El personalismo

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Por: Gloria Cuenca

Hace unas cuantas décadas, tuve el privilegio y el honor de cursar el doctorado en Ciencias Políticas en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela. Fue un momento extraordinario asistir a las clases en algunas materias con profesores maravillosos. Sin ninguna duda, su ejemplo, conocimiento, sabiduría y grandes dotes pedagógicas contribuyó a que fuera mejor profesora y también mejor persona.

Escuchar en vivo y directo las inolvidables clases de Luis Castro Leyva, Julia Barragán y Graciela Soriano de Garcia Pelayo, forma parte importantísima de mi formación académica y mi desarrollo personal. Graciela Soriano, dictó un seminario sobre el personalismo. Nunca imaginé que me tocaría en el final de mi vida, vivir de manera tan inclemente los efectos de este mal, que parecía tan lejano y distante de nuestra vida cotidiana, entonces.

Aprendimos mucho de esta joven Maestra; apenas la descubrimos, nos contagió su pasión por la historiografía venezolana y las múltiples cuestiones que surgen a partir del conocimiento de nuestra historia hoy. No me quiero extender sobre estos extraordinarios profesores. Volvamos al tema que nos preocupa.

¿Qué es el personalismo? Según el diccionario Clave, es “adhesión a una persona o a las tendencias que representa”; y también nos ofrece un segundo concepto, se trata de la “tendencia a procurarse lo propio, antes que el bien común”. Interesante oír al presidente decir que la oposición no piensa sino en sí misma. ¡Cómo se nota que no se auto observa, tampoco se ve en un espejo!

En realidad, nos encontramos en el reino del personalismo en este momento en Venezuela. Al ser personalista el presidente, y bastantes funcionarios de los que lo rodean, ellos se transformaron en maestros negativos, como dirían los chinos. La imitación de lo malo ocurre. Hay opiniones: solo se copia lo malo, dicen algunos.

Por otra parte, se puede observar, con facilidad, que en el entorno hay impunidad total para quienes delinquen; es una invitación —sutil o abierta―a la mala conducta. Se encuentra que un porcentaje importante de los ciudadanos copia esa conducta delictiva, errada, equivocada. La vida en comunidad o en sociedad requiere de un pensamiento más abierto y humanista.

Se concluye que todos son personalistas; se ve y se sufre a diario. Cada quien demuestra con sus actuaciones que lo único que les interesa es salir bien apertrechado de todas esas aventuras delictivas a las que se ha incorporado. Sin responsabilidad, ni culpa alguna. No importa que no sepan nada, son ignorantes, aceptan los cargos, se hacen con fortunas inenarrables y los demás que se vayan al abismo. Sin mortificarles, ni ocuparse para nada de la patria, la región, la ciudad, la comunidad, el vecindario, el barrio y hasta la familia.

Ese es el resultado del llamado hombre nuevo del que la única noticia que tenemos es que se trata de un multimillonario, corrupto, absolutamente indolente frente al sufrimiento de los demás, sin que le importe más nada que su persona. Ese es el personalismo, que por supuesto tiene vínculos estrechos con el autoritarismo, el caudillismo, el militarismo. Me atrevería a asegurar que todos esos terribles ismos son primos hermanos, a veces uno de ellos logra que aparezca, rápidamente, el otro. Por ejemplo, el militarismo puede ser también personalista, mientras que casi todos los autoritarios son personalistas.

Caudillos, autoritarios, militares y personalistas hay varios en la historia de América Latina, y en Venezuela, por supuesto. Lo que ocurre es que nos habíamos olvidado de lo dañino que resulta para el país y los ciudadanos una vez que empieza la gestión de gobierno con carácter personalista. Interesante para un análisis psicosocial darse cuenta de cómo el pretendido comunismo o socialismo del siglo XXI, que hace alarde de actuar a favor de las personas, de las masas, termina siendo lo contrario: de un egoísmo insólito y pocas veces visto. Personalismo, puro.

Esto parece increíble, pero lo estamos viviendo. ¿La utopía? ¡bien gracias! Creemos que la democracia sigue siendo el mejor régimen, no perfecta, si perfectible (Herrera Campins, dixit).

GLORIA CUENCA | @editorialgloria

Escritora, periodista y profesora titular jubilada de la Universidad Central de Venezuela

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