»¡El muro está abierto!», gritaban los alemanes esa noche. Pocos creían lo que sus ojos veían la noche del jueves 9 de noviembre de 1989 en la ciudad de Berlín, Alemania. El mundo estaba estupefacto e incrédulo y solo algunos tenían la conciencia para comprender el furor y emoción de lo que estaban siendo testigos. Estos hechos, sin saberlo en el momento, fueron el inicio de la reunificación de Alemania.
Innumerables y osadas fueron las ideas de los habitantes de Alemania del Este para poder escapar y sortear el muro de la vergüenza, llamado así por occidente y titulado por el sistema de propaganda comunista como el «Muro de Protección Antifascista» para tratar de optar a una mejor vida en occidente.
El muro estuvo de pie desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989 y uno de los líderes en el proceso de unión y reunificación de Alemania fue Helmut Kohl, hecho que de concretó el 3 de octubre de 1990. Alemania, de esa forma, cerraba un episodio oscuro de su historia que inició con su costosa derrota tras concluir la Segunda Guerra Mundial.
Por esas curiosidades del destino, en ese año de 1990, el mundo celebraba la decimocuarta edición de la Copa Mundial de Fútbol organizada por la Federación Internacional de Fútbol Asociacido (FIFA) y en la que el equipo de Alemania se coronaría como campeón del mundo. Fue la mítica final por segunda vez consecutiva en Roma guiados por Lothar Matthäus contra la Argentina de Diego Armando Maradona.
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Entre los hechos previos a la caída del muro, estuvo la famosa concentración del 4 de noviembre en la histórica Alexanderplatz de Berlín, que albergó apróximadamente un millón de ciudadanos.
Días antes, Hungría y Checoslovaquia empezaron a permitir la escapatoria de ciudadanos de la República Democrática Alemana por sus territorios. Esa noche del jueves 9 de noviembre de 1989, el entonces miembro del partido socialista de la RDA y miembro del politburó, Günter Schabowski, por «errores de la vida» indicó en la rueda de prensa a la pregunta del periodista italiano, Riccardo Ehrman de la cadena de noticias Agenzia Nazionale Stampa Associata (ANSA), que la Ley de Viajes al Extranjero tendría vigencia «inmediata» a partir de esa noche. Realmente en días posteriores se permitiría la salida de ciudadanos de la República Democrática de Alemania, pero no esa noche.
Los periodistas presentes y la audiencia de esa histórica rueda de prensa no podían creer lo que habían escuchado hace segundos. Miles de alemanes al escuchar esas palabras, se agolparon inmediatamente en las afueras del puente de Bornholmer Strasse para cruzar lo más pronto posible al lado oeste. Los militares a cargo de la seguridad de todos los pasos fronterizos se vieron sobrepasados por la multitud y su respuesta fue abrir el paso a la libertad.
El fatídico Muro de Berlín, separó a familiares y amigos por años. Fue un muro físico, pero en realidad tenía la intención de dividir dos formas de pensamiento, dos ideologías. La caída fue el inicio del colapso completo del comunismo. Hoy en día solo quedan vestigios del comunismo, casos puntuales como Corea del Norte, Cuba o Venezuela por citar algunos. Uno de los protagonistas de la caída del Muro de Berlín y del comunismo, fue Mijaíl Gorbachov, quien fue también el último presidente de la disuelta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y gran promotor de la perestroika y glásnost. Como el mismo Gorbachov aconsejaría a un terco y obstinado «camarada», Erich Honecker, quien infructuosamente aún defendía las ruinas del comunismo: «quien no se adapta a su tiempo termina derrotado». También es admirable la contribución de hombres como Juan Pablo II o el líder sindical Lech Walesa desde Polonia y de Ronald Reagan y, por supuesto, muchos actores más, hombres y mujeres, públicos y anónimos que sin lugar a dudas aportaron sus fuerzas e incluso hasta sus vidas.
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Semanas antes del derrumbe del muro, Erich Honecker dimitió ante el fracaso evidente del sistema, lo sustituyó Egon Krenz, su joven heredero político y el último líder comunista de la República Demócratica de Alemania. Presentó su renuncia el 7 de diciembre de ese año 1989 y en esos momentos álgidos de la noche del 9 de noviembre se negó a dar la orden de reprimir a la multitud que anhelaba respirar libertad y unificar de una vez por todas la hermandad alemana separada por aquel penoso muro impuesto en 1961.
En una entrevista reciente realizada por Steve Rosenberg de la BBC de Londres en la ciudad de Moscú, sobre la caída del muro, Gorbachov rememoró lo siguiente: «No podía haber una matanza. No podíamos permitir eso, en un tema de tal magnitud para Alemania, para nosotros, para Europa, para todo el mundo. Por eso decidimos no interferir».
El cambio fue abrupto, ni el mismo Gorbachov y los líderes de ambos lados de occidente y oriente no pensaron que los eventos se suscitarían tan rápido. Gracias al presidente Gorbachov, que realizó un intenso trabajo para promovoer las libertades y la democracia. A pesar de esto, fue, es y será siempre criticado por muchos de sus excompañeros del partido comunista por entregar a la antigua URSS en bandeja de plata a los intereses de occidente y colocar en una débil posición a nivel de seguridad y defensa a la extinta URSS.
De los restos de ese muro, está el famoso Museo del Muro del Checkpoint Charlie en memoria al punto de control más famoso que se encontraba en la calle Friedrichstraße de Berlín. También entre esas curiosidades que tiene la vida y la historia, esa noche del 9 de noviembre de 1989, la futura estadista y líder de Alemania, una desconocida para los medios de comunicación de nombre Angela Merkel se encontraba, como ella relató, con una amiga en un sauna de Berlín del Este.
En palabras de Merkel sobre aquella importante noche declaró: «Realmente no comprendí lo que estaba pasando. Vi a la gente dirigirse hacia el punto de paso. Nunca lo voy a olvidar. Debían ser las 22:30, las 23 o quizás un poco más tarde. Estaba sola pero seguí a la multitud (…) y de repente nos encontramos en el lado oeste de Berlín”.
A 30 años de estos memorables eventos, tuve la oportunidad de conversar con estas notables personalidades: Antonio Sola de España, experto en marketing y campañas políticas, conocido como el «hacedor de presidentes», el profesor Rafael Arraíz Lucca, experto en historia de Venezuela y miembro de número de la Academia Venezolana de la Lengua y con Javier Milei, destacado economista libertario de Argentina.
En este sentido Antonio Sola opina: “De acuerdo a datos históricos y conversaciones de líderes de esa época, podríamos sostener que, en parte, la caída del muro de Berlín fue gracias en un 50 % al Papa Juan Pablo II, 30% a Lech Walesa de Solidaridad, el partido político polaco y el 20% restante a un montón de factores y de líderes restantes del mundo como Ronald Reagan que también participaron en la caída del muro de Berlín. Y es que esto es a lo que me quiero referir 30 años después. Durante el siglo pasado y pese a las desgracias que vivimos en la primera y segunda guerra mundial, lo que es un hecho es que al final del siglo, emergieron una serie de líderes fuertes, carismáticos, con ideas y no ideologías, con valores, energía y determinación para lograr una serie de objetivos que tuvieran que ver con la construcción de un mundo mejor, con la construcción de una hermandad, con una construcción de pueblos sin fronteras en donde el destino común fuera compartido”.
Prosigue Sola: “30 años después tenemos una falta apabullante, tremenda de liderazgos fuertes y carismáticos, que tengan ideas, valores, energía y determinación. Empezando por Estados Unidos con Donald Trump y continuando con líderes de poca monta de otros países y con algunos evidentemente autócratas y dictadores como puede ser el caso de Maduro en Venezuela, un delincuente y narcotráficante, como puede ser también el caso de Ortega en Nicaragua. También de ve esta crisis de liderazgo en las circunstancias de Cuba con los Castro. Por esto debemos seguir trabajando 30 años después de la simbólica caída del muro de Berlín. Estamos mucho mejor que antes, desde luego, pero hoy somos la primera generación capaz de erradicar el hambre, erradicar inequidades, lograr alimentos para todos pero es un tema de voluntad y de liderazgo”. Añade Sola: “Lo que quiero hacer referencia, que nos ha pasado a nuestras comunidades, a nuestras sociedades, para que no hayamos podido engendrar, crear, formar esos líderes que hoy necesitamos. Yo creo que hay que girar nuestros ojos y nuestra cabeza al sistema educativo que ya no sirve para cuidar a nuestros niños y que fue muy útil para esos líderes para poder tumbar el muro de Berlín. La democracia de hace 30 años, ya no es la misma de hoy que ha quedado obsoleta”.
Rafael Arráiz Lucca: “La caída del muro de Berlín se convirtió en un símbolo, es el símbolo de la desaparación del llamado socialismo real. Realmente, el socialismo, la economía socialista fue incapaz de proveer los bienes que la sociedad necesita y la situación se fue haciendo insostible para la Unión Soviética y todos sus países satélites. Creo que en este proceso de debilitamiento de la Unión Soviética, influyó mucho el hecho de que se metieran en una carrera armamentística con los Estados Unidos y en la famosa guerra de las galaxias en la que también entraron con los Estados Unidos, invirtieron enormes cantidades de dinero en eso y descuidaron lo esencial de la sociedad soviética y de sus países satélites. De modo que el muro lo que va es a simbolizar el fracaso de las economías centralizadas que eliminaron la propiedad privada, que la restringieron, que controlaron los medios de producción. Ese experimento económico fracasó y se vino abajo y quedó simbolizado en la caída del muro de Berlín”.
Javier Milei me explicó lo siguiente en relación al triunfo de la libertad versus el comunismo: «El capitalismo se basa en un conjunto de valores sustentados en el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, el esfuerzo, el ahorro, la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, mercados competitivos basados en la libre entrada y salida, la división del trabajo, la cooperación social emanada de intercambios voluntarios y un sistema que sustenta el éxito personal sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad a un mejor precio. Mientras que, por otro lado, bajo la farsa buenista del socialismo se esconden la envidia, el odio, el resentimiento, el trato desigual frente a la ley, el robo y el asesinato, motivo por el cual cada vez que se intentó poner en práctica el sistema socialista, el mismo fue un fracaso en lo económico, en lo social y en lo cultural, al margen de haberse cargado con la vida de más de cien millones de seres humanos».
Y es así como cada 3 de octubre se celebra el Día de la Unidad Alemana donde se rinde respeto al proceso de reunificación que se concretó en 1990 con la firma entre los gobiernos de aquella época de la República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana. Un ejemplo histórico de determinación para la humanidad que busca la libertad.