Estándar y popular: ser uno mismo puede ser errado

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Hoy en día vemos en nuestros niños y adolescentes como esa individualidad psicológica está siendo amenazada. Se pierde entre estos estándares: los individuos se muestran como un producto a la venta, con muchas virtudes y con pocas o nulas debilidades. Lo virtual muestra lo “ideal” que demanda la sociedad actual, más no necesariamente lo real, la idiosincrasia y la consistencia en los modos de actuar de las personas.

Por: Karina Monsalve

Partimos de la premisa de que todos los individuos somos distintos entre sí, que a pesar de todos los rasgos que compartimos como seres humanos (lenguaje, gestos, modos, prácticas sociales, entre otros) somos distintos unos de otros como personas. A esta diferencia la psicología, la denomina Personalidad.

La personalidad de un individuo es todo aquello que lo hace distinto del resto, que lo define como único, singular, particular. La personalidad ligada a su idiosincrasia es lo que nos distingue como personas únicas, marcando así nuestra individualidad psicológica. Sin embargo, la manera de comportarnos en sociedad no es suficiente para delimitar esta individualidad, es la idiosincrasia en la manera de comportarnos lo que hace que seamos particulares.

Tal como lo plantea Ribes Iñesta, lo único que hace singular a un individuo es la manera en que consistentemente se comporta cuando actúa, pues lo que hace, lo comparte con los demás individuos que forman parte del mismo ambiente social y cultural. La consistencia en lo que hace y la idiosincracia son entonces los valores primordiales de esa individualidad.

Hoy en día vemos en nuestros niños y adolescentes como esa individualidad psicológica está siendo amenazada y en muchos casos manipulada cada vez más por la exposición de estos a las redes sociales. Los estándares sociales impuestos por la cultura actual llegan a ser muy altos, juzgando, cuestionando todo aquello que no encaje con lo socialmente tendencia. Entonces “ser uno mismo” puede llegar a ser errado.

Pareciera que la individualidad psicológica se pierde entre estos estándares, los individuos se muestran como un producto a la venta, con muchas virtudes y con pocas o nulas debilidades. Lo virtual muestra lo “ideal” que demanda la sociedad actual, más no necesariamente lo real, la idiosincrasia y la consistencia en los modos de actuar de las personas. Esto nos lleva a plantearnos cuál es el alcance de esta despersonalización de esa individualidad cuestionada.

Para una gran mayoría la imposibilidad de cumplir con esos estándares, desarrollan sentires de culpa a lo interno, actuando como un potente inhibidor de la construcción de sus individualidades, sus proyectos de vidas, y haciendo que, en muchos casos, no se consideren capaces de realizar sus sueños ni merecedores de que sus deseos se cumplan o sean tomados en cuenta en las diversas esferas de su vida (pareja, familiar, laboral).

Es momento de volver a mirar hacia dentro, que cada persona pueda identificar los rasgos positivos que tienen en su carácter tales como las virtudes y fortalezas. Pero sin negar las debilidades, que al fin y al cabo se hacen  presentes en el día a día y que solo pueden ser superadas por esa individualidad psicológica que nos diferencia y nos define como únicos e irrepetibles.

Esto representa una de las claves de la prevención en materia de salud mental, ya que este reconocimiento de la individualidad psicológica actúa como amortiguador contra la enfermedad mental.


KARINA MONSALVE | TW @karinakarinammq IG @psic.ka.monsalve

Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.

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