“Todo líder populista da y otorga hasta favores para recibir lealtad en un momento electoral”
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Por: Marcos Hernández López
Para Gino Germani el populismo era una forma de dominación autoritaria que incorporaba a los excluidos de la política. Fue un fenómeno ligado a la transición de sociedades tradicionales a la modernidad. La “democracia inorgánica”, según Germani, es una forma de entender la democracia como participación política no mediada por instituciones y que puede subordinarse a la adhesión a liderazgos autoritarios.
Ahora bien, en el caso venezolano ya no son tiempos de boom petrolero, la actual crisis económica se conecta con la pobreza incontrolada en nuestro país. Este fenómeno es muy tangible. El país vive una especie de deslave social, desbordada inflación, golpea con mayor intensidad a los sectores más vulnerables y hace que los hogares en condición de pobreza por ingreso se incrementen. Esta situación contrasta con los altos niveles de pobreza que afecta según datos recientes a casi el 95% de las familias venezolanas, al tomar el valor de la canasta alimentaria como referencia para los niveles de pobreza.
Si entrelazamos la pobreza y la política electoral, brota el populismo como figura significada para el presente análisis. Populismo podría resumirse en pocas palabras como: “decirle al pueblo lo que el pueblo quiere escuchar, independientemente de la realidad objetiva”. El populismo requiere del pueblo para construir o fortalecer su poder entendiendo al pueblo como las clases sociales baja o estratos sociales D/E sin privilegios económicos y políticos. Estratégicamente, el gobierno se enfoca en la denuncia constante de sus males que representan las clases sociales privilegiadas.
Los políticos en todos lados hacen muchas promesas con el fin de atraer el voto de los electores. Los que ganan una elección son, por lo general, quienes ofrecieron los beneficios más atractivos en términos de ingreso, empleo, servicios y menos esfuerzo para la población. El populismo electoral cuenta con características nuevas dentro del sistema político venezolano. Por ejemplo, las diversas misiones sociales, los Clap, carnet y bonos de la patria evidentemente son prácticas populistas que buscan el apoyo popular para potenciar a la gestión de Maduro conectado al control social y con una mirada directa a lo electoral.
El populismo bolivariano ha transitado por varios niveles hasta llegar a un neopopulismo tan ineficiente como en sus prácticas iniciales, por ejemplo hasta Maduro en sus pocas y lucidas narrativas públicas la valora e interpela como negativa: “El asistencialismo es una concepción populista burguesa de la política, las misiones tienen que ir a liberar al ser humano, a través de la educación, cultura, el hábitat y las condiciones materiales de vida empoderarlo, darle el poder social, económico, político”, reconoce el error que se ha cometido y que algunas misiones cayeron en manos de la burocracia y la corrupción.
El tema del populismo tiene una significación cuando los gobernantes de turno les quitan la autoridad a las instituciones para “devolverle el poder al pueblo”, como a menudo lo dicen, en la acción están consolidando ese poder para ellos. Lo grave, el concepto de populismo es tan complejo, incluso los especialistas del tema lo han visto como una especie de nacionalismo cuyo rasgo distintivo es la equiparación del país con la gente, pareciendo este último al universo social integrado por las personas. El nacionalismo inducido por el gobierno agota sus esfuerzos en dar la sensación de unión con el pueblo, teniendo como los protagonistas a los excluidos, es decir en nombre de estas personas es que Maduro se erige en su imaginación como el defensor de los intereses nacionales frente a las agresiones que traen implícitas las sanciones económicas del imperio yanqui y sus aliados.
En este momento electoral queda develado que el gobierno central recurre continuamente a la miseria del populismo electoral por su desesperación ante los números que arrojan todas las encuestas nacionales, incluso la pro gobierno. El populismo electoral solo busca influir en las emociones de los votantes chavistas incluso 50% ya no cree en la revolución, el populismo del gobierno de Maduro apunta solo a la captación de votos sin importarle sus efectos primarios y secundarios que puedan causarle al país. En conclusión, el populismo electoral se afianza en el populismo económico.
MARCOS HERNÁNDEZ LÓPEZ | @Hercon44
Sociólogo, docente universitario | PhD Gestión de Procesos | CEO Consultora Estudios de Opinión.