnevsky, psiquiatra soviético, elaboró una clasificación de la esquizofrenia que permitía diagnosticar desenfrenadamente y tratar como esquizofrénicos a disidentes del régimen soviético.
Diversas denominaciones fueron conferidas a la supuesta esquizofrenia con la que calificaron a miles de individuos por intentar fundar nuevos partidos. Por ello fueron tratados por psiquiatras afectos al régimen con potentes narcóticos, ansiolíticos, antidepresivos, electroshocks e inyecciones de insulina que les provocaban importantes efectos secundarios.
De manera más sutil por estos tiempos, la neurociencia ahora dictamina que los millones y millones de venezolanos que lo abandonaron todo, tierra, bienes, familias, lo hicieron por condicionamiento y no por padecimientos reales.
En un país que tiene cientos de emisoras clausuradas; los canales de TV abierta en mano del Gobierno; con los principales portales digitales de información bloqueados (empezando por este medio «El Pitazo») ¿con cuáles medios se podría implementar una campaña de manejo para convencer a más de 7 millones de venezolanos de que su futuro no está aquí… de que la incertitud y el miedo son un montaje artificial?
¿Será la neurociencia soviética tan efectiva también para lograr una migración humana a la par de la siria y de la ucraniana. Invito a que me contradigan explicándome cómo se lava cerebros y se crean emociones «ficticias» sin medios de comunicación ¿Quién domina los medios? ¿quién impone la autocensura aquí? ¿quién maneja nuestro acceso a internet?
MARÍA EUGENIA FUENMAYOR | @mefcal
Experta en mercadeo, comunicaciones y reputación. Directora ejecutiva de Interalianza Consultores.
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